Los Ángeles, California
...
¡Por fin llegamos! La preocupación, el miedo y la desesperación son patentes en cada terminación nerviosa de mi cuerpo. Observo mi reloj y reprimo un grito de desespero.
—¡Hemos llegado! Deprisa, chicos.
Salgo de la guagua y me pongo los guantes azules enseguida. Liam baja apurado mientras arrastra una camilla. Juntos corremos hasta la entrada del edificio. No me da tiempo a fijarme en las personas heridas que hay agachadas en el suelo, cuando del edificio salen mis otros compañeros.
—¡Médico! —Grita Kyle con un hombre en su hombro—. Tiene múltiples fracturas en su pierna izquierda. —Nos dice mientras lo ayudamos a acomodar al hombre en la camilla.
—De acuerdo. —Le anuncia Liam cuando comienza a empujar la camilla.
El hombre se queja de dolor y yo miro el edificio, sintiéndome impotente. ¿Cuántas personas más habrán pilladas ahí? Kyle se acerca a nuestro jefe a la vez que se arregla su casco de bombero sin dejar de mirar el edificio.
—¡Oye, jefe! —Le grita mientras corre hasta alcanzarlo—. Este edifico no le queda mucho tiempo... Se va a derrumbar en cualquier momento.
—¿Cuánto tiempo?
—Un minuto, quizás dos... No lo sé. —Le responde desesperado—. No vamos a poder salvar a todos.
—Ok, Kyle. Hemos hecho lo que podemos. —Un estruendo se escucha dentro del edificio y todos volteamos a ver a las personas que están heridas en el suelo—. ¡Aléjense del edificio! —Grita mi jefe con los puños apretados y enseguida corro a ayudar a los que no pueden caminar.
—¿Dónde están los otros? —Le pregunta mi jefe a Kyle y él señala el edificio con su rostro lleno de terror—. ¡Emergencia! ¡Emergencia! ¡Evacuen el edificio, ahora! —Grita a través de la radio portátil—. Todos los bomberos, evacuen el edificio inmediatamente.
Los segundos se hacen eternos. Escucho a mi jefe maldecir y caminar inquieto de un lado hacia el otro.
—Hay alguien más en el edificio. Necesito más tiempo para sacarlo, jefe. —Se escucha la voz de Owen a través de la radio portátil del jefe.
—¡No hay más tiempo! —Le responde enseguida—. ¡Evacua ahora!
—¡No puedo dejar a nadie, jefe!
No pierdo detalles de la conversación. Me paso la mano por mi pelo en un acto de desespero al escuchar la terquedad de mi compañero.
—Entonces tráelo... Tienes un minuto, Owen, no más.
Miro de nuevo el edificio... No queda tiempo. Mis demás compañeros abandonan el edificio con varias personas heridas... Falta Owen. La tensión no abandona mi cuerpo.
—Vamos, Owen. Sal de ahí. —Murmuro entre dientes.
Mi jefe maldice al percatarse de que mi compañero sigue en el edificio. Observa su reloj y vuelve a maldecir. El ruido se intensifica. Mi pulso se acelera por lo que estoy a punto de hacer. No lo puedo dejar morir. Una ventana de cristal explota y todos nos agachamos, cubriendo nuestras cabezas con nuestros brazos para cubrirnos de los cristales.
—¡Todo el mundo, aléjense! —La gruesa voz de mi jefe no hace más que aumentar mi tensión.
Observo a las personas a mi alrededor. Todos con sus rostros llenos de miedo, dolor y sufrimiento. Algunos lloran, otros rezan para que los que quedan dentro del edificio salgan vivos y yo no puedo estar más preocupado, con la angustian comiéndome por dentro al saber que mi amigo aun no sale. De pronto, una explosión en el último piso del edificio... Todos gritan y se cubren nuevamente. Humo negro sale por los huecos de las ventanas mientras mi jefe pide a gritos que se alejen. Sin poderlo evitar me levanto y empujo a los policías y paso corriendo entre la gente hasta llegar a entrar al edificio.
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Cambiando el Destino
RomanceEn el pasado, el destino se encargó de separarlos. Ahora, en el presente, está en manos de Adán desafiarlo y cambiarlo para recuperar a Jade. Luego de un tiempo, Adán encuentra a aquella chica que le hizo cambiar, que le hizo ser mejor persona, per...