15. NO ME ARREPENTIRÉ DE AMARTE

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De ser una completa desconocida en la escuela, pasé a ser la chica de la que todos hablaban, pero ¿por qué? Simple y sencillamente porque estaba viviendo con el chico más popular, Sebastian Cooper. Miles de rumores se esparcieron, todos se me acercaban para aclarar los rumores. Un chico me preguntó si estaba trabajando como sirvienta, otro chico pensaba que me había metido en la casa de Sebastian a escondidas y estaba viviendo en el sótano, incluso una chica me preguntó si estaba casada con él, cuanto hubiese querido decir que sí, pero no era verdad, ninguno de los rumores era cierto, estaba viviendo en la casa de los Cooper debido a que mi casa se había derrumbado y el Sr. Cooper era un gran amigo de mi padre quien nos brindó un gran apoyo... era simplemente eso.

Después de clases, tuve que acceder a llevar a Layla y Sophia a ver la casa, nunca me lo perdonarían si no lo hacía.

— ¿Es esa casa? —preguntó Layla muy asombrada, al igual que Sophia quien tenía una enorme sonrisa en su rostro. Ninguna de las dos parpadeaba en esos momentos.

— ¿Es suficiente, cierto? —Dije muy nerviosa—Váyanse rápido, no será bueno si regresa Sebastian.

Sin embargo, las dos hicieron caso omiso a mis palabras, es más, creo que ninguna me estaba escuchando. Rápidamente se acercaron más a la casa y quedaron pegadas en las rejas del portal.

— Váyanse, rápido—les seguí insistiendo. Solo pensaba que estaría en grandes problemas con Sebastian... o bueno más aún de los que tenía.

— ¿Cuál es tu cuarto? —preguntó Sophia al ver tantas ventanas.

— ¿Es ése? ¿Es aquel? ¿Cuál es exactamente? —preguntó Layla muy emocionada.

— Si ese es el cuarto de Erika... entonces, aquel debería ser el de Sebastian—Sophia ya estaba haciendo conjeturas.

— Por favor, se los ruego. Ayúdenme, por favor, váyanse rápido—estaba a punto de ponerme a llorar.

— ¿Regresó Erika? —Escuché una voz conocida, de las escaleras de atrás bajó mamá Georgia muy contenta—Volviste, Erika, me alegro... ¿Por qué no entran? —Ahora se estaba dirigiendo no solo a mí, sino también a mis amigas, definitivamente era mujer muerta— ¿Son tus amigas? —volvió a preguntar al darse cuenta que ninguna de las tres nos movimos.

— Hola—saludaron las dos al mismo tiempo.

— Eres Lady Gaga, ¿verdad? —le preguntó a Layla amablemente.

— Sí...—respondió Layla un poco confundida— ¡Ah! La pizza—dijo emocionada al recordar que mamá Georgia fue aquella señora quien muy amablemente le gastó al curso una deliciosa pizza—muchas gracias por la pizza, soy Layla Lewis.

— ¿Y tú eres?... Ah, la estudiante que corrió en la carrera de relevos, ¿cierto? —ahora se dirigió hacia Sophia.

— Sí, hola, mi nombre es Sophia Lee.

Mamá Georgía las miraba muy contenta y con ternura.

— Sólo tienen curiosidad del lugar donde me estoy quedando—le admití porque estaba segura que ella comprendería—se irán pronto, ¿verdad? ¡Vayan con cuidado a casa! —les dije mientras les daba un abrazo de despedida.

— ¿Por qué se van? Entren por favor.

— ¿Qué? —estaba muy sorprendida, pero pude ver una gran sonrisa en mis amigas.

— He preparado un poco de pastel de fresas, coman un poco antes de irse—les dijo antes de tomarlas por los brazos y arrastrarlas hacia adentro de la casa.

Viviendo con un odiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora