CAPITULO I.I - Nuevo Mundo, Nueva Vida

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Dos semanas antes.

Un grupo de cinco supervivientes camina por un sendero en medio del bosque, el camino comunica a Manzanares con Pensilvania, dos pequeños pueblos del Andes Colombiano, ellos dirigiéndose a este ultimo, como siempre esperando lo mejor, lograr encontrar suministros, un lugar calido y con techo para pasar la noche, pero lo mas importante de todo, no encontrarse con algún grupo de "chasqueadores".

Yendo el grupo en dirección a su próximo destino uno dice de ellos dice a otro:

-Roberto, ¿escuchaste eso?

-Si, ¡todos a un lado del camino entre la vegetación, cabeza abajo y sin hacer ruido! -Dijo este último con voz dominante, pero reservando el volumen para no alertar lo que ya habían escuchado.

Así entonces el grupo de cinco personas se esconden a un lado del sendero a esperar tener el camino despejado y volver a su travesía. Estaban acostados en el suelo bajo la vegetación de tal forma que pudieran ver lo que se cruzaba en su camino, pero sin que fuesen descubiertos.

-Están seguros de haber oído algo? -Pregunto uno de ellos.

-Por supuesto que si, tanto Andrea como yo lo escuchamos, confía en el oído de tus amigos Marcos. -Dijo el ya conocido como Roberto.

-No se yo, lo mismo... -Decía el sujeto Marcos cuando fue interrumpido por un gesto de la palma Andrea.

Justo en ese momento se empezó a oír otro grupo venir, pero para ser efectivas las sospechas del grupo no eran humanos, se trataba de un grupo de seres que conservaban de algún modo la forma de una persona, pero al fijarse bien era fácil darse cuenta de que ya no lo son, su forma de caminar era muy irregular parecían que hasta ahora estuviesen aprendiendo a hacerlo, tanto sus brazos como piernas iban a total destiempo, sus ropas estaban rasgadas y carcomidas por el tiempo, otros simplemente van desnudos, la mayoría de ellos llevan algo en sus manos, desde una simple rama de árbol, hasta herramientas pesadas de albañilería, su piel tenia un ton azul grisáceo y su cuerpo lleno de sangre seca y heridas en algunos casos horribles, sus ojos de lejos parecían ser totalmente negros pero un poco mas cerca son mas bien normales con el hecho de tener todos los vasos sanguíneos oculares reventados dando esa sensación de ennegrecimiento total, algunos tienen unos cuantos dientes e sus bocas mientras otros ninguno, dan un aspecto de indigencia y enfermedad total, pero sin duda su rasgo mas aterrador era el sonido que producían con su boca todo el día en todo momento, era un chasquido horrible que parecía ser incesante solo para ser alternado ocasionalmente por una risa de locura, una palabra malsonante o un chillido horrible y desgarrador que se escuchaba a muchos metros de distancia.

Paso entonces frente al grupo de personas el otro grupo de ya no personas, mientras los supervivientes intentaban reservarse cualquier sonido o movimiento involuntario que pudiese llamar la atención de las criaturas, en eso en medio de el grupo de salvajes de aproximadamente 15 integrantes, se ve a un de ellos sin piernas , arrastrándose con sus manos a través de la caminata, parecía una araña al moverse dando grandes zancadas con sus brazos para poder mantener el paso del resto, es entonces cuando la criatura parecida a la araña voltea su cabeza para la mala suerte de cruzar su vista con la de Roberto.

Roberto puso rápidamente su mano sobre el revolver que tenia colgando en su cinturón, no pensó mucho el movimiento ni lo que iba a hacer, pero en el momento exacto en el que la amorfa criatura iba a empezar a chillar para luego lanzarse sobre el grupo de escondidos, es atravesada desde la parte superior de la cabeza hasta debajo del mentón por un tipo de palo puntiagudo, el autor de este horrible acto no es nada mas y nada menos que otro de los salvajes seres que lo acompañaba, soltando así de su mano la seudo-lanza y dejándola clavada perpendicular a la tierra mientras aun atravesaba la cabeza del arácnido ser, marchándose, diciendo en una ocasión "oruguita" y siguiendo su camino con unas risitas descabelladas para luego volver a sus chasquidos del infierno.

El grupo de hombres escondidos quedan perplejos al ver la escena, justo frente a ellos estaba la amputada criatura con una estaca atravesando su cabeza quien tenia su mirada aun clavada en ellos, parecía que aun los viera, pero estaba inmóvil pegada al suelo mientras el resto de sus compañeros pasaban frente a ella soltando una risa y luego siguiendo su camino.

Así pasando unos veinte minutos desde la partida del ultimo chasqueador, el grupo de personas decide levantarse para continuar con su camino, aun están muy lejos del pueblo al que querían llegar, son aproximadamente las 18:00 horas, tendrán que dormir esta noche en el bosque.

Hacen una pequeña acampada entre unos cuantos árboles a unos 10 metros del camino, están protegidos por la naturaleza, empieza a oscurecer así que tendrán que encontrar el modo de calentarse, pero una de las reglas del nuevo mundo era no hacer fogatas, y menos si eres un citadino que nunca ha hecho una.

Es una noche oscura y fría, era un lugar húmedo, incomodo, inquietanteen el que se encontraban, seria algo normal para alguien que vive por aquí, verarboles de varios metros de altos, de troncos fuerte e invadidos por losmusgos, una humedad en el ambiente acompañada de esa sensación de constipaciónen los oídos que impide realmente poder concentrarse en algo, la niebla queimpide ver algo mas que la carretera entre las montañas; Dormir en el suelonunca es agradable, pero lo es aun menos en esta situación y en este lugar. Loscinco se acostaron al tiempo, cruzaron un par de palabras, solo las necesariasy prosiguieron a intentar dormir, aunque obviamente ninguno lo lograría, tansolo se quería intentar descansar un poco la mente, todos cerraban sus ojospero les era imposible conciliar el sueño tan solo con sentir el ambiente en elque se encontraban y pensar un poco sobre esas horribles criaturas que ahoramerodean el mundo, aunque todos tuvieran la inquietud del miedo e incomodidad cosquilleandopor el cuerpo, ninguno dijo nada en toda la noche, siguieron en silencio, cadauno sabiendo que el otro no estaba durmiendo, cada segundo, cada minuto y hora parecíaneternos al solo oír la respiración y el movimiento ocasiona de los otros, asípaso el tiempo suficiente para ver la luz del alba y saber que tenían quevolver a marchar.    

TIERRA MUERTA Lo muerto en los vivos.Where stories live. Discover now