Al día siguiente - Oficina de Lauren
Verónica entraba a la oficina que estaba junto a la de ella para tratar de calmar a su amiga. Había pasado media hora tratando de concentrarse en su trabajo sin prestarle atención a los gritos de Lauren, pero hubo un momento que ya no los pudo aguantar y se levantó de su silla para ir a intervenir.
- ¡QUE SEA LA ULTIMA VEZ QUE ESTO PASA! - Enfrente de la ojiverde habían unos siete empleados alineados con la cabeza agachada mientras Lauren caminaba delante de ellos. Verónica entro y apoyándose en el escritorio de la chica se decidió a mirar, le encantaba cuando Lauren perdía sus cabales. - NO LO VOY A PERMITIR - la ojiverde caminó hasta el escritorio y agarró un montón de papeles - Estos son sus currículums - agarró uno al azar y lo leyó
- Secretaria ejecutiva durante tres años en Waterhouse Coper, manejo de tres idiomas, bla, bla, bla - lo tiró al piso y agarró otro - Licenciado en manager de negocios con un doctorado en Yale, etc. Etc. - agarró todos los papeles y los cortó por el medio para después hacer una lluvia de papel con los mismos
- ¿TODO PARA QUE? ....ALGUNO CONTESTE... ¿Para qué Dinah? - ordenó parándose enfrente de su secretaria privada.
La mujer subió la cabeza y buscó ayuda en Verónica, se dio cuenta que no la iba a encontrar cuando la vio la sonrisa malévola en el rostro de la chica
- Señorita Juaregui... lo sentimos mu...-
- La respuesta es... - volvía a su normal tranquilidad - Todo para que cuando su jefa se quiera tomar una aspirina y vaya a buscar agua para hacerlo y el dispensador esté vacío - contó el final de la cuestión
- No es mi cul... - uno de los chicos quiso hablar pero la mirada de Lauren se lo comió - Retírense - les dijo dándose vueltas hacia su escritorio.
Ninguno de los empleados dudo un segundo en seguir la orden -¡OYE TU! - Verónica frenó a su propia secretaria, poco le importó que había caído en el reto de su socia - Michele...-
- Es Marcel - la corrigió la chica
Verónica giró los ojos - Michele ¿Qué te dije de la falda? - le preguntó haciendo que la joven mirara su vestimenta.
La chica se la desprendió y la subió unos cinco dedos por arriba de la rodilla
- ¿Así está bien? - preguntó ruborizada. - Camina hasta la puerta como te dije y después lo charlamos en mi oficina - le dijo la latina despidiéndola. La mujer hizo caso y salió agitando bien su trasero como le había enseñado Verónica.
- No tienes remedio Verónica - la reprendió Lauren.
Verónica esperó a que todos los empleados salieran para mirar a su amiga que ya estaba sentada en su trono y con una lapicera firmaba papeles - Oye Lo, no es que me moleste, porque tú sabes que cuando se trata de torturar gente, a mí me encanta, Pero ¿Qué demonios pasa contigo hoy? Nunca en mi vida te había visto perder los cabales tantas veces en un mismo día - agregó.
La ojiverde soltó la lapicera bruscamente para después agarrarse la cabeza y apoyar sus codos en el escritorio - Dime que tú estás tan preocupada como yo Vero. Son las seis de la tarde y aún no sabemos nada - soltó de repente.
La latina suspiró y caminó hasta el sillón que Lauren tenía en su oficina - ¿Por la rarita? Por supuesto que sí - le aseguró una vez sentada - Pero Lauren no podemos...-
La ojiverde salió de su posición y se paró nerviosa para caminar por su amplia oficina - No me digas nada Vero, ¿cómo carajo se nos ocurrió dejarla ahí?
-Tendríamos que haber hecho algo. No apareció en toda la noche - le dijo
- Te vi durmiendo en su cama esta mañana cuando me levanté - Parte era verdad y parte era mentira, era verdad que Verónica había visto a Lauren durmiendo en el sofá cama de Camila, pero lo había hecho cuando se levantó por quinta vez a ver si Camila había llegado.