13 - El Día Después

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La mañana del viernes se estaba convirtiendo en la favorita de Quinn Fabray, que veía como Rachel Berry dormía plácidamente entre sus brazos. La noche anterior se habían besado de una y mil maneras: tiernamente, con pasión, con anhelo, con torpeza, con conocimiento, con confianza, con timidez y por sobre todas las cosas con amor.

Quinn fue la primera en darse cuenta de eso. Sabia que lo del "experimento" era una farsa, de otra forma Rachel no habría vuelto a besarla después de eso. Sentía el cuerpo de la diva estremecer debido a sus caricias, corresponderle cada beso como si fuera la ultima vez que probaría sus labios. Fue eso lo que la hizo cuestionarse la posibilidad de que, a lo mejor, Rachel Berry sintiera algo por ella.

Eso la llenaba de felicidad y de miedo. Felicidad por que si la morena sentía algo más que amistad hacia ella, por fin podría tener algo que desde hace tiempo deseaba. Por otro lado miedo, por que si empezaba una relación con Rachel y aquello no funcionaba, la perdería. No solo a ella sino que a los Berry Twins también. Su idea principal era cuidar y ayudar a la morena en su embarazo, no enamorarse y eso era justo lo que estaba haciendo.

Por la madrugada, mientras miraba a Rachel dormir, llego a la conclusión de que ya no negaría aquello que le estaba pasando. No en vano era Quinn Fabray. Iría despacio y tomaría el riesgo de abrir su corazón poco a poco dejando que las cosas tomen su curso. Si Rachel era para ella, estaría completamente feliz y agradecida. Si por el contrario la morena no correspondía a sus sentimientos, se alejaría por un tiempo, intentaría olvidarse de lo que sentía y volvería como si nada con la intención de recuperar su amistad con Rachel Berry, que después de todo era lo que más le preocupaba perder.

El sonido de su teléfono móvil la volvió a la realidad. Lo agarro rápidamente para que el sonido no perturbara el sueño de Rachel.

-Levanta tu maldito trasero de la cama y prepara el desayuno para todos que en un rato estamos allí, Fabray. (S)- decía el mensaje de texto enviado por Santana.

Quinn ni se molestó en contestar el mensaje de la latina. Poco a poco fue deshaciéndose de los brazos de Rachel. La morena se movió un poco pero no despertó, sino todo lo contrario se aferro con fuerza a la almohada de Quinn. La rubia sonrió con amor y despacio deposito un beso en la cabeza de ésta.

Salio de su habitación lo más silenciosamente posible. Bajo las escaleras de mismo modo y se dirigió a la cocina a preparar el desayuno. No se esperaba encontrar a su madre allí, con un café en la mano y sonriendo con complicidad.

-Parece que alguien tuvo una buena noche- bromeo Quinn acercándose a su madre para darle un beso.

-Estuvo buena, pero la tuya estuvo mejor ¿O me equivoco?- repuso Judy levantándose de su asiento y dejando su taza vacía en el lavaplatos.

-¿De qué hablas?- pregunto Quinn con desconcierto y nervios. Vio una sonrisa traviesa en los labios de su madre y eso aumento su nerviosismo.

-Debo irme a trabajar. Te veré más tarde- respondió Judy ignorando la pregunta de su hija. Le regaló un beso en su mejilla y se dispuso a salir de la cocina cuando recordó algo. -Casi lo olvido... Anoche llamo la madre adoptiva de Beth y dijo que te llamara uno de estos días para ponerse de acuerdo con la reunión.

-¿Le diste mi numero?- pregunto Quinn con emoción.

-Si, hice lo que me pediste- afirmo su madre. -Quiero saber de que va todo esto pero me lo contaras después, Ahora debo ir a trabajar. ¿Te veo para almorzar?

Quinn asintió, su madre le regalo un ultimo beso en su mejilla y después de eso salio de la cocina para partir hacia su trabajo. La rubia comenzó a preparar el desayuno para sus amigos, pero especialmente para Rachel. Aun sentía el calor y el sabor de los labios de la morena en los suyos haciéndola ruborizar. Temblaba de solo recordar los brazos de la estrella alrededor de su cuello o las piernas de ésta alrededor de su cintura.

¿Somos Amigas? - Algo así Donde viven las historias. Descúbrelo ahora