Una vida alterna al Tiempo.

3-Un nuevo comienzo sin esperanza.

—¿Como hacemos para entrar?, esto no se abre... — me preguntó Maxi y Jeffery

—Esa puerta es automática, no se abrirá hasta que alguien toque un botón, tendremos que ir por delante, hay que dejar el coche aquí... — contesté, pensando en otra solución

—¿Y si saltamos? .— preguntó Jeffery, entre tanto miraba el perímetro 

—Si saltas, te vas a romper la pierna.— respondí con una carcajada

—¿Y si mejor entramos todos? — preguntó Alexis

El bebé empezó a llorar, Alexis intentaba callarlo, lo acunaba entre sus brazos

—Mierda, que haremos, se nos van a venir los comecarne.— dijo Alexis muy preocupada

—Atentos vienen comecarnes.— alertó Maxi 

Lo único que se me ocurrió, fue dar dos golpes a la puerta, aunque no pasaba nada, era una corazonada que tenía, después de dar los dos golpes, nos empezamos a cargar los comecarne.

—¡Cuidado Maxi!

Un come carne iba detrás de Maxi, lo bueno fue que Jeffery tuvo un reflejo y le salvó el pellejo, aunque cada vez iban llegando más come carnes, nosotros no íbamos aguantar mucho tiempo más, hasta que...

—¡Mirad! .— nos dijo Alexis

La puerta se estaba abriendo, no sé cómo, pero el destino no quería que muriéramos en este instante.

—¡Entrad rápido al coche!  .— dijo Maxi

Entramos sin pensar que podía a llegar a haber dentro del colegio.

—Ya estamos a salvo.— dijo Jeffery

Nos bajamos del coche, para verificar que el lugar estaba limpio, hasta que escuchamos unas alarmas.

—¿Son normales, esas alarmas?.— preguntaron Alexis y Jeffery

—De lo más normales, ya las extrañaba... — contesté llevándome una mano a la cabeza

Apreciaba las vistas que me daba el colegio, no había cambiado en nada, en los años que me alejé de España, pasaron diferentes cosas, era increíble volver a ver el colegio, pero de repente de tanta emoción que nos daba, llegó el momento de la tensión, aparecieron unos muchachos con una arma y unos palos afilados

—Alto ahí, soltad los cuchillos, no hagáis ninguna tontería.— dijo un chico con gorra

—No queremos haceros daño, solo queremos un refugio.— contestó Maxi, soltando el arma que llevaba

—Por favor, no molestaremos, podemos contribuir , ayudaremos en lo que digan.— dijo Alexis

—Esta bien, los dejaremos quedarse, pero si hacen alguna tontería, van a hacer comida de los enfermos.— dijo el chico de la gorra

—Nos parece bien.— contestamos todos

—Os presento a Ricardo, el os guiará hasta vuestra zona, por cierto me llamo Pau.— dijo el muchacho de la gorra

—Perdona, tu voz se me hace conocida .— pregunté mirándolo de reojo

—Supongo que a muchas personas se les hace conocida .— me preguntó con mala cara

—Por que yo soy Steven, de la secundaria, yo estudié aquí, no sé si me recuerdas. .— le expliqué a Pau

—No puedo creer que estés vivo.— contestó Pau con un abrazo