Estaciones » NamGi

03

La rutina acumulada en su vida diaria ya se estaba volviendo incluso cada vez más tediosa y a medida que el tiempo volaba al compás del viento, en la vida de NamJoon había un nuevo huésped: la ansiedad. Ya comenzaba a considerarlo como una especie de castigo que le dejó la vida hacia su persona, no podía sacar aquellas palabras que no dejaban de retumbar en su cabeza, al extremo de sacarlo de quicio algunas veces.

2 meses que llevaba contando NamJoon desde aquella vez.

Aquella vez las luces que casi le dejan ciego a la velocidad de la luz lo dejaron despistado a tal punto de no darse cuenta de la desaparición de YoonGi justo en su nariz. Se encontraba entonces tan confundido y aturdido que ni siquiera había tomado en cuenta muchas cosas que dejó pasar por alto, como el hecho de que a tales horas de la noche un jodido tren había pasado justo delante de sus ojos al punto de casi dejarlo ciego. ¿Por qué cuándo él necesitaba un tren, ninguno se aparecía? Aún cuando su cabeza era un nido de confusión y pese a que se sintió repentinamente mareado, no dudó en buscar repetidas veces al pelimenta. Y cuando comenzó a revisar todo el lugar por si a las dudas, en lugar de encontrar a YoonGi, apareció un vagabundo que lo mandó a volar porque "ese era su territorio". Exhausto llega a casa cuando en su mente se rebobinan las imágenes de la absurda situación, y con toda la calma que alguna vez pudo tener empezó a razonar. Sin embargo, no le encontraba ningún sentido a muchas cosas, en especial la entrada de aquél tren que nació de la nada. NamJoon ya lo estaba considerando como sólo uno de los sueños más raros que ha tenido.

Los pocos encuentros que había tenido con YoonGi le dejaban con la intriga a por millón, le comía la ansiedad y no era suficiente para él, no le bastaba con lo poco que sabía, porque él sólo quiere destapar cada una de las capas que esconde aquél chico. Desde el porqué de la mirada de melancolía o tristeza que se notaba si mirabas con sumo detalle sus ojos, el porqué de su piel tan suave y pálida como porcelana, e incluso le gustaría saber la razón por la que su color de pelo lo hacía lucir como una obra de arte, realizada con el más pequeño cuidado y perfección.

Si no hubiese sido gracias a su gran torpeza y sus dones para distraerse con cualquier cosa, hubiese evitado la huida del pelimenta. Al principio estaba muy enfocado repitiendo el nombre del chico una y otra vez en su cabeza, buscándolo con la mirada, se quedaba hasta muy tarde en la estación esperando algo que no estaba seguro de sí volvería a ver, él ya estaba a punto de darse por vencido.

NamJoon ansiaba por el sueño, se desvelaba cada noche tratando de recordar a la perfección cada detalle del rostro del chico invierno. Cerraba los ojos, y era lo único que se aparecía frente a él, con su mirada perdida y con una sonrisa en los labios.

¿Podría él ver una sonrisa en esos labios alguna vez?

Cerraba los ojos y lo veía, se acercaba, se aproximaba para tomar su mano y entrelazar sus dedos, le abrazaba y él sólo podía sentirse completo cuando el mayor hundía su nariz en el cuello del moreno, inhalaba su esencia como un adicto, le susurraba promesas al oído que le gritaría a los cuatro vientos, se alzaba de cuclillas y con sus frías manos acariciaba el rostro del menor. Rozaban sus narices, sus barbillas y con un pequeño impulso en los pies del pelimenta unían sus labios a un ritmo pausado. Para YoonGi, era sin prisas, pero para NamJoon que deseaba con tanto anhelo los labios ajenos le era imposible, por eso lo sostenía de la cintura, buscaba más proximidad sabiendo que aquél momento no le iba a durar para toda la vida.

Abría los ojos y se encontraba con una penumbra oscura, vacía y el frío volvía a colarse hasta lo más pegado de sus huesos, se llevaba la mano al pecho y sentía su corazón a punto de salirse o morir de un infarto; miraba fijo a los diminutos copos de nieve pegados al gran ventanal en la esquina de la habitación y en lo más recóndito de sus pensamientos se preguntaba cuál de todos esos podría ser su YoonGi.

Atrapado en el medio de relámpagos y la lluvia más fuerte que había experimentado aquél solitario pueblo mientras se resguarda en uno pequeño techo de la estación, NamJoon siente algo escurrir por sus mejillas.

No eran las gotas de la lluvia o lágrimas lo que le desliza por el rostro; un pequeñísimo copo de nieve, el más hermoso que NamJoon haya visto en su vida había caído en su rostro, mojando su mejilla de inmediato. No era uno común y aún así no estaba muy seguro de sí era un copo de nieve o no; algo le decía que debido a su gran rareza era el más especial y genial de todo el mundo.

La fascinación invade su cuerpo e involuntariamente alza su mano derecha con una gran sonrisa de lado a lado, y espera al más próximo de estos en caer sobre su palma.

Pero no fue el frío de la nieve lo que hace contacto con su mano. Sí, era algo frío, casi tan frío como el hielo, pero también tan pálido que a NamJoon no le cuesta mucho tiempo en darse cuenta quién era el dueño de la mano que lo lleva por debajo de la lluvia; aunque todo su cuerpo se moja y el frío le invade en demasía lo único a lo que le da importancia es a unos pequeños ojos que le ponen los pelos de punta.

YoonGi tomando su mano y observándolo con una hermosa sonrisa que muestra todos sus dientes y parte de su rosada encía era la imagen más similar a la perfección según NamJoon. Empadado, con el pelo teñido de negro y con una mirada tan viva que al moreno le devuelve la vieja calidez en el pecho, dándole la sensación de haber encontrado algo que llevaba mucho tiempo perdido.

«¿Me buscabas?»

Y NamJoon no pudo evitar abrazarlo y no precisamente en busca de calor.

❅ ❅ ❅

¡Hola de nuevo!

Al igual que YoonGi yo también me desaparecí, pero...

Sé que estuvo un poco aburrido el principio, pero la verdad me siento satisfecha con el capítulo porque por fin podré colocar la trama como tal uwu♥

Espero que haya sido de su agrado, me sentí muy bien escribiendo esta parte uwu

¡Gracias por leer! ღ