Pocos días después - A metros de distancia del estudio de tatuajes de Camila
- ¿PUEDES APURARTE OJIVERDE CUL... - la bebé en sus brazos la detuvo
- COLA GRANDE JUAREGAY? - Verónica había sido la primera en abandonar su lindo auto para ir a la tienda de tatuajes. Sacó a su sobrina del coche de seguridad del asiento de atrás y empezó a caminar pero se tuvo que volver cuando fue a decirle un comentario gracioso a su socia acerca de las horrendas calzas que estaba usando una mujer que justo cruzaba la calle enfrente de ella y se dio cuenta que caminaba sola. Caminó con furia y con Alex tambaleándose en sus brazos hasta el auto nuevamente, para encontrarse con Lauren revisándose en el espejo por decimonovena vez en lo que iba del pequeño trayecto que habían recorrido desde la oficina hasta la tienda de tatuajes.
- Dame un segundo - pidió Lauren sacando el maquillaje de su bolso para darse un retoque.
Verónica suspiró y apoyó su frente en la ventanilla de Lauren para luego besar la cabeza de Alex. La pequeña chupaba ansiosa su sonajero sin importarle cuanto se demoraba su madre.
Verónica pensaba quedarse calma y tener paciencia hasta que vio cómo su socia sacaba el peine de su bolso - Lauren... Por el amor de Dios.... Por vigésima vez, te ves todo lo hermosa que alguien tan cul... de cola grande como tú puede verse. La rarita va a estar babeando por ti aunque uses una bolsa de papas y te maquilles como una pu... como una mujer de la calle, que por cierto es lo que pareces ahora... - de un manotazo le sacó el rímel de las manos a su amiga
- ¡OYE! - A Lauren no le gustó para nada - Verónica Iglesias devuélveme eso ya mismo - Nadie le sacaba nada de las manos a Lauren Juaregui. Bueno eso era antes, porque ahora estaba segura de que si tuviera el libro de todas las respuestas de la vida en sus manos y alguna de sus tres hijas o Camila se lo sacara de un manotazo a ella no le importaría. La risa de Alex hizo que su ceño fruncido desapareciera en menos de dos milésimas de segundos. La risa del bebé era tan hermosa como la pequeña de piel clarita como la de ella pero con el mismo pelo y ojos que Camila.
Verónica no hizo más que reírse mientras miraba la falsa amenaza de su amiga - Por Dios Lau, desde que eres madre y estás enamorada de la portadora del terrible martillo has perdido toda tu maldad - La latina se reía pero en realidad estaba muy orgullosa de su amiga. Verónica alzó a Alex para enfrentarla - ¿No es cierto pequeña culoncita? ¿No es cierto que desde que tu mamá está loquita por el rarón de tu otra mamá está hecha una blandita? - la voz de la latina era lo más ridículo del mundo y ni hablar de la cara de babosa que ponía Verónica cuando Alex le soltaba un millón de balbuceos por segundo.
Lauren solo giró los ojos y volvió a recuperar de un manotazo lo que le habían sacado aprovechando que su hija mantenía distraída a su socia - Mira quién habla, señorita tengo que salir corriendo de una reunión de negocios porque Lucy quiere un picnic improvisado en el parque o empiecen la fiesta sin mí porque mi hija quiere que cocinemos juntas - era el turno de Lauren de reír y de Verónica de girar los ojos.
Si había una competencia de dominadas claramente Lauren y Verónica eran ganadoras.
- Como sea - le restó importancia y volvió a posicionar a su sobrina sobre sus caderas - ¿Nos podemos ir ya? Quiero ver a mis otras sobrinas - sentenció apoyándose en el auto y dándole la espalda a Lauren
- Dime como me veo. Y dime la verdad porque necesito que Camila me vea y se me tire encima, asique respira y dime que me veo deseable - nuevamente se miraba en el espejo al mismo tiempo que se acomodaba el cabello para después acomodarse el escote de su ajustado vestido azul marino.
Verónica suspiró y miró a su sobrina que la estaba mirando a ella como diciendo "no me dejes en las manos de esta loca". Un nuevo suspiro de la latina le dio el impulso que necesitaba para caminar hasta el lado del conductor y abrir la puerta para sentarse.
