III

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Evan estaba furioso, le fastidiaba que esta chica no se alejara de él como lo hacía el resto, le fastidiaba que se resistiera a sus intentos por distanciarse. Aunque era verdad que solo habían hablado tres veces, para él ya era demasiado.

No deseaba hablar con ella, ni con nadie. Había aprendido con el tiempo un era mejor así, que era mucho mejor estar solo, después de todo solo te pisotean y luego se van. Todos le habían fallado hasta el momento excepto su madre. Su padre prefirió irse con su amante y con su otro hijo, sus amigos se burlaban de él y lo menospreciaban, su mejor amiga lo cambio por otro y su abuelo querido había muerto. Solo su madre le quedaba, solo ella tenía el privilegio de recibir cariño de su parte, de resto, no volvería a dejar que nadie en el mundo lo lastimase de nuevo, y si para eso tenía que alejarlos a todos, lo haría.

Bianca por otro lado estaba nerviosa, quería compartir tiempo con el chico pero a la vez no. Por un lado lo veía como una forma de conocer las razones por las cuales era como era y las razones por las cuales Clarice le había rogado que no lo dejara solo. Pero por otro lado no quería pasar un segundo más al lado de alguien tan insoportable y grosero como Evan. Definitivamente era un patán.

Bianca rayaba su cuaderno de dibujo, se encontraba sentada en una de las bancas del campus de su universidad, habían pasado unos cuantos días después de la propuesta descarada de Evan. Ellos no habían vuelto a cruzar palabra, aunque las miradas de odio de Evan no pasaban desapercibidas para ella. «¿Cómo se supone que haremos ese proyecto, si ni siquiera se puede razonar con él?» pensó la castaña frustrada.

Notó como alguien se sentaba al otro lado de la banca pero no le prestó atención, estaba muy metida en sus pensamientos como para fijarse en quien se había sentado a su lado.

— Hola.

Una voz masculina suave la hizo salir de sus pensamientos y volver la mirada. Se trataba de un chico de tez blanca, ojos marrones y cabello rubio cenizo, su cabello era alborotado y lleno de ondas. El chico sonrió cuando su mirada chocó con la de él. Algo en él se le hacía familiar.

— Umm... Hola.

La voz de Bianca sonó dudosa, como si no estuviera segura si debía responderle o no.

— Soy Ryan O'Donnell, estoy en tu clase de maquetas.

Entonces la mente de Bianca se aclaró y relajo su cuerpo, ya lo había reconocido.

— Oh, ya sé quién eres, perdona, no te reconocí al principio, soy Bianca, un gusto.

— Bianca - repitió su nombre con encanto - el gusto es mío.

La chica le dedico una pequeña sonrisa, se veía agradable. A comparación de el estúpido de Evan, este chico era amigable.

— Vi que te tocó con Evan...

Empezó a hablar el rubio pero se detuvo sin razón aparente, como si se estuviera arrepintiendo de haber abierto el hocico.

— Mm, si, ¿Qué tiene?

Ryan se quedó en silencio unos segundos tratando de buscar las palabras correctas para decirlo.

— Es que Evan, no es una persona muy... Mm como lo explico... Amigable.

— Ah, eso ya lo sé. He tenido unos cuantos malos encuentros con él.

Le respondió Bianca con una sonrisa.

— Mm si, él es algo difícil de llevar, es una persona caótica y conflictiva.

— ¿A qué te refieres?

EvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora