Capítulo 4.

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Cuando decido volver a abrir el portátil y seguir viendo mis cosas, veo que tengo dos nuevos mensajes en la bandeja de inicio. Desplazo el puntero hasta el icono de una carta y lo leo.

<<Podrías morirte. -anónimo>>

<<Deberías creer más en ti, yo que eres fuerte... estamos contigo, Diana. –Let-it-go.tumblr.com>>

Recibo un nuevo mensaje por el grupo de mi clase pero no quiero ni mirar el móvil. Miro a Misti, sus ojos amarillos están clavados en los míos. Creo que Misti es más importante que mi familia algunas veces.

Mi padre está trabajando la gran parte del tiempo, nunca está en casa, creo que ahora mismo está en Rusia o algo así haciendo una jornada de viaje, pero yo no me lo creo. Mi padre siempre ha sido de esas personas de las que no puedes confiar, de las que prometen y después no cumplen nada de lo que dicen.

Me acuerdo que cuando estaba con mi verdadero padre (antes de que me abandonara), hacíamos la típica promesa de meñique, ya sabéis, las que suelen hacer las súper amigas del alma y esas cosas. Todo lo que me prometía lo cumplía, era mi héroe, hasta el día en que me dejaron.

Aun tengo esa herida abierta y me duele seguir secordando ese día. La soledad que sentí fue tan inmensa que sigo sin poder superarlo.

Mi madre seguramente ahora esté haciendo algo importante como beber o hacerle trabajos a su jefe mientras que mi padre está trabajando para poder permitirnos comer. Misti es en quien más confío y Niall... bueno, Niall es mi hermano, prácticamente.

Lo sabe todo sobre mí, mi pasado, mi presente... todo excepto aquel día.

Yo soy la única que lo sabe.

El tiempo va pasando lentamente y no hay rastro de mi madre. Poco a poco el reloj se acerca a las once y yo me voy a mi cama. No quiero comer nada y mañana vuelvo a la escuela.

Cuando entro a mi cuarto me quito mi ropa y me miro delante del espejo. Observo detenidamente cada cicatriz de mi vientre. Estiro mis brazos y consigo identificar cada lugar en el que se dibujaban lineas normalmente ensangrentadas. Me acerco a mi reflejo y observo mi cara. Todo, mis pómulos, nariz, labios... Coloco mechones de pelo detrás de mis orejas y suspiro. Me pongo el pijama y me meto en la cama. Apago la luz e intento dormirme.

(…)

—Bueno, hablemos sobre los objetos —dice mi profesor con aire vacilante—. Como sabréis, cada objeto puede tener perspectivas diferentes, volumen y sombras. Cada uni es diferente, especial... no podemos controlar las sombras de un objeto, siempre habrá algún momento en el que no podamos reflejar la posición de dicho material, y por eso hay que buscar otras alternativas.

Miro fascinada a la pizarra y observo como dibuja con trazos precisos un cubo. Es capaz de colocar su sobra en perfecta alineación y da la sensación de que si te acercas a tocarlo, puedes sacarlo.

—¿No es fascinante? —me dice una chica pelirroja.

—¿Qué? —la miro.

¿Te está hablando?

—Que es fascinante, ¿no crees?

Asiento y me dedica una dulce sonrisa.

—Soy nueva en esta clase... llegué hace un par de días.

Cojo mi lápiz y lo muerno por la punta del final.

—Sabía que no había visto por aquí.

—Señoritas —nos dice el profesor Andre— ¿Podeis decirle a la clase de qué estais hablando?

Miro desafiante a el profesor y observo como la chica se pone pálida.

—Comentábamos lo fascinante que es la lección que está dando, profesor, no obstante, me parece un poco más interesante el dibujo y no la explicación.

Me he ganado todas las miradas de mis compañeros que susurran cosas entre ellos. Supongo que comentarán sobre mi contestación, pero me da igual.

Bien dicho, Diana.

La campana suena y yo me levanto mirando a mi profesor y agarrando mi bloc de dibujo.

—Hasta mañana, Andre.

—Wow... —dice la pelirroja—. Pareces popular...

Yo me río y ella me mira con una expresión de no entender el motivo de mi risa burlona.

—El noventa por ciento de este instituto quiere verme muerta, un cinco por cierto ni me conoce y el cinco por ciento restante son algunos profesores y mi amigo Ni... —me detengo en seco y veo como un chico se va alejando por el gran pasillo principal y desparece entre la multitud.

—¿Estás bien...?

—Lo siento, pero me tengo que ir. Ya nos veremos.

Le digo adiós con la mano pero no soy capaz de apartar la mirada del camino por donde se ha ido. La gente me empuja, se ríe de mí y lo típico, pero lo ingnoro, sigo el rastro de sus pasos cuando un grupo de chicos y chicas se coloca delante mía.

—¿A donde te crees que vas?

Trago saliva y me preparo para recibir mi merecido.

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Espero que os haya gustado. Si quereis el siguiente capítulo dejad comentarios y votad. Me gustaría que más gente pueda disfrutar de mi novela y si la recomendais me haríais muy feliz. Si quereis podéis seguirme en mi cuenta de Wattpad. Gracias por todas las visitas:).

Nada más. Besos xx.

In the Shadow {Harry Styles}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora