Mi cabeza va a estallar en cualquier momento. Llevo todo el día escuchando a mi madre discutir con mi padre por lo que estoy a punto de hacer. Pero ya no hay marcha atrás, no cuando de por medio hay muchas cosas en peligro. Llevo mis manos a mis sienes y con las yemas de mis dedos me doy pequeños masajes circulares. Es una locura, lo sé. Nadie sabe el por qué de esta decisión. Mi corazón se oprime al pensar en él. Se moriría si lo supiera.
Alguien entra a la habitación y golpea duro la puerta. Cierro mis ojos y agacho mi cabeza. Varias pisadas se aproximan y enseguida mis padres vuelven a discutir, pero esta vez conmigo presente.
—¡Por el amor de Dios, Axel! Detenla, no permitas que lo haga. —Mi madre le pide a gritos a mi padre, mientras que él se pasea inquieto por la habitación.
—¡Mujer, para ya! Me estás volviendo loco.
—¡Habla con ella! A ti te va a escuchar...
—¡¿Podrían los dos callarse de una buena vez?! —Ambos dejan de discutir y me miran con los ojos bien abiertos, pues nunca antes les había alzado la voz.
Mi madre se acerca con los hombros caídos y los ojos llenos de confusión y abatimiento. Estoy segura que en cualquier momento comenzará a llorar.
—Mi niña... —Como me temía, sus ojos han comenzado a llenarse de lágrimas.
—Mamá, por favor. No cambiaré de idea. Por más que me ruegues, la decisión está tomada. —Mi voz se entrecorta al ver las lágrimas que caen por las mejillas de mi madre—. Ya no soy una niña, entiéndelo. Sabías que llegaría el día en el que uniría mi vida con otra persona.
—Sí, pero no con él... —Suelta mi madre con enfado.
Enseguida mi padre se acerca y la toma con suavidad por los hombros.
—Clarisa, respeta su decisión. —Empieza a susurrarle al oído con cariño y la tristeza que llevo sintiendo hace varios días se multiplica.
Mi madre se zafa de sus brazos y lo mira enfadada.
—No seas hipócrita, Axel. Estarás contento después de todo, ¿no? Eso era lo que querías, que Adán estuviera lejos de ella. Por eso estás tan calmado. Como Jade sufra por la estúpida decisión que ha tomado, la culpa será tuya, Axel.
Mi padre se queda perplejo ante las palabras que suelta mi madre. Intenta acercarse a ella, pero mi madre lo señala con el dedo y él se detiene.
—¿Qué no lo ves? ¡Está siendo presionada! Si realmente ella quisiera hacerlo, no estuviera así; apagada y distante. Pero claro, has estado tan ocupado en otras cosas que no te has puesto a pensar en la felicidad de tu hija. —Termina diciendo y luego se marcha dando grandes zancadas.
Agacho mi cabeza y sin poder retenerlas, dejo escapar las lágrimas. Mi padre se acerca y acuna mis mejillas en sus manos. Me obliga a mirarlo y sus ojos me miran con profundo dolor.
—Cariño, ¿eso es cierto?
—¿Qué quieres que te diga? —Le pregunto sintiendo un fuerte dolor en mi pecho.
—La verdad. Sé sincera conmigo, por favor. —Me pide con voz baja pero desesperada.
Cierro mis ojos y dejo escapar un sollozo. Él no lo entendería.
—Es lo correcto...
Mi padre me mira confundido, sabe que le miento. Me permite refugiarme en sus brazos y luego se va de la habitación sin decir palabras. Después de dos horas, llegan las encargadas de arreglarme. Mientras hacen lo imposible por cubrir mis grandes ojeras mi mente está pensando en él. Una vez terminan me miro en el espejo y sonrío con tristeza. El estilo del peinado y maquillaje es clásico. Han recogido mi cabello en un sencillo moño y han utilizado colores naturales para maquillarme, donde el color marrón es el protagonista en mis ojos y la pintura de mis labios es muy discreta. El vestido de novia es clásico, color blanco y sin mangas; adecuado para la ocasión, con un favorecedor escote, totalmente bordado en nácar, piedras y cristales. El escote en la espalda es muy bajo, un poco sensual para mi gusto, pero así lo escogió él.
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Cambiando el Destino
RomanceEn el pasado, el destino se encargó de separarlos. Ahora, en el presente, está en manos de Adán desafiarlo y cambiarlo para recuperar a Jade. Luego de un tiempo, Adán encuentra a aquella chica que le hizo cambiar, que le hizo ser mejor persona, per...