Jugando al escondite

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  • Dedicado a Pauu Gonzalez
                                    

Pienso en mi padre que estará viéndome en casa frente a una pantalla, ni una sola de las noches desde que llegue aquí he dejado de desearle buenas noches, lo digo en voz alta como si el pudiera escucharme solo para reconfortarme… luego pienso en Finnick como si no fuera suficiente que haya vivido sus propios juegos ahora tiene que verme a mí en la arena, está decidido a sacarme viva, conozco las probabilidades que son escasas, y me preocupa lo que tenga que hacer Finnick para lograr su objetivo, todo aquí cuesta, y estoy segura de Finnick no pagara con dinero mis patrocinios, y eso me duele más.

El contador me sigue regalando escasos segundos de consciencia, observo a mi alrededor y veo a los demás tributos posicionados a la redonda de la Cornucopia que se alza enfrente de mí, esta rebosante de todo tipo de armas y objetos de supervivencia y cerca a unos cuantos metros de nosotros hay otras cosas que podría coger, una mochila, que probablemente tenga algo útil, pero Finnick dijo que no lo hiciera, que no me detuviera por nada.

Entonces veo la arena, estamos en medio de un crucero donde se unen al menos seis avenidas lo que tenemos alrededor son edificios, altas edificaciones como las del capitolio solo que estas son grises y tienen el tono lúgubre de algo que ha estado abandonado por años, con ventanas rotas y pedazos de rocas que ya se han desboronado, incluso algunas edificaciones están siendo invadidas por hierba que los envuelve, hay ramas de árboles que salen por en medio de ellos.

Los números del contador se van acabando y entonces suena el gong. Veo a la mayoría de los tributos correr hacia la cornucopia, yo me bajo de un salto de mi plataforma y me giro hacia atrás y me echó a correr por la avenida que estaba a mis espaldas al salir, vuelvo la mirada y observo a los tributos pelear, busco a Percy pero no logro identificarlo.

Acelero el paso cuando veo que uno de los tributos comienza a perseguirme, ha conseguido un cuchillo, y es más veloz que yo.

Corro más deprisa, de pronto me doy cuenta de que ya nadie me sigue, y por el rabillo del ojo veo al tributo que me seguía tirado en el asfalto.

Trato de buscar algún callejón porque esta calle es demasiado ancha y apuesto a que alguien puede verme aun desde la cornucopia, me giro en la primera callejuela que encuentro, está muy oscuro aquí, estoy en medio de dos edificios altísimos, veo pasar por la avenida que acabo de dejar a alguien correr, así que continuo moviéndome hasta que encuentro otra avenida, y vuelvo a dar vuelta, me muevo entre más calles en zigzags siempre hacia a la derecha, estoy buscando algún lugar donde pueda esconderme, pero todo son edificios y mas edificios, estoy sofocándome, y tengo que parar.

No llevo mucho tiempo corriendo y ya estoy exhausta, eso me recuerda que debo de acercarme al lugar donde hayan puesto el agua, y observo y observo, tratando de pensar donde pueden haber puesto el agua, presiento que no quieren que duren mucho estos juegos, claro que no, el presidente debió de haberlo pedido expresamente así.

Volteo a ambos lados de la calle, no veo tributos cerca, nadie me sigue. Decido entrar a uno de los edificios. Escojo uno muy alto, mi plan es subir hasta la azotea para poder ver el tamaño de la arena y deducir donde podría estar el agua, así planear lo que hare, y donde dormiré.

El edificio tiene una puerta de cristal, la empujo y hace un ligero rechinido, el piso está cubierto de loseta, recubierto por capas y capas de polvo, no hay muebles alrededor, enfrente hay un ascensor que no pienso utilizar, no creo que sirva, pero a su lado veo unas escaleras, y comienzo a subirlas. ¿Dónde estará Percy? Petra le habrá dado las mismas instrucciones que Finn me dio a mí, o habrá entrado al baño de sangre de la cornucopia, ¿estará aún vivo? Los cañones que no tardan en sonar me dirán cuantos han muerto, y por la noche proyectaran la imagen de los caídos en el cielo, solo hasta entonces sabré si Percy sigue en el juego.

