❃ Saludó a la recepcionista con una pequeña sonrisa, como normalmente había hecho durante el último mes de su vida; continuaba ingresando al hospital y cuidando de Karma, a pesar de que éste le rechazara con frecuencia. Tocó el botón del ascensor en el tercer piso, y fue paciente hasta que abrió sus puertas. Sus pasos eran algo lentos y tristes, pero eso cambiaba cuando él se adentraba en la habitación. Pero ésta vez no lo encontró a él.
Su vista se fijó sobre la camilla, con las sábanas desarregladas, y una pequeña flor amarilla en ella, con sus pétalos arrancados y esparcidos sobre el piso. Todo en esa habitación era un caos, como seguramente sería la mente de Karma. Se asustó, dejando caer el café que sus manos sostenían, para comenzar a llamarlo a gritos a través de los pasillos del hospital.
Poniéndose en marcha, fue en busca de Okuda, y sin ningún éxito, volvió a dirigirse hacia la habitación. Se quedó un rato pensando sobre su —no tan cómoda— silla, en la cual solía pasar gran parte de su tiempo, luego de su trabajo —el cual, días atrás había reingresado, luego del accidente—. Sentenció la situación como riesgosa, y esperándose lo peor, se dirigió a cada rincón de ese maldito hospital, buscando al pelirrojo sin descanso. Quizás no tenía tanto sentido hacerlo, quizás simplemente se había largado por las malas, y no querría volver a verlo, pero sería algo difícil de aceptar para Shiota.
Su última esperanza; la azotea se situaba en el séptimo piso concerniente al establecimiento, y al notar los rayos del sol sobre su rostro se dio cuenta que estaba oscureciendo, así como también notó una mirada triste que era dirigida hacia él. Notó —a una pequeña distancia, ya que el lugar no era tan grande como parecía— sus ojos rojos e hinchados, y la situación en la que él se encontraba, sentado tan cerca del pequeño barandal, como si tuviera ganas de caerse.
—Karma... —llamó sin aliento, luego de tanta búsqueda exhaustiva según él.—. ¿Qué...? ¿Acaso, piensas tirarte de ahí?— preguntó con gran sorpresa, y desilusión en su tono de voz, ganándose una risa del pelirrojo.
—¿Y no poder ver a mi princesa? —rió de una forma amarga. Sonrió y le miró.—. Ella es lo mejor que me ha pasado, Shiota, grábatelo en la cabeza.—contestó devolviendo su vista hacia el atardecer.
—Creí que tú... Tu habitación... —balbuceó con preocupación, y alivio al oír las anteriores palabras de Karma.—. Pensé que podrías...
—¿Suicidarme? —completó. Nagisa asintió con algo de temor, relajándose en el mismo instante en el que escuchó nuevamente su risa.—. Créeme que ya lo he considerado. Cuando desperté aquí, sentí que lo había perdido todo por tu culpa.—mencionó con nostalgia, sintiendo la opresión en su pecho.—Pero, no puedo abandonar lo único que me queda de Akari.—cerró sus ojos, inhalando profundamente, como si se estuviera relajando.—Ellas posiblemente no me perdonarían si llegara a hacer tal cosa.
Con lentitud, Nagisa se había acercado lo suficiente hasta él, como para tomar sus muletas y entregárselas, para que pudieran volver a la habitación, teniendo en cuenta que el sol había caído por completo.
—¿Cómo explicas el desorden en tu habitación? —preguntó.
—La operación se adelantó, y eso... Trae bastantes consecuencias para ella. —su mirada se desvió hacia el suelo, mientras Nagisa le miraba con tristeza.—Cuando Okuda me avisó de ello, sólo quise devolver el tiempo hacia atrás. Pero, ¿sabes algo? —Nagisa negó.—Eso es físicamente imposible. Incluso aunque deseara haber sido yo quien esté en su estado, para que ellas puedan vivir, es en vano.
En cuanto ambos llegaron hasta el ascensor, Nagisa decidió romper la tensión que se mantenía vigente, como normalmente era causada entre ellos.
—Sé que realmente la amabas, Akabane. No tienes idea de cuánto lo siento. —dijo. Antes de ser interrumpido —como generalmente lo era— por él, continuó.—Ya no sé como disculparme contigo.—pronunció con su cabeza inclinada por la vergüenza.
—Yo lo sé. —sinceró, con sus ojos comenzando a llenarse de lágrimas que no tardarían en recorrer sus mejillas; aclaró su garganta, sintiéndose incapaz de pronunciar las siguientes palabras, debido al gran nudo que se había formado en su interior.—Pero, tus disculpas no podrán devolverle la vida a la madre de mi hija. ❃
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🌈Sé que no me extrañaron, y que me tardé un montón en esto, pero... Idk, estuve relativamente ocupada.🎉
🌈No todos dieron a entender su opinión sobre Gakushu, y como la gran mayoría que comentaron en el capítulo pasado, han pedido su aparición, lo intentaré.☁
🌟Esperemos que todo salga bien.¿?🌠
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》He did a mistake.《 ⓀⒶⓇⓂⒶⒼⒾⓈⒶ
Fanfiction❝Estamos calificados para sentir la culpa recorrer hasta la última fibra de nuestra alma, sin embargo, no lo estamos para enmendar nuestros errores posterior a cometerlos. Nada puede retornar aquello que perdimos nuevamente hacia nosotros, por eso...