IV.

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Youngjae se frotó la cara mientras salía de su cama. De alguna manera logró llegar a la cocina para conseguir un vaso de agua. Decir que se sentía enfermo sería un eufemismo. Levantó la copa a los labios y tomó pequeños sorbos, apoyándose contra el mostrador. Todavía sentía la drogada, pero ya no era un placer agradable.

Se sentía nervioso, enfermo y su mandíbula lo estaba matando por rechinar los dientes. Casi saltó de su piel al escuchar el sonido de la alarma que salía de su habitación. Trató de recordar toda la información que había aprendido en la academia acerca de la droga, pero no fue capaz de tener un pensamiento lúcido (claro). Sólo quería que se detuviera.

Lo único que quería hacer era llamar a Himchan. Volvió a su dormitorio y maldijo silenciosamente a Bang Yongguk cuando se dio cuenta del estado actual de su apartamento. Lo había destrozado literalmente y Youngjae se preguntaba cómo había llegado hasta la cocina sin tropezar con algo. Él sostuvo su vaso de agua firmemente y finalmente camino hacia su cama, presionando el botón para apagar su despertador.

Youngjae puso las rodillas contra su pecho y cerró los ojos, la realidad finalmente cayo sobre el. Hizo algo que ningún policía debía hacer nunca, bajo cubierta o no. Estaba fuertemente en contra de las drogas y esto iba en contra de todo lo que había creído.

Sus manos temblaban mientras ponía el vaso de agua sobre su mesita de noche. Se sostuvo la cabeza y se mordió el labio inferior mientras trataba de luchar contra las lágrimas que brotaban en sus ojos. La realidad le estaba golpeando y golpeaba fuerte.

Youngjae sabía muy bien que podía perder todo en lo que había trabajado. Él miró el sitio de la inyección, en su brazo, antes de tocar suavemente la piel magullada y dolorida. No podía hacer esto de nuevo. Incluso si significaba su vida, sabía muy bien que esto nunca podría suceder de nuevo. Aunque había una parte de él que sabía que no sería la primera y única vez.

Simplemente quería hablar con Himchan. Pero, nunca quiso que nadie se enterara de esto.

Este sería su secreto y se lo iba a llevar a su tumba.


Youngjae miró alrededor de su habitación, preguntándose si lo podían escuchar. Lo dudaba , pero todavía se sentía vulnerable y expuesto. Cada cosa que dijo, cada movimiento que hiciera seria observado o escuchando aparir de ahora.


Sin embargo, el sabia que pasaría.


Youngjae miró por encima de su hombro, al oír vibrar su teléfono contra el escritorio. Vacilante lo recogió y frunció el ceño cuando vio que era un número desconocido. Aceptó la llamada telefónica y poco a poco lo puso contra su oreja. "¿Hola?" susurro. 


"Buenos días." fue Jung Daehyun. Youngjae no respondió pero no parecía que fuese necesario ya que el hombre continuó. "He oído que tuviste un poco de diversión anoche."

"Mmm." Ocultó la cara entre las entre las rodillas.


Daehyun rió suavemente. "El caer es siempre una perra, ¿no es así?" Se detuvo por un momento. "Quiero verte esta noche."


Youngjae contuvo un suspiro. Esta era una buena cosa. Jung Daehyun quería verlo personalmente. Esto tenía que significar algo bueno. "¿A que hora?"


"Te quiero en el hotel a las seis de la tarde."


MISERICORDIA (10 minutos) [DAEJAE] -En edición-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora