Capitulo 2

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¡Buenas!
Mi nombre es Yuri Plisetsky. Soy un patinador de la federación rusa, ganador de mi primer Grand Prix Final a la corta edad de 15 años. Lo sé, ¿increíble, cierto? Soy genial. Pero me costó muchísimo llegar a ese punto. Tuve que competir contra un estúpido katsudon japonés que me robó a Viktor e impidió que él pudiese entrenarme, además de sobrepasar las diversas copas para llegar al Grand Prix, una de ellas la Rostelecom, en la cual me vi obligado a competir contra ese cerdo, y peor aún, el irritante de JJ. Quedé en segundo lugar en esa competencia, ¡pero me recuperé después de eso y destrocé tanto al katsudon como a JJ! Incluso logré hacer que el cerdo no se retirara, y aunque la ventaja fuese mínima, me siento orgulloso de mi victoria.

Escuché mi teléfono sonar. Quise revisar quién era, mas en la pantalla del teléfono se reflejaba un número desconocido. Decidí ignorarlo, y enfoqué la mirada en las compras.

-Maldición, ¿a dónde fue ese idiota?

Yuuri había salido corriendo repentinamente, y aun no entendía porqué.

-¿Cómo se supone que llevaré todo eso solo? -gruñí, irritado.

Mi teléfono volvió a sonar, el mismo número se vislumbraba.
-Qué insistente.-me quejé- Yurio habla.

Pude escuchar sollozos, jadeos. Pude sentir los nervios. Aquel ruido penetrando mis oídos me hizo sentir preocupado, ansioso.

-¿Quién...?- estuve a punto de gritarle

-Yuri.

Era Mila.

-¿Mila? ¿Qué sucede? Cálmate antes si quieres hablarme, no te entenderé si dices cualquier cosa...

Tragó saliva, pude escucharlo. Pude notar incluso que se estremecía al intentar pronunciar aquellas palabras.

-Mila, si es otra de tus bromas...

-Yuri, es Viktor.

.

Después de eso no logro recordar muy bien qué sucedió.

-Viktor está grave.- le musité al katsudon, incrédulo por mis propias palabras, mientras la mano con la que sostenía el teléfono me temblaba.

Mierda.

Recuerdo que corrí. Dejé detrás todas las bolsas que el cerdo y yo habíamos llenado, y fui lo más rápido que pude a su apartamento. Al llegar, por alguna razón, la puerta estaba abierta.

-¡Oye, Yuuri!-solo atiné a gritar

No sabía qué hacer, me desesperaba el no poder encontrarlo. Ese idiota tiene ansiedad. Con una noticia como esta, ¿cómo pude habérselo dicho por teléfono?

'El ex entrenador de Viktor aun no confirma los detalles acerca de la hospitalización del pentacampeón...'

Maldición, el noticiero.
Aceleré el paso hacia el comedor de la casa, que se encontraba hasta el final del pasillo. El chico de las gafas se encontraba parado, mirando, estupefacto, la pantalla de su televisor. Noté que había una persona en su sofá, mas no se me pasó por la cabeza el preguntarle...

-¡Oye, estúpido cerdo! ¡Respóndeme cuando te hablo! -gritaba, aunque no quería. Lo tomé por los hombros. Me sentía desesperado.

¿Qué hago?

-¡Reacciona ya, katsudon! Viktor está con Yakov, todo...

Mi vista se nubló. Aquel nudo en que se formó en mi garganta se apoderó de mí. De pronto, las lágrimas no dejaban de caer.

Mierda.

-Todo va a estar bien...

Escuché mi voz quebrarse, y sentí los brazos de el cerdo rodeándome. No protesté. Me dolía el corazón, y no entendía por qué. Aquello era lo que más me molestaba.
¿Cuánto tiempo habría estado llorando con Yuuri a mi lado? Quizás hasta quedarme dormido. No estaba seguro.
Al despertar, recuerdo que me hallaba en un aeropuerto, dirigiéndome a Moscú. Me extrañé demasiado, no me acordaba de haber llegado hasta ahí. A pesar de eso, decidí no darle importancia ya que seguramente el haber estado llorando me había atontado.

-Vamos, Yuri.

El katsudon extendió su mano. No logré decir nada, simplemente lo seguí. Al habernos instalado en nuestros asientos, tenía la necesidad de decir algo, de preguntar, pero la voz no salía de mi boca.

-Yurio, tú teléfono.

El dedo de mi acompañante señalaba mi bolsillo, que vibraba incesantemente al tono de Theme of King JJ. Me sonrojé al instante, no recordaba haberlo puesto.
Tomé mi teléfono, y aun con eso no logré emitir sonido alguno.

-Yuratchka.

¿Mi abuelo?

-Una chica que quería comunicarse contigo vino hasta aquí para decirte algo.

¿Eh?

-¿Yuri?

La voz se distorsionó desde la de un adulto mayor a la de una joven semi irritante. No podía ocultar mi asombro. ¿Cómo sabía Mila dónde vivía mi abuelo?

-Yuri, quiero que escuches esto y te quedes tranquilo, por favor.

Su voz denotaba el llanto continuo. Un escalofrío recorrió mi espalda.
Traté de decir algo, sin conseguirlo.

-Yuri...

¡Maldición! ¡Dime ya!

-Viktor está muerto.

El teléfono cayó de mis manos.
Lloré.
Escuchaba la voz del estúpido cerdo.
Seguí llorando.
¿Por qué me dolía tanto?
Sentí que me ahogaba en llanto.

-¡MALDICIÓN, NO, NO ES VERDAD, NO PUEDE SER VERDAD, TÚ NO...!

-¡VIKTOR!
Estaba exaltado.
Miré a mi alrededor, nervioso. Por alguna razón, me encontraba en la habitación del cerdo.
Jadeaba, me dolía el pecho, mis ojos estaban inundados en lágrimas.
Era un sueño.
Lloré una vez más, aliviado.

-¡Yurio! Te escuché gritar, ¿estás...?

Cuando dejase de llorar, me golpearía por haber hecho lo que hice.
La silueta de Yuuri se vislumbró en la puerta, y mi cuerpo, moviéndose a su voluntad, corrió hacia él.

Viktor.

Lo abracé.
No pude esbozar palabra alguna.

-Tranquilo, estoy aquí.-susurró

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¡DISCULPEN EL ATRASO! Disfruten mucho este capítulo hecho a las 3 am, con un Yurio temeroso 7w7r ¡gracias por leer!

Dreams!!! On IceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora