Acertado.

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  -- Pequeña Ruby, tenemos que hablar. . . --  Tan pronto la mayor pronunció aquellas palabras entró a su habitación jalando a la menor hacia ella con apuro, cerrando la puerta detrás de esta de golpe. No quería que su conversación fuera escuchada por medio monte, aunque, bien se sabía que el lugar no era tan transitado por esas fechas, más vale prevenir que lamentar. 

Ya a solas, la rubia soltó un suspiro de alivio, dio un par de pasos hasta llegar a una pequeña mesita al centro de la habitación, con una tetera y tres tazas sobre esta, las vajillas de color negro con grabados de bamboo minimalistas sobre estas. La oji morada tomó asiento para así empezar a servir el té dentro de cada taza, al finalizar dio una leve indicación con su diestra a la pelinegra para que se uniese a ella a la mesa. 

La pelinegra hizo caso omiso, acompañándole a la rubia, siguiendo con la mirada a esta, curiosa de sus acciones, no pasó mucho hasta que esta se atrevió a hablar. -- Yang, ¿Qué está pasando? -- Preguntó inocentemente la menor, para esta, a veces le era muy difícil entender a la rubia, sus cambios de humor, sus horarios, todo en sí, pero aún así le apreciaba bastante, le consideraba como la hermana que jamás tuvo, por que en realidad, Yang y Ruby no eran hermanas biológicas, sino con una gran historia de por medio. 

Antes de pronunciar palabra alguna, la rubia le acercó una taza a Ruby con té verde con una sonrisa en su rostro, invitándole a beber, de inmediato la menor le correspondió el gesto, sonriendo de vuelta en lo que tomaba la taza con ambas manos, embriagándose con el olor del té que este llegaba a dar, té verde, su favorito. 

-- Ruby, ¿Te has dado cuenta de una peculiar albina que últimamente ha estado visitando el templo? -- La mencionada asintió un par de veces antes de dar un sorbo a su bebida, atenta a las palabras de la ajena. -- Yang, déjame decirte que sé que tienes cierta inclinación hacia las mujeres, pero, ¿Qué tiene que ver ella con lo del señor Akashi? -- Ruby rió levemente, lanzándole una mirada pícara  a la mayor, la rubia sintió su rostro arder y con eso, golpeó la pequeña mesa con su palma, haciendo vibrar las vajillas. -- ¡Ruby! ¡No me refería a eso! -- La mencionada soltó una carcajada, al menos el tenso ambiente se había disipado y se había tornado a uno más amigable. -- Tsk, aún eres toda una niña, Rubes. -- Rió la mayor para después dar un sorbo a su té, ahora más animada, al finalizar se aclaró la garganta para seguir hablando, llamando la atención de su contraria. -- Lo que te quería decir, Rubes, es que esa misma chica es una Itako* principiante, ella ha estado viniendo aquí para ayudarme a saber en qué deparará este monte, y con eso otras cuestiones de mayores. -- 

"Mayores", la pequeña Ruby detestaba aquella palabra, le hacía sentir menos, sin embargo, no le quedaba otra más que aceptar que aún habían cosas que ella no llegaría a entender en ese momento. -- Oh. -- Llegó a decir en un susurro. -- ¿Y puede predecir cuándo es que tendrás pareja? -- La mayor se golpeó la frente con su palma, dejando una gran marca roja sobre esta. 

-- No, no puede, creo yo. -- Aclaró, pasando una mano por su cabello rubio. -- De todas formas, lo que quiero decir, es que, como ella es todavía considerada como una principiante, sus poderes aún no están desarrollados del todo, hasta después de su ceremonia, por mi parte, algunas predicciones no las creía ciertas, hasta que lo del señor Akashi se cumplió, sin embargo, aún tengo mis dudas respecto a ella. -- Frunció levemente el ceño. -- Rubes, aún tengo cosas que aclararte, todo lo que hago es por el bien del templo, por el bien de ambas, tu madre lo hubiese querido así. -- Suspiró bajando un poco su mirada hacia su taza, sintiendo que probablemente esté yendo un poco lejos con el tema principal de la conversación.

La pequeña asintió con firmeza, haciendo que la contraria sonriera en el acto, un sonoro y suave "Gracias" se logró escuchar  salir de los labios de la mayor. 

-- Entonces, ¿Qué otras cosas ha predecido la Itako? -- Esa pregunta hizo que a la rubia le diera un escalofrío, de alguna manera, se notaba nerviosa, y un tanto distraída.

-- Pues. . . Uhm . . . Me ha dicho que las ventas y visitas aumentarán, al igual que el ingreso que el pueblo da al lugar y todo irá bien. -- Sí, la joven dragona en parte estaba mintiendo, la mayor parte de lo que dijo eran simples palabras al aire oara matar la curiosidad de la ajena, pero, sus acciones y tono de voz le delataban.

-- Mientes. -- Frunció levemente el ceño la pelinegra, creando un puchero en el acto, claro que conocía a su hermana después de tanto tiempo juntas.

-- Bueno yo. . . Err. . . -- La dragona se limitó a rascarse la nuca, poniéndose más nerviosa en el momento, ¡Diablos! ¡Ruby sí que era buena! -- ¿Galletas? -- Se levantó rápidamente en busca del alimento sin embargo, justo cuando había logrado ponerlas sobre un platito, la puerta se abrió.

-- No está mintiendo, niña. -- Ruby y Yang, con sorpresa, voltearon a ver de qué o quién se trataba. Una joven peliblanca en yukata/kimono blanco se encontraba observando el basto lugar con cierto desinterés. Por el lado de Ruby ella se encontraba boquiabierta, absorta en la belleza de la que ahora consideraba como "princesa", y bueno, Yang estaba más que aliviada con la repentina aparición.

-- Bienvenida, Weiss Schnee, justo estaba preparando las galletas para tu llegada. -- Rió levemente la rubia en lo que la mencionada le miraba con cierto desagrado.

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Una itako es una vidente o chamán ciega originaria del norte de Japón.

En el entrenamiento para la iniciación, la itako debe vestir un kimono blanco cien días antes de la ceremonia. 

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| | POR FIN, DESPUÉS DE TANTOS DÍAS, ME LLEGÓ LA INSPIRACIÓN. <\3

Disculpen la demora, ya iniciaron clases y traigo la mente ocupada en eso. ; ;

¡De todas formas aquí está! ¡Espero y lo hayan disfrutado! ♡ ♡ ♡

Hasta la próxima. ♡ ♡

Me enamoré de un dragón.  [ Bumbleby fanfic ] [R W B Y]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora