Nereo regresó después de pasar toda la tarde con Amalia.
Seguía pensando en la hermosa sonrisa que tenía la pequeña y sobre todo, en la bellísima risa que tenía. Era un sonido tan... Indescriptible.
En el momento, Nereo no podía encontrar una palabra adecuada, más adelante la encontraría en un libro olvidado en la gigantesca biblioteca de la casa de Amalia: Etéreo. Esa era la palabra perfecta.
De repente, se dio cuenta de que le faltaban menos de un kilómetro para llegar a su casa, así que se apresuró. Ya iba tarde para la cena.
Divisó la gran casa donde vivía. Quizá si Nereo le hubiera dicho a Amalia que su apellido era de Glarem, tan sólo hubiera sonreído y hubiera dicho que su apellido era más lindo que el de ella. El cual era Aubriot. El apellido de Amalia era francés, igual que su padre, e incluso ella. Quien a pesar de haber vivido toda su vida en España había nacido en París. Exactamente en el mismo hospital que su padre antes que ella.
De Glarem era el apellido de la familia que gobernaba desde hacía algún tiempo. El abuelo de Nereo, Leander, había sido escogido mediante un sistema democrático. Posterior a eso, heredó el gobierno a su hijo. Él creyó que era la mejor opción, el pueblo estuvo de acuerdo y al parecer funcionaba. Pero la mayoría de los imperios así funcionan al principio.
Cuando llegó, su madre, llamada Marina, comía un puñado de pequeñas frutas moradas, que crecían en algunos arrecifes.
—Ya cenamos pequeño, pero queda un poco de la cena —dijo la señora con dulzura. La madre de Nereo era la responsable de sus cabello, ojos y cola color violeta, también de que fuera zurdo y que tuviera aquella habilidad que facilitaría su vida algunos años después. Sin embargo, el aún no sabía que la poseía.
—En realidad, no tengo hambre —contestó.
Marina asintió y continuó comiendo las frutas. Entonces, Nereo escuchó a su padre acercarse.
—¿Dónde estabas durante la cena? —dijo Italo, el padre de Nereo.
—Yo... Me distraje —mintió. Probablemente si le dijera a su madre que se había vuelvo amigo de una pequeña niña humana, le hubiera pedido que le contara de ella. Pero su padre, su padre era diferente.
—¿Dónde estabas? —su todo de voz había aumentado. Ahora se escuchaba algo alterado.
—Fui a nadar un rato, nada importante, sólo me distraje un poco —ahora, su tono de voz sonaba bajo y aterrado. Maldición, su padre se daría cuenta de que mentía.
—Bien, no vuelvas a llegar tan tarde.
Nereo temblaba, normalmente cuando su padre empezaba a subir la voz las cosas no terminaban bien. Entonces, aprovechó la oportunidad de huir y se encerró en la recámara.
Ya estando allí recordó el maravilloso día que había pasado con Amalia. Ella era muy tierna, ahí se sintió mal por haberse ocultado por tanto tiempo. Ella no era peligrosa como la mayoría de los humanos, ella era única. También se dio cuenta de que debía ser más cuidadoso, si su padre se enteraba podría hacer que jamás volviera a verla. Y en ese momento, era lo último que quería.
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Diferencias entre la tierra y el mar #PGP2017
FantasyAmalia: Extroversión e inseguridad. Nereo: Introversión y timidez. Sin embargo, estas no son las diferencias más grandes entre estos dos chicos. Quizá la más significativa es que Amalia no puede respirar bajo el agua. ¿Quién diría que dos chicos...