A cada piso que subo me encuentro con largos corredores que conducen a varias habitaciones todas a puertas cerradas, todos los pisos son iguales, y comienzo a creer que esto no tiene final cuando por fin veo unas escaleras metálicas y la puerta que debe conducir a la azotea.

La abro y la puerta que también es metálica, hace un ruido que produce eco cuando la cierro tras de mí, espero que los demás tributos estén muy ocupados y no me hayan escuchado.

El viento me golpea enseguida la cara, estoy muy por encima y logro ver la arena. Es una ciudad rodeada en su totalidad de montañas, hay pequeñas partes desprovistas de edificios dónde hay mucha vegetación, deben ser pequeños parques que se han desbordado. Ya encontré el agua, hay una bomba como a unos 20 metros del centro de la ciudad donde está la Cornucopia, sé que es de agua porque el líquido escurre por la esfera y gotea hacia abajo, bueno ahí está el agua pero no creo ser la única que lo ha descubierto, los otros tributos estarán por esa zona. Seguro que los profesionales se adueñaran de ella tarde o temprano, eso es lo que visto por televisión que pasa en otros años.

Se supone que somos aliados, pero no sé si aún me consideren después de la puntuación, Finnick no volvió a mencionarme nada sobre una alianza, y creo que fue más que forzada, no me puedo arriesgar.

Mis pensamientos son interrumpidos por el sonido de los cañones, comienzo a contarlos, uno… dos… cuento diez, han muerto diez tributos quedamos catorce. El baño de sangre ha terminado, eso significa que los tributos sobrevivientes comenzaran a esparcirse en la arena, y que tengo que buscar un escondite

Vuelvo al interior edificio y me siento un momento en las escaleras metálicas que conducen a la azotea, ¿Cuánto tiempo ha pasado? me siento sedienta.

No me puedo quedar sentada esperando que Finnick me alimente, no llegara nada el primer día, no llegara nada si no ven que soy una prometedora vencedora, tengo que darles alguna prueba de que lo valgo, y ayudar así a Finnick.

Comienzo a idear la forma de acercarme primeramente a la bomba de agua, y luego tengo que encontrar algo de comida, no sé de dónde voy a sacarla en esta ciudad en ruinas, no creo que haya animales aquí, y de haberlos tampoco se cazar, podría pescar, pero no hay arroyos. Pero tampoco creo que la única fuente de comida sean las provisiones de la Cornucopia, debo de pensar.

Paso tanto tiempo escrutando mi cerebro para crear un plan, que solo el frio que se filtra por la rendija de la puerta de la azotea me hace darme cuenta que ha pasado un tiempo considerable y ha comenzado a anochecer.

Estoy por bajar de nuevo cuando escucho el Himno de Panem para el recuento de las bajas, salgo otra vez al frio de la azotea, y veo el escudo del Capitolio que aparece en el cielo proyectado por halos de luz. Enseguida pasan las fotografías de los tributos caídos y el distrito al que pertenecen, rezo por no ver el rostro de Percy en el cielo.

La primera fotografía en aparecer es la de la chica del Distrito 3, el chico sobrevivió pero ella no, lo que quiere decir que el Distrito 1 y 2 están intactos como era de suponer, luego casi dejo salir un grito de alegría y alivio cuando pasan la foto del chico del Distrito 5, han saltado nuestro Distrito porque ninguno de los dos hemos muerto, pero no estoy feliz tampoco, estos chicos solo se han ido antes que el resto de nosotros, yo pude ser alguno de ellos, desafortunadamente los dos tributos del 6 están muertos, el chico que me pareció muy feroz y fuerte del 8 también lo está, la lista continua con las chicas del 9 y del 10, el hombre del 11, y los dos del Distrito 12. El cielo vuelve a su oscuridad natural.

Bajo a los pisos donde estaban los corredores con puertas cerradas y comienzo a probar cuál de las puertas cede, me quedare hoy en uno de estos cuartos, esperando encontrar algo útil dentro.

