Primer salto.

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Volver de las vacaciones era una gran mezcla de sentimientos, como la frustración que retomaba, la tristeza de dejar a sus padres y su pueblo para volver a la rutina la cual la consumía.

La semana había iniciado cargada con nuevas hipótesis y sumando un misterio al listado, esta vez se trataba de un cráneo el cual hallaron cerca del puerto, por su tiempo de descomposición demostraba que llevaba años allí.

De los pocos restos que quedaban los extrajeron para analizarlos, aunque de a poco la rubia perdía la esperanza de poder acercarse a los asesinatos y cada vez aumentaba el peso, por lo que se pasaba llorando en las noches cuando nadie la veía.

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Daba vueltas por la ciudad, hacía tiempo que no le encargaron algún asesinato y las cosas se tornaban aburridas, pero tenía ventaja ya que hasta el día de hoy no podían resolver la cantidad de casos y lo tranquilizaba.

Caminaba por su barrio, donde se crio, en la periferia, un lugar abandonado por las autoridades, donde el alcohol y las drogas son la "esperanza de vida". Se dedicó a observar la jungla, gente que duerme en las calles, perros ladrando, vandalismo, botellas de vidrio de la bebida más barata en el suelo, olor a marihuana, música fuerte, ebrios cantando, jóvenes de temprana edad fumando y prostitución...

Siguió su camino hasta que algo capto su atención, el llanto de una mujer, lo siguió hasta ver por la luz del departamento, subió las escaleras y notó que sufría una escena de violencia.

-¡Por favor! Los niños duermen...- Suplicaba la mujer, la persona que suponía era su marido no se encontraba muy lúcido, todavía se cuestionaba si debía actuar o no, pero la inocente voz de un niño lo puso en alerta.

-Mami, ¿qué pasa?- Hablo el pequeño tras ver como el infeliz lo estaba por golpear, ingreso y sujeto sus manos, lo dejo en el suelo, la mujer grito pero no le dio importancia.

-¿Te gusta lastimar a los débiles? ¿Dime que se siente ahora?- Con su puño apunto en la cabeza y no dejo de hacerlo hasta que sangro.

-No era mi intención...- Dijo el sujeto, se levantó esperando una respuesta, camino al balcón y vio cómo se acercaba a él con un cuchillo el cual esquivo y con su cuchilla la clavo en la espalda a la altura del riñón derecho para luego hacer que se caiga de los cuales no sobrevivió.

La señora se acercó a él, temblando para ver en la vereda el cuerpo del hombre sin vida.

-Si la policía le pregunta, dígale que llego en gran estado de ebriedad y que solo cayo al balcón, la puñalada fue un problema en el bar...-

-Yo...- Dijo la mujer.

-No diga nada, la basura no tiene cura, no aprovechó la oportunidad, porque considere si era necesario matarlo...- Ella salió corriendo para ver a sus otros hijos y el niño le hablo.

-¿Eres un héroe?- Su inocencia provocaba que sintiera más pena.

-Si tú lo crees así lo seré para ti...- Dijo para darle la espalda.

-¿Cómo quién? ¿Wolverine? Usas cuchillos...-

-Como tú quieras llamarme...- respondió –ahora me tengo que ir... Adiós.- se despidió de la criatura y abandono inmediatamente la escena del crimen.

La noche de invierno le provocaba escalofríos, paso cerca del edificio de Kayle y le llamo la atención verla sentada afuera, subió a uno de los techos donde podía apreciarla mejor, se la veía triste y eso le helo la sangre más que el frio nocturno.

Una navaja y una sutura (Talon y Kayle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora