Capitulo 1

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Manhattan

Meses antes

Jade

Frunzo el entrecejo cuando Max me despierta llenando mi rostro de besos. Abro los ojos un poco y su sonrisa deslumbrante me da los buenos días. Acerca su mano y acaricia suavemente mi mejilla con sus nudillos.

—Eres tan hermosa. —Susurra en voz baja, cerca de mis labios. Sonríe con ternura cuando gruño por haberme despertado—. Buenos días, dormilona.

Me coloco de costado, dándole la espalda y cierro mis ojos. Enseguida Max se coloca detrás de mí y pasa su brazo por mi cintura para abrazarme. Comienzo a reír cuando me empieza a hacer cosquillas.

—¡Ya! Detente. —Le pido entre risas. Su rostro se ilumina y se detiene. Besa mi hombro y nos acurrucamos un rato más—. Buenos días, malvado. —Murmuro mientras giro mi cabeza para dejar un pequeño beso en su mejilla.

—¿Ahora soy malvado? —Pregunta con diversión en su voz mientras intenta parecer enojado. Fracasa estrepitosamente cuando se le escapa una risita—. Pero aun así me adoras.

Asiento y en un rápido movimiento cojo la almohada y le doy un cantazo en la cabeza y luego en su hombro. Comenzamos nuestro juego infantil y entre risas dejamos caer las almohadas al suelo. Max se coloca encima de mí y besa mis labios con ternura. Cierro mis ojos y disfruto de su cariño.

—¿Qué hora es? —Le pregunto rompiendo el beso.

Max pasa sus labios por mi barbilla y besa despacio hasta llegar a mi cuello.

—Son las seis y veinte de la mañana, amor. —Me responde al oído con voz sensual.

—¡Tan temprano! Podías haberme dejado dormir un poco más. —Pongo mala cara y hago un puchero.

—Linda, sé que tengo que disculparme por haberte despertado temprano, pero quería adorarte un rato antes de irme a trabajar. Desde que nos mudamos no hemos tenido mucho tiempo para nosotros y extraño sentirte bajo mis brazos.

—Ahora es diferente, Max. Alaina puede despertarse y venir... —Empiezo a poner una excusa, pero él me calla dándome un beso.

—Te prometo que no haremos mucho ruido. —Insiste con voz ronca. Asiento rindiéndome.

Tan pronto Max empieza a quitar las sábanas mi pequeña Alaina entra a la habitación. Su grito provoca que Max se quite de encima de mí, no sin antes darme un cabezazo. Alaina corre y se trepa en la cama con mucha prisa para envolver mi cuello con sus pequeños bracitos.

—¡Buenos días, mami! —Sonrío llena de felicidad y dejo que me llene la cara de besos.

—Buenos días, pequeña. —Alaina avanza y se acuesta a mi lado, arropándose con las sábanas hasta la cabeza. Su pequeño cuerpo se pega al mío y la abrazo sin dejar de reír.

Aparto las sábanas de su cara y dejo escapar una risa de felicidad al ver sus ojos bien cerraditos y sus mejillas coloradas. Peino con mis dedos su largo cabello castaño y le doy un suave golpe, pero tierno, con mi dedo en su nariz. Enseguida abre un ojo y me sonríe con travesura.

—¿Qué haces despierta tan temprano? —Le pregunta Max al mismo tiempo en que deja un suave beso en su frente.

Enseguida mi niña hace una mueca de desagrado, que Max no logra ver ya que ella cambia de gesto en pequeños segundos. Es tan parecida a su padre...

—Mmm... —Rueda sus ojos azules con curiosidad mientras me mira pensativa y luego a Max—. No me gusta ese cuarto. —Refunfuña en voz baja.

Los hombros de Max se tensan y mira a la niña con seriedad.

Cambiando el DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora