Capitulo 1
Haneul
El vestido que mi hermana Seo Yoon había elegido para mí se pegaba a mi cuerpo más de lo que me hubiese gustado. Me sentía incómoda y tenía la sensación de que en cualquier momento me caería al suelo con estos tacones de punta fina. Para Seo Yoon no eran realmente altos, pero para mí, que mi calzado diario consistía en unas zapatillas, se sentía como caminar sobre una capa de hielo a punto de romperse. La idea de salir a escondidas de casa resultaba fascinante para mi hermana, pero yo estaba muerta de miedo. No dejaba de pensar en mi madre. Y en mi hermano mayor. Y luego en mi madre otra vez. Pero ya era demasiado tarde para arrepentirme y, de todos modos, Seo Yoon no me hubiese dejado dar marcha atrás.
Bajamos las escaleras lo más silenciosas posibles para no ser vistas por nadie. Podía notar como mi corazón palpitaba a una velocidad demasiado rápida. Tenía la extraña sensación de que mi madre estaba detrás de mí, o dentro de mi cabeza, y me decía: "eres una mala hija, ¿desde cuándo haces estas cosas? Ya no te reconozco. ¡Que decepción!".
––Seo Yoon...––dije casi sin voz.
––Haneul no hagas ruido, ya casi estamos––susurró ella, ignorando mi llamada de auxilio.
Bien, pensé. No pasa nada, ¿verdad? Seo Yoon hace estas cosas muchas veces, nada tiene que ser diferente ahora. Está todo controlado.
Cuando llegamos a la puerta, noté una bola en el estómago. Solo deseaba alcanzar la salida y subirnos al coche de una vez por todas, pero la veía demasiado, demasiado lejos. Después de unos segundos que se me hicieron realmente eternos, llegamos a la salida secundaria, la que daba con la cocina. Por allí sería más difícil que nadie nos viera, había dicho mi hermana lo más tranquila, como si supiera cómo era nuestra madre y cómo se pondría si se enteraba que yo había salido a esas horas de la noche. Y la verdad, yo tendría la culpa por haber aceptado este disparate.
––¿Ves? ––Seo Yoon me dio un golpecito en el hombro––. No ha sido para tanto.
Tragué saliva.
«Eso dilo por ti», protesté en mi mente.
––Como nos vea mamá...
––Vamos, ha llegado Jin––me interrumpió, comenzando a caminar.
La seguí por detrás con pasos lentos y al mismo tiempo apresurados, consiguiendo casi de milagro no matarme con los zapatos. Aunque Seo Yoon me había hecho practicar con ellos la noche anterior, seguía perdiendo el equilibrio de vez en cuando. ¿Cómo podía llevar mi hermana unas de estas durante horas sin terminar muerta? ¿Cómo podía nadie caminar con tacones todo el santo día?
La puerta trasera de la casa que daba a la cocina era para uso del servicio de la casa y para el transporte de mercancías, y lo bueno era que el cuarto de nuestra madre se situaba al otro lado de la entrada principal muy lejos de la cocina. Una vez que salimos, vi un coche negro aparcado justo enfrente. Jin, el novio de mi hermana, nos estaba esperando, tal como habían quedado. Mi hermana se subió al asiento del copiloto y yo en la parte de atrás.
––No puedo creer que hayas conseguido convencerla––dijo Jin, mirándome con una sonrisa.
Jin me caía muy bien. De hecho, era una de las pocas parejas de mi hermana que me había gustado de verdad. No se comportaba como el novio de mi hermana, y con esto quiero decir que no trataba de ganarse mi confianza a fuerza por ser la hermana de su novia o, por el contrario, ignorarme con todas las de la ley. Era amable conmigo y me hacía sentir cómoda.
––No le digas eso, ¿es que quieres que regrese a casa? ––se rio Seo Yoon.
Preferí no decir nada porque seguía preocupada por las consecuencias que esta decisión tendría en el futuro. Ya podía ver la cara de mi madre, con una mueca infinita de disgusto y la de mi hermano Hoseok, crítico, siempre esperando el momento oportuno para juzgarme. Antes de que el coche se pusiera en marcha, miré a un lado, luego hacia arriba y vi que una de las luces de algún cuarto se encendía y volvía a apagarse. El corazón me dio un vuelco al pensar que alguien nos había visto.
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A happy ending {Suga-BTS}
Fiksi Penggemar|Su amor parecía tener un final triste| Pero por encima de la familia, un secreto aterrador y de sus miedos... Estaba su amor