04. Fin De Semana En New York

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El fin de semana había pasado demasiado rápido, en opinión de Quinn. Ya era domingo por la mañana, lo cual significaba que por la tarde tendría que despedirse de sus amigos y tomar un tren que la llevase de nuevo hasta New Haven, pero no era eso lo que quería, no quería despedirse aun de sus amigos. Lo había pasado tan bien desde su llegada que ahora no quería irse.

No hicieron nada fuera de lo común, de hecho solamente se quedaron en el departamento, exceptuando Santana y Kurt que salieron por que tenían "algo" que hacer, dejando solas a Quinn y Rachel.

Después de la escena que la rubia presencio entre la diva y aquel chico de ojos claros, hablaron poco y nada. Parecía que habían vuelto a sus primeros años de secundaria donde lo único para lo que se dirigían la palabra era para decirse algo hiriente.

Su corazón respiro con alivio cuando vio que, después de la cena, Rachel no se había ido al departamento de Brody, como Kurt les había dicho cuando regresaron a la cocina tras dejar las cosas de la rubia en la habitación de Santana. Alivio que se convirtió en mal humor al recordar la escena de la joven morena y el hombre de plástico, como le decía la latina.

Durante aquella cena Quinn había hablado muy poco con Brody. Los habían presentado formalmente, obviamente, pero después de eso solo fueron caricias inocentes y bromas de Weston para con Rachel y ceño fruncido y miradas amenazantes de parte de Quinn para con el chico.

Santana y Kurt miraban todo desde segundo plano pero sonriendo como lo hace un niño pequeño cuando lo llevan a una jugueteria o a una tienda de caramelos. Quinn se sorprendió de la complicidad que había entre ambos y comenzó a sospechar que algo se traían entre manos. Rezaba por que ese "algo" no fueran problemas.

El sábado fue el día en que Kurt y Santana salieron unas horas del departamento para hacer ese "algo" que incomodaba a Quinn. Fue en ese momento que ella y Rachel habían quedado a solas. Había presenciado uno de los vómitos matutinos propios del embarazo por parte de la morena. Le pregunto a la pequeña estrella si estaba bien con la esperanza de que por fin le dijera que estaba embarazada pero ésta se excuso diciendo que a lo mejor había comido algo que le cayo mal la noche anterior.

-Somos amigas ¿No, Rachel?- le pregunto Quinn después de aquella respuesta por parte de la morena.

-Algo asi- Bromeo Rachel, haciendo referencia a la respuesta que le dio la rubia el año pasado después de que ella le preguntara lo mismo tras salir de la oficina del Director Figgins.

-Puedes confiar en mi, Rach- aseguro la rubia mirándola directamente a los ojos, dándole una nueva oportunidad de que se lo dijera. -Puedes contarme lo que sea que te este pasando y te apoyare sin importarme nada.

Como respuesta, Rachel simplemente la abrazo. Se sentía mal no diciéndole a Quinn que estaba embarazada, pero creía que era mejor que Fabray no sepa nada al respecto.

-Si yo te llamara uno de estos días, sin importar la hora, y te dijera que te necesito aquí... conmigo ¿Tu qué harías?- le cuestiono la diva en un susurro apenas audible, aun en los brazos de Quinn.

Se sentía tan bien estar allí. Dicen que cada uno tiene su lugar favorito en el mundo. Bueno, Rachel Berry ya lo había encontrado. Los suaves brazos de Quinn rodeándola por el cuello mientras ella la rodeaba por la cintura, era todo lo que pedía y todo lo que necesita para sentirse bien.

-¿Sin importar la hora?- pregunto Quinn tomando el rostro de Rachel y mirándola a los ojos. Berry solamente asintió. Las palabras se esfumaron al mirar los ojos verdes de la rubia. -Dejaría lo que estoy haciendo y vendría corriendo, nadando, volando, en taxi, en bicicleta, en moto, en lo que sea, pero vendría por que sé que tú me necesitas.

¿Somos Amigas? - Algo así Donde viven las historias. Descúbrelo ahora