No todas las puertas abren otras chasquean pero no se mueven, finalmente una lo hace, entro con cautela al silencioso recinto, es una sola habitación y al fondo hay una puerta pequeña, solo hay unos sillones rotos como si algo los hubiera desgarrado, cierro y cruzo hasta la pequeña puerta y para mi suerte, si, es un cuarto de baño aunque está lleno de sarro, muy ilusamente me atrevo a abrir los grifos esperando que gotee aunque sea un poco de agua, pero estas cañerías están secas.

Cierro la puerta del baño también y me quedo dentro, me siento bajo la regadera, me abrazo pero no porque tenga frio, si no por lo lúgubre del lugar, tan desprovisto de vida, nada parecido a casa.

Me dan ganas de llorar, pero hay cámaras por todas partes grabando cada comento desde que inicio esto, incluso aquí en este baño debe haber una y no quiero que Finnick me vea llorar, me pidió que fuera valiente, y eso hare. Al menos por ahora me siento a salvo, aunque me angustia la idea de morir deshidratada, además que ya comienzo a sentir el estómago vacío.

Pasan horas y horas, y no consigo dormir. Me encuentro cabeceando varias veces, y parece que hay momentos en los que me quedo dormida por largo tiempo, y luego al contrario mis ojos se rehúsan a cerrarse.

Me despierto de pronto cuando escucho un grito de una niña, no muy lejos de aquí, incluso podría jurar que fue en este mismo edificio, aunque es difícil saberlo porque cualquier sonido produce eco.

Me da miedo abrir la puerta del baño y salir para tratar de escuchar exactamente donde está, pero lo hago, porque si es cerca tendré que esconderme en otro lado.

Escucho más gritos y ya no tengo dudas de que hay al menos dos tributos peleando en este edificio, me pongo detrás de uno de los sillones, y me entra el pánico nada mas de pensar que la puerta pueda abrirse.

Escucho un cañonazo, otro tributo ha caído, y luego también escucho fuertes pisadas en el pasillo, me tapo la boca para no emitir ningún sonido que me delate, pero de todas formas la puerta de la habitación se abre.

La persona se queda en el umbral, lo que a mi parece un minuto eterno, y luego cierra de nuevo de un portazo, y escucho sus pisadas seguir a lo largo del pasillo.

Me siento como una niña jugando al escondite, solo que esta vez mi vida depende de ser encontrada o no. No me muevo de mi lugar, trato de agudizar lo mas que puedo mis oídos, por si regresa, agradezco que estén estos sillones aquí, están viejos y tienen los clavos salidos pero por esta vez me han librado de una.

Mientras espero que el tributo se aleje, me pongo a sacar los clavos de la parte trasera del sillón nada más por puros nervios, la madera esta vencida y se sueltan con facilidad, y entonces se me ocurre una grandiosa idea, y trato de obtener todos los clavos que pueda de estos muebles, me pongo de pie y me muevo hacia el otro sillón y hago lo mismo, los clavos están doblados y unos incluso se rompen pero me servirán, los guardo en los bolsillos del chaleco que llevo por dentro, pienso que incluso la tela aunque está rota también podría servirme.

Estoy tan entusiasmada en desfundar los sillones que he dejado de escuchar, por lo que la puerta se abre de nuevo y no me da oportunidad de esconderme siquiera.

Es el tributo del 10, el enlazador de ganado, que me sonríe de una forma siniestra.

-Con que eres tu Cresta- dice balanceando un cuchillo largo que sujeta con el brazo izquierdo- me estaba preguntando donde estarían tú y tu compañero, pensé que estaban en alianza con los del 1 y 2, me extraño no verlos en ese grupito.

No soy capaz de decir nada.

-Qué lugar tan acogedor- dice viendo hacia todos lados mientras camina lentamente hacia mí.

Lo más inteligente que se me ocurre hacer es empujar el sillón para interponerlo entre él y yo, pero solo sirve para provocarlo, corro al baño y cierro la puerta que no tiene seguro. El baño no tiene más que una pequeña ventana de ventilación, estoy muerta.

El tributo del 10 abre la puerta de una patada, y parece que disfruta verme acorralada pues comienza a reírse. Pero su sonrisa se borra cuando escuchamos la tierra rugir, y el piso comienza a vibrar de una forma poco usual, los edificios crujen, y todo se mueve en círculos, es un terremoto.

Annie Cresta: Ganó porque ella era la mejor nadadora...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora