Capitulo 4

17 1 0
                                    

Entró en la habitación con unas ganas grandes de llorar, no entiendo porque, mecha gente se rompe la pierna y sigue viva, simplemente no lo entiendo.

-Hola señorita Valeria ¿está lista para esto?
-Nadie está listo
-Eso es cierto. Suelta una pequeña risa. Necesitamos que firmes este contrato para saber que autorizas el proceso
-Claro. Me da el contrato
-Recuerde que esta operación puede traer ciertos casos y uno de ellos ya sabe cuál es
-Si, pero quiero hacerlo. Digo con seguridad
-Está bien. Me da un bolígrafo

Firmo el contrato con toda la seguridad del mundo, no entiendo porque, solo lo hago.
A pasado un rato y me ponen el sedante. Y quedó dormida.
Despierto, estoy en mi habitación, en la del hospital claro, pero, no siento mis piernas, seguramente se la han quedado dormidas. Observo de un lado al otro y hay una enfermera afuera, está hablando con Jason, el se ve preocupado, me pregunto de qué estarán hablando. El voltea y me ve despierta, entra en la habitación.

-Hola princesa, ¿qué tal todo?
-Pues bien, creo
-Vez como no te pasó nada
-No, simplemente se me durmieron las piernas

Se me queda viendo con cara de preocupación, y de tristeza, su cara refleja que está teniendo sentimientos encontrados, pero ¿porque? Puede que mis piernas no sólo estén dormidas, y eso es lo que me preocupa.

-¿Qué dices si te cargo?
-Claro, pero ¿ya me puedo ir?
-Claro que si, la enfermera solo estaba esperando a que te despertaras, le diré que te ayude a cambiarte. Sale de la habitación y se sienta.

La enfermera entra, y toma mi ropa, ella es la que me cambia, yo solo me puedo consentirse en Jason, tiene los ojos llorosos, pero ¿que pudo haber pasado ahí adentro? La enfermera sale de la habitación, y entra de nuevo Jason.

-Vámonos princesa
-¿porque tienes los ojos llorosos?
-Es que me entró una basura en los ojos. Le sigo el juego, me subo en sus hombros.

Llegamos a la sala de espera y ahí está mi peor miedo, a lo que más temía, una silla de ruedas, lo sabía, algo había pasado como para que el se pusiera así.

-Val, ¿estás bien?
-Claro que estoy bien. Digo. Simplemente tengo que estar en una silla de ruedas el resto de mi vida, solo eso, eso es lo que me pasa. Digo exaltada
-Cálmate Val, no es tan malo de verdad
-Ya se me hacía raro que aún no pasara el efecto del suero, pero es porque estoy paralítica ¿cierto?. Se me sueltan las lágrimas, simplemente no las puedo contener y salen de mi, tengo los ojos húmedos.
-Valeria, sabíamos que habría consecuencias, pero por favor tranquilízate.
-Bájame, se que puedo caminar. Digo
-Pero Val
-BÁJAME. Grito, y no me importa que esté en un hospital, solo grito, y se escuchan mis sollozos de tanto silencio qué hay en la sala, solo quiero saber que aún puedo caminar.

Me baja, intento levantarme pero no puedo, simplemente no puedo, mis piernas, no las siento, no puedo caminar, simplemente, no puedo caminar.
Me levanta y me sube a la silla, me sube a mi peor pesadilla. No puedo decir nada, sólo puedo llorar, mis sollozos son los únicos que hablan por mi en este momento, lo únicos que se escuchan, y así estoy hasta llegar a casa, me acuerdo, con este dulce agrio en la boca, luego lo paso, y se me queda atascado en la garganta, no me deja vivir. Solo puedo dormir.

Más allá de tus defectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora