Capítulo 1

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—Ya falta poco señor— dijo el artista—. Su rostro me parece familiar ¿ya lo había dibujado.

 Miró bien el perfil derecho del joven para terminar su retrato.

—Alguna vez— dijo tranquilo. 

Se encontraba en un mercado al aire libre en una ciudad europea, en un hermoso día de verano, siendo retratado como caricatura por un amable hombre que tenía su puesto en el lugar.

—¡Claro! lo he visto en el periódico ¿Es periodista?

—Soy reportero— contestó el joven—. Paciencia Milou, no falta mucho—acarició a su fiel amigo de cuatro patas siguiendo en la misma posición.

La atención de Milou es capturada por un grito de emoción. Como ya todos sabemos los perros tienen una mejor audición que los humanos, y ese raro grito agudo que parecía querer ser aguantado por quien lo emitía no le pudo pasar desapercibido. El grito provenía de una muchacha. Esta se encontraba viendo una maqueta de un velero a través de una urna de vidrio.

—Es una preciosidad— dijo con admiración

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—Es una preciosidad— dijo con admiración.

—Y además es sumamente especial— Coincidió el comerciante—. Un hermoso barco de vela, es muy antiguo del siglo XVI...

—Es del siglo XVII— comentó la joven.

—Del reinado de Luis XIII...

—Luis XIV.— volvió a corregir.

—Eso dije Luis XIV.

—Es uno de los mejores barcos que han surcado los siete mares— contó la chica—. Es patrimonio de un antiguo capitán.. no? "El Unicornio"-—Suspiró de alivio—. ¡Sí! definitivamente este es. ¿Cuánto vale?

—Solo cuarenta francos, pero para usted señorita se lo dejare a treinta.

Los ojos de la muchacha se iluminaron y una linda sonrisa se pinto en su rostro. Asintió felizmente

—Usted me ha hecho el día señor—dijo alegre mientras pagaba—.Se lo agradezco mucho de verdad, espero que tenga un muy buen día.

Con esas últimas palabras se despidió del vendedor y se quedo a unos pasos del puesto de antigüedades.

La visión de Milou que estaba concentrada en la joven es obstruida por el cuerpo de un hombre que frotaba minuciosamente sus manos con guantes. El extraño señor empezó a moverse, dejando que Milou tenga la perfecta visión de las dos personas que llamaron su atención, la joven y el hombre de los guantes. Éste avanza con pasos precisos entre la multitud acercándose a un señor, el cual esta distraído mirando un negocio de espejos. Acerca su mano y en un movimiento ágil le roba la billetera del bolsillo. El señor, que se encontraba distraído, no se dio cuenta del robo por lo cual siguió mirando los espejos.

El hombre de los guantes continuó avanzando y le roba la cartera a otro hombre que estaba agachado tratando de levantar una caja. Siguiendo con su camino y roba otra billetera más.

Milou viendo que el hombre estaba caminando cerca de la joven, que se encontraba examinando el barco, empieza a seguirlo. El ladrón de billeteras choca con un hombre que venía caminando para el lado contrario que él, logrando casi que se tropezara, luego de una disculpa se repuso enseguida y haciendo como si nada siguió su paso no sin antes haber robado la billetera del hombre. A diferencia de los demás éste si se dio cuenta de que le faltaba su billetera pero con el tropiezo no pudo ver quien le había robado.

Estaba a pocos metros de la joven, la que ahora se encontraba de espaldas a Milou y el señor de los guantes. El anteriormente nombrado tocó el hombro de un muchacho el cual se dio vuelta para contestar el llamado, pero el hombre pasó rápidamente por detrás de él y le sacó su cartera del  bolsillo derecho de la chaqueta. El misterioso roba billeteras avanzó otro metro más y saca del bolsillo de la chaqueta de un señor otra billetera más. Y se aleja no sin antes haberle prendido el cigarrillo por atrás con su encendedor.

El tipo de los guantes se dirigió hacia donde estaba la chica. Él estaba a punto de robarle la billetera de su canasta cuando Milou corre hacia ella, se le pone en frente y empieza a ladrar para llamar su atención.

—Hola lindura— dijo con dulzura y una sonrisa radiante, mirando al lindo perrito color blanco que ladraba en su dirección—

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—Hola lindura— dijo con dulzura y una sonrisa radiante, mirando al lindo perrito color blanco que ladraba en su dirección—. ¿Te has perdido?—le preguntó mientras dejaba la maqueta del velero a su lado, junto a una canasta mientras acariciaba la cabeza del animalito. 

Levantó la suya para mirar al rededor en busca de su dueño o dueña. Cuando se encuentra con la mirada de un hombre con guantes, que al percatarse de su mirada desapareció entre la gente.

—Listo, creo que capte bastante bien su semblante— dijo el artista mostrándole su retrato al chico.

—Mm... Nada mal— dijo con admiración, la verdad le había salido muy bien, era graciosa la cara del joven versión caricatura—¿Tu qué opinas Milou? —.Giró hacia donde estaba su amigo poniendo la misma pose que en su retrato.

Giró hacia donde estaba su amigo poniendo la misma pose que en su retrato

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—Ay Milou— dijo con cansancio al no encontrar a su perro ahí. Agarró su retrato —. Tenga señor— le dio su paga al buen hombre con una sonrisa. Se levanto de la silla y empezó a caminar por el mercado—. Ahora, ¿a dónde habrá ido?

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Espero que les haya gustado. Si encuentran similitudes con otra historia de Tintín tengo que decirles que es mía (pronto sera borrada), solo que esta vez esta mejor escrita y tengo mejor pensada la historia. Después de decir esto me despido.. saludos :)

Las aventuras de Tintín: El secreto del UnicornioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora