Lienzo musical

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Que belleza en su canto, en su esplendor.
¿Quién podría imaginar esto? Mientras afuera reina la muerte, aquí dentro reina el arte. La muerte es arte en cierto modo, pero su espectáculo es vida en su máxima expresión.
Si cantara como hace el amor, sería la mejor sesión de sexo; si entonara como hace poesía, sería el mejor verso leído en milenios.
Un minotauro arrodillado ante la belleza materializada, un ogro humillado ante el castigo de su mirada.
Individualidad espiritual entre millones de iguales, millones de semejanzas entre dos individualidades.
¿Quién más podría encargarse de mis pesares sino ella? ¿Quién más podría hacerme escupir toda la mierda que siento sino el alcohol?
Vivo entre fieles, convivo con traidores.
Vivo en sueños, despierto entre pesadillas.
Vivo volando, aterrizo en la muerte.
Mis prosas son por desamores. Mis versos son por mujeres. Mi poesía es por dolor.
La felicidad yace dentro de mí, pero dentro de mí hay un Dios, y ese Dios me quiere con ella.
La tristeza yace dentro de ella, pero dentro de ella hay un Dios, y ese Dios la quiere conmigo.
Aceite y agua, lava y vapor.
Sudor y burbujas, amor y rencor.
No me rindo ante el valle de sequía sensorial, decaigo ante el sentido del sin sentir.
Al fin y al cabo nos amamos sin atar cabos, pero acabo sintiendo el peligro inminente de un cercano fin.
Sus notas mas altas descontrolan mi pulso, sus notas mas graves revientan mis zonas sin explorar.
Las Islas Maldivas cuando canta, el Triángulo de las Bermudas cuando deja de entonar.
Artista innata que podría hipnotizar cualquier animal, tu voz tus pinceles, yo tu sacrificio, tu humilde lienzo musical.


Escritos de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora