Capítulo 18.

250 34 4
                                    


Myungsoo salió de la habitación, dejándome tan impresionado que no daba crédito a lo que acababa de escuchar, ¿hacer que lo ame de nuevo?, no pude evitar sonreír, aquello era imposible, porque cundo mis recuerdos regresaron, mi amor por el también, pero quería saber si hablaba en serio, quería ver si todo aquello era verdad, porque aunque no lo demostrara, aún tenía miedo de que todo aquello fuera una mentira.


A la mañana siguiente, Niel me llevo a casa, cuando las puertas del elevador se abrieron, frente a nosotros, había un enorme ramo de rosas rojas y rosas, más de trecientas, eran tantas que todo el corredor olía a estas, haciéndome sonrojar, sobre estas un sobre, me acerque y lo tomé, viendo que iba dirigido para mí y lo abrí, sonriendo como idiota al leer lo que había escrito: "Paso 1, determinación. ¿Recuerdas cuando me dijiste que me amabas? Yo sí lo recuerdo, me abrazaste por la espalda y no podías ni verme a los ojos, ahora yo sufro porque no puedo verte".

Mi corazón se aceleró con esas palabras, sintiendo mis mejillas arder, no dije nada y entre Niel y yo metimos todas esas rosas al apartamento, pobre de Niel, no era como si a él le gustaran mucho las flores, pero aquello parecía divertirlo bastante, aunque las miro con un poco de recelo.


—¿Cuánto habrá gastado en esto?, yo creo que ni con un salario completo, podría pagarlo...


Sentía como si estuviera soñando, ahora que había recuperado todos mis recuerdos, mi lado fan no pudo evitar salir, y es que ¿Cuántas personas son capaces de decir que su idol les envió flores? ¿o que tuvieron la oportunidad de dormir con ellos, compartir habitación y verlos en su día a día?

Parecía una colegiala enamorada, no podía borrar esa estúpida sonrisa de mi rostro, Niel teniendo que dejarme solo pues aquello era "muy cursi" para él.

Suspire pesadamente, ahora tocaba hacer algo un poco más difícil... Llamar a mis padres, ¿Cómo les explicaría todo aquello? ¿Me habrán estado buscando durante todo este tiempo?, mi cuerpo se tensó por los nervios que me invadieron mientras tomaba el teléfono y marcaba aquel número, el teléfono sonó una vez y contesto mi mamá.

—¿Si diga?

—¿Mamá?

—¡Ah por Dios!, ¿Sungyeol, eres tú?

La voz de mi madre se quebró a mitad de aquella oración, haciéndome sentir terriblemente culpable por todo el sufrimiento que le había hecho pasar, se escuchaba triste y agotada, seguramente de haberme estado buscando, de haber pensado lo peor.


—Mamá lo siento mucho, es una larga historia, pero si te la cuento toda, la factura del teléfono llegara cara, solo te diré lo más importante...


Mi madre con trabajo me escucho, me hacía mil preguntas a la vez, cuando termine de contarle lo más importante de toda esa historia, ella se puso a llorar.


—Regresa aquí ahora mismo Sungyeol.


—Lo siento mami, pero hay algo que tengo que arreglar antes de poder regresar.


Tuve que colgarle el teléfono, mi mamá seguía pidiéndome que volviera y si seguía escuchándola, seguramente correría con ella esa misma noche, pero no podía, aun tenia asuntos pendientes y si o si los debía arreglar.

Fui a prepararme algo para comer, moría de hambre, odiaba la comida del hospital pues nunca me sentía satisfecho al comerla, no podía dejar de pensar en lo que Myungsoo me había dicho, ¿Debería creerle?, ¡No!, no podía ceder así de fácil, al menos debería de costarle un poco de trabajo recuperarme, pero lo extrañaba tanto...

ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora