6. UN DÍA LOCO

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Mi nombre es Erika White, era una estudiante de preparatoria, algo distraída y torpe, pero muy soñadora. A cada segundo paso vergüenza tras vergüenza. Fui rechazada delante de todos los estudiantes por aquel que llamo "príncipe azul" peor conocido como Sebastian Cooper.

La casa en la que íbamos a vivir mi padre y yo se vino abajo, por lo que comenzamos a vivir en la casa de un viejo amigo de mi padre, Harrison Cooper, sí, el padre de Sebastian... ¿Se podrán imaginar todo lo que puede suceder al vivir en la misma casa del chico que te gusta, hasta el punto de compartir el mismo baño, y más si aquel chico es un odioso engreído y tú solo eres una chica torpe e ingenua? Sí, para que lo entiendan, les seguiré contando mi historia...

—¡Ve más lento! —no tenía ni idea hacia donde iba Sebastian, seguíamos en la casa pero habíamos cruzado el jardín y él caminaba muy rápido—¡Hey! ¿Por qué te detienes de repente? —dije rápidamente al chocarme contra su espalda.

—Es solo por hoy—dijo, mientras sacaba unas llaves del bolsillo.

—¿Qué?

—Llevarte a la escuela conmigo—ahora le quitaba la alarma a un lujoso carro negro—Si alguien lo ve—dio una pequeña pausa con un suspiro—se volverá una molestia.

—Está bien—engreído ese, estaba completamente segura que sería solo por aquel día, mientras me aprendía la ruta para irme en un bus, no necesitaba que me transportara... pero de verdad iba a disfrutar aquel momento al tenerlo como mi chofer.

—No comiences ningún rumor—dijo, después de haberme montado en el lujoso... creo que era un Audi, pero no tenía ni la menor idea de qué modelo era, solo tenía la impresión que era muy costoso— No actúes como si me conocieras.

—Claro que no lo haré—¡idiota horrible! comencé a preguntarme el motivo por el cual me había gustado esa clase de idiota por tres años, había sido un desperdicio de lágrimas... Estaba segura que si aquel carro no hubiese tenido solamente dos puestos, me mandaría en la parte de atrás, o si cupiera en la cajuela ahí hubiese estado todo el camino. Después de muchas advertencias nos dirigimos a la escuela, pero antes de salir del barrio, Sebastian se quedó por unos segundos viendo hacia un matorral, no sabía lo que estaba mirando, pero no le di importancia ya que continuamos el camino.

—Ponte el cinturón—me dijo. Se me había olvidado, estaba tan nerviosa por la situación—No quiero que me culpen por si te sales volando y dañas el carro— chistoso, podía decir todo lo que quisiera, pero estaba junto a él, en su carro, notaba como todos en la calle nos miraban, Sebastian tenía puesto unas gafas negras oscuras y tenía una expresión, adivinen... sí, muy seria.

Después de media hora, Sebastian se detuvo. Solo me pregunté el por qué lo había hecho, pero tenías mis leves sospechas.

—Bájate—me dijo, estaba segura que faltaba como una o dos cuadras para llegar a la escuela, sin embargo le hice caso y me bajé—camina adelante.

—¿Sabes qué? Vete ya, caminaré después de que hayas llegado—estaba en verdad muy enfadada, yo tampoco quería que nos vieran llegar juntos... eso creo.

—Te estaré viendo desde acá, cuando ya no te vea arrancaré, solo sigue derecho—me quedé de pie con los brazos cruzados—Está bien, si te pierdes o te pasa algo, no es mi problema—prendió rápidamente el carro y se fue— ¡Idiota! Menos mal estaba muy cerca, después de dos cuadras logré ver la escuela.


(...)

Las clases habían empezado, creo que había llegado justo a tiempo.

Viviendo con un odiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora