Papá me había hablado mucho de él, de lo serio y trabajador que era, un "ejemplo a seguir" según él... pero... ¿de verdad es el mismo Fernando? O sea lo digo por que el que esta trabajando en este mismo momento, junto a mi, parado de manos, no me parece muy serio, parece un verdadero acróbata.
-¿eras parte de un circo?- Le pregunté casi sin darme cuenta.
-¿eh? No, ¿a que viene la pregunta?
-ehmm no por nada, curiosidad.
-me gusta hacer divertido mi trabajo, a los niños les gusta mas así.
Fernando lleva 13 años trabajando en el mismo lugar, y ya conoce casi a todos los niños.
-por cierto Chris no te desanimes si al principio tienes pocos clientes a todos nos pasó al comienzo, nadie te conoce, te ignoran y todo pero luego uno se hace mas familiar y todo sale de maravilla- Fernando si que se preocupa de todo y de todos- este será tu consultorio- dijo mientras abría una puerta con una sonrisa grande en su cara, era un cuarto pequeño, con un escritorio, el computador, una camilla, una pesa, etc, cosas de doctor.
Las paredes eran de un celeste claro y relajante, me agrada que sea tan pequeño, es reconfortante.
-bueno Chris te dejo, suerte ¡nos vemos!
-adiós- había pasado tan poco tiempo desde que llegué aquí y ya estaba agotado, por ser el primer día solo debía instalarme y conocer el lugar, así que ordené mis cosas y me eché en mi silla.
-vamos Chris no eres un anciano ¿como puedes agotar energías tan pronto?- me pregunté a mi mismo- al menos sal y conoce a tus nuevos compañeros de trabajo- estaba tan agotado que ni eso quería hacer, pero en mi primer día no podía estar encerrado en mi consultorio así que decidí salir a dar una vuelta.
Los pasillos eran largos y anchos para las camillas, la iluminación era casi totalmente natural, lo que le daba un aire tranquilo y puro, al girar en la esquina de mi piso, el segundo por cierto, vi a la recepcionista que me miraba con el entrecejo fruncido.
-h-hola- dije con un poco de miedo.
-... tu... ¿eres Chris?
-si, ese soy yo- y de un segundo a otro su cara y tono cambio.
-¡hola! ¡Bienvenido! Mi nombre es Francisca, soy prima de Fernando, él y tu padre hablan mucho de ti, disculpa si no te reconocí es que mis lentes se rompieron y no veo bien de lejos- dijo la recepcionista pelirroja y pecosa casi subiéndose a la mesa de recepción.
-hola, mucho gusto en conocerte.
-¿ehh? Parece que no eres de muchas palabras ¿no? Tu papá nos contó que cuando eras pequeño no parabas de hablar y de un momento pareciera que te un gato te hubiera comido la lengua.
-parece que papá habla mucho de mi...
-uuuh si, mucho, en todas nuestras conversaciones aprendemos nuevas cosas de ti, pareciera que nunca se le acabarán las lindas historias sobre su pequeño hijo.
-esto es muy vergonzoso- dije mirando hacia otro lado tratando de ocultar mi rostro que estaba completamente rojo.
-al menos así sabes lo mucho que te quiere tu padre- dijo la pelirroja recepcionista con un tono dulce- ¿podrías hacerme un favor? Mi descanso ya termino y no puedo dejar mi puesto ¿podrías traerme un pastelito de la cafetería? Esta en la otra esquina, toma aquí esta el dinero- no me dejo momento para decir nada, me entregó el dinero y me dio unas palmadas en el hombro para que partiera a comprar.La cafetería era muy amplia, al parecer era la única en todo el hospital, había mucha gente de distintas especialidades, lo sabía por sus uniformes y por las zonas en las que se sentaban, era gracioso que en algunas partes estén todos vestidos de azul, otros de rosa y otros de verde, todos en distintos grupos. Me dirigí a la caja a pedir el pastelito, la cajera era una chica de pelo corto y castaño, de ojos muy redondos.
-hola, buenas tardes ¿que desea pedir?-dijo la cajera de nombre Mariam, era lo que decía su identificación en su delantal, que por cierto era amarillo.
-quiero un pastel.
-¿que sabor quiere? Tenemos de arándanos, frutilla, plátano y de merengue- rayos, no pregunté de que sabor quería, bueno tampoco me dio tiempo para hacerlo...
-ahm... a decir verdad no lo se, es un encargo de la recepcionista Francisca.
-¡ah! ¿Una pelirroja? Ella siempre pide de merengue.
-entonces de merengue, ah y un café por favor.
-enseguida- dijo la muchacha mientras se alejaba a realizar el pedido. Mientras que ella trabajaba me voltee a mirar nuevamente a las personas organizadas por colores, noté un rostro familiar pero no le tomé atención, mi pedido ya estaba listo- aquí tiene, un pastelito de merengue y un café.
-muchas gracias- me dispuse a irme a recepción y entregarle a Francisca su pedido cuando una voz familiar me llamó.
-¿Chris?
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Tal vez despierte
FantasyMe mudé para estar solo y tranquilo, pero desde que llegué a esta casa no he tenido momento de tranquilidad... hay una niña que viene todos los días, hay veces en las que no para de hablar y otros es las que no dice ni pío, traté de no hablarle para...