Akaishipping

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Despertar siendo pateado, no era lo más agradable del mundo.

Y sin duda alguna, él era la persona más indicada para poder afirmar aquella frase. ¿Y qué mejor momento que ahora? Cuando justamente se encontraba de espaldas al suelo y mirando el techo de su habitación.

Si, de SU propia habitación.

Su no-tan-pequeño novio de dieciséis años le había pateado insistentemente desde que había despertado, obviamente enojado porque el mayor hubiese llegado tarde a acostarse en la cama matrimonial, a alguna inexacta hora en la que ya no eran capaces de tener un momento para los dos.

Y no, no era porque tenía trabajo.

En realidad, había estado haciendo aquello a propósito desde que Silver le había dicho que se quedaría a dormir algunos días con él, el menor de cabello rojo solía vivir en una habitación prestada por los monjes de la guarida dragón. Debido a su carácter arisco, cuando recién había comenzado su relación —en un muy ligero y casi inexistente noviazgo— obviamente le había dado la oportunidad de ir a vivir con él, prometiendo que siempre que le fuese posible el ayudaría a llegar rápidamente a su entrenamiento con los monjes, algo a lo que obviamente el menor no había aceptado, por lo que su "relación" —si es que se le podía llamar así— fácilmente paso a ser catalogada como "relación a distancia". Durante ese tiempo nada fuera de lo común ni significativo paso entre ellos dos, y aunque sus encuentros habían sido efímeros y muy contados en la mayoría de los casos, finalmente terminaron logrando su cometido y el menor poco a poco se había ido soltado en su presencia así como relajándose de tan arisco carácter que poseía.

Hasta que llegó Kris.

Y movió las aguas de su noviazgo.

La situación por sí misma era difícil de explicar, pero debido a aquella chica finalmente él y Silver habían terminado por cruzar una línea que llevaba más lejos el tan —casi— inexistente noviazgo que había entre ellos. Y aun cuando Silver había consentido aquella situación, en el fondo, muy en el fondo de su corazón, no podía evitar sentir como su sentido de lo correcto él decía que aquello no estaba... Totalmente correcto.

Amaba a su novio, de eso no había ninguna duda. Pero su subconsciente no paraba de recordarle ni señalar que seguía siendo un niño... O al menos a sus ojos lo era. Por lo que volver a tocarlo de aquella forma en que lo había hecho, aunque le apetecía y sus manos lo añoraban, su sentido de lo correcto no se lo permitía.

Por lo que ahora se encontraba ahí, boca arriba en el suelo sin la más mínima intención de levantarse. Cansado a más no poder debido al trabajo extra que había estado haciendo para evadir a Silver.

—¿Te vas a quedar ahí?

Lance cerró los ojos antes de ponerse la almohada en el rostro, que un buen rato antes Silver había arrojado a su rostro después de patearlo y tumbarlo de la cama.

—Ya me levanto.

Dormir al lado de Silver significaba... Despertar siendo pateado.

O con la cara besando el suelo.

Dormir a su lado significaba...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora