8.

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A Valentina esas palabras sólo consiguieron ponerla aún más cachonda. Jamás había tenido esa sensación, que en otro momento le habría parecido de una buscona ó ninfómana. Pero la vista de la poya de Carlos, las caricias de Nelson y sus comida de tetas la estaban derrotando. Cerrando los ojos, murmuró....-Quítenme el tanga.....por favor.....

Con un gesto de los dedos, Carlos dió paso a Luis, otro empleado. Pelirrojo y de mediana estatura, fibroso y con nervio, entró raudo en la oficina. Se puso detrás de Nelson y con decisión, bajó el tanga de Valentina a los tobillos. Ella levantó los pies y Luis se lo quitó, arrojándolo a sus dos compañeros que habían penetrado en la oficina mirando ambos con la poya fuera del pantalón. La faldita,la  última prenda que le quedaba, no tardó en volar también, y Valentina quedó desnuda frente a 5 hombres, de los que el único que no tenía ya la poya fuera era el negro.

Ya desnuda, Carlos ordenó que la subieran a la mesa. Valentina se dejaba hacer mientras no dejaba de buscar con la mirada las poyas de los trabajadores. Unas más grandes, otras menos...todas le gustaban.

Tumbada, dejó que le abrieran las piernas y contemplaran aquel coño excepcional, cuya rajita empezaba más arriba de lo normal, dándole un toque casi juvenil que hacía gozar la vista a los cinco hombres. Goyo, el viejo de la puerta, se acercó y puso su poya ante la cara de Valentina, que ya demasiado cachonda como para disimularlo, decidió abrir la boca ante el gesto relamido del mayor. Comenzó a succionar, mientras Luis, había decidido pasar su lengua por su coño, usándola como llave para abrir sus labios a derecha e izquierda, y sacudir su clítoris en espasmos que hacían brotar a Valentina cada vez más flujos. Pepe, el último de los empleados, de mediana edad y gafas de culo de vaso, empezó a amasar sus tetas y a seguir el recorrido que hacía Nelson, dando una continuidad que a Valentina le encantaba.

Carlos siguió mirando, mientras Valentina mamaba a Goyo, Luis mamaba el coño de Valentina, y Pepe y Nelson se centraban en sus tetas. Disfrutaba porque sabía que la mejor parte le tocaba a él enseguida, y decidió esperar lo justo.

Valentina. (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora