Se han caído las estrellas
Se congeló su corazón
No se limpia ya las lágrimas
Lo apuñaló.
Tiene miedo a preguntar,
y a saltar de la cama este amanecer.
El pájaro de su cabeza se derrumbó.
No tiene hambre. No tiene sed.
Lo apuñaló.
Descansa a su vereda,
almas conectadas entre dos líneas paralelas.
Ella y él. Él con ella.
Lo apuñaló.
El silencio en su ventana
se levanta al mediodía,
y la taza recién caliente
murmulla con las tostadas un "Buenos días".
Lo apuñaló.
Cambia las sábanas,
hace la cama.
Coloca los cuadros
y recoge las copas de vino de la fiesta pasada.
Lo apuñaló.
Gorriones que cantan,
la ropa tendida,
los rayos de sol ciegan los ojos sin vida
que ahora recorren la casa dormida.
Lo apuñaló.
El chico se ha ido
y ella respira
el aroma que deja su piel blanquecina.
Por eso se muerde el labio con frecuencia:
lo ha disfrutado
porque es para ella.
Lo apuñaló.
Todos los meses a estas horas,
en esta semana y este día,
Lorena camina descalza y sombría
y limpia los cuchillos de untar mantequilla
que usó para desayunar tostadas y mermelada,
se ducha y devuelve a la vida
al hombre que abraza, que amaba,
que hace treinta domingos lo conoció y desde entonces,
a besos,
lo apuñalaba.
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A Bianca no le gustan los domingos
General FictionA Bianca las relaciones siempre le han salido desastrosas y pensó que ésta vez todo iría mejor. A Bianca le interesa un amor personal. A Bianca la utilizan como un cuadro colgado y perfectamente pintado, solo admirándolo. A Bianca no le da miedo ha...