Realmente no había pasado nada interesante en siete días seguidos, durante los cuales, Louis solo salía de su recámara para comer, y en ocasiones para cenar.
¿Qué si le molestaba? Que va, amaba el ambiente triste, rústico, y débil que despedía cada rincón del castillo. Oh, bien, tal vez no lo amaba, y se alejaba mucho de ser uno de sus escenarios favoritos, pero sin duda, estaba agradecido de la poca atención que aquel chico de ojos verdes y tan lindo cabello rizado le prestaba.
Tampoco era como que podía quejarse, Niall se aseguraba de que todo estuviese en orden, le proporcionaba lo necesario y cada cinco minutos entraba a su puerta para entablar divertidas conversaciones con el castaño.Louis había intentado en una ocasión —sí, tal vez dos— echarle un ojo al ala oeste, pero era un jodido desastre, y sabía que Niall lo había visto intentándolo, pero lo ignoró o no quiso crearle problemas a Louis, por que no dijo ni una palabra al respecto.
También intentó bajar a las cocinas, pero cuando iba saliendo del ala este, el mismísimo Harry bajaba por el lado contrario.
Eso hizo que Louis huyera despavorido, y aunque pudo haber corrido a su recámara, en lugar de eso, se había escondió detrás de una estatua, mientras admiraba aquella figura de tan imponente príncipe.
Lo había visto como bajaba con aquella gracia y porte digna y merecedora de un lugar en la realeza, había visto como es que jugaba con sus anillos a cada paso que daba, y había visto como con su mano peinaba, y acariciaba algunos de sus rizos. Como sus ojos verdes brillaban a la luz de las velas, derritiéndose ante estos.
Había visto ya todo eso, con un extraña admiración —algo normal, Louis estaba viendo a un príncipe—, pero no lo había visto sonreír. En ninguna ocasión.
¿Cómo sería una linda sonrisa en aquel perfecto rostro?—Shh —le chistó alguien por detrás. Louis se sobresaltó, se puso de pie rápidamente y con un brusco movimiento se golpeó la cabeza con la estatua.
—¡Auch! —chilló, llevándose ambas manos a la nuca, comprobando que no hubiese sangre—. ¡¿Qué quieres, Liam?!
El susodicho rió varias veces, arrugando sus ojos y tocando la parte baja de su abdomen, como si Louis hubiese dicho lo más gracioso del mundo. Respiró—. ¿Qué hacías ahí, uh?
El castaño rodó los ojos—. Yo... estaba, uh, ¡la estatua! Sí, estaba... estudiándolas, ¿sabes? El encerrarme en mi recámara es abruptamente aburrido...
—¿Estudiándolas? —inquirió.
—Sí... yo... uh, a esta —señaló el gran Morfeo tras el cual se había ocultado—. Le gusta romper cráneos evidentemente, Morfeo, quien lo diría, yo creí que solo acunaba a las personas.
—Ajá... bueno, ignoraré tu ojo loco, no ha parado de parpadear desde que te encontré aquí, pero no importa —se dio media vuelta —Baja a comer cuando quieras, trae a Morfeo, si deseas.
El castaño lo vio alejándose, mientras suspiraba aliviado, Liam podría haberse dado cuenta de la mentira, pero al menos no había visto a Harry.
Aunque realmente no sabía que era aquello que le preocupaba, no era como que fuese a enamorarse de aquel chico o algo así, por favor, si no lo odiaba era solo por que aún no lo mataba.—§—
Y básicamente todo se mantuvo normal después de eso, hasta que Liam y Niall organizaron su "estúpido" plan para convencer a Harry de que cenara con Louis.
Tal vez no parecía la gran cosa, pero el hacer que Harry hablase con alguien que no se crió en el castillo podría significar un gran avance, para dejar por fin su refugio y conocer el mundo exterior. Y con mucha, mucha suerte, enamorarse.—¡Liam, Liam, Liam, Liam, Liam! —gritó Niall, golpeando la puerta de su amigo.
—¡Voy! ¡Ya voy! —se pudo oír como cruzaba la habitación y abría la puerta con dificultad, solo dejando ver su rostro—. Hola, no puedes pasar.
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Writing Our Story
FanfictionLos cuentos de hadas como siempre los hemos visto, tal vez no son del todo ciertos. ¿No puede acaso un príncipe enamorarse de otro príncipe? ¿Eso es malo? ¿Es eso tan malo? ¿Y si cambiamos la historia? ¿La bella y la bestia? No. El chico y la besti...