Evashipping

387 13 9
                                    

Bostezo sonoramente mientras se pasaba una mano por sus no tan cortos y despeinados cabellos. Pues la única ventana de la habitación posee cortinas tan oscuras y gruesas que no era capaz siquiera de adivinar si aún era de madrugada o si ya había amanecido. Para su suerte, colgando de una de las paredes de la habitación tenía un reloj cucu —ese al que su hermanito ya había intentado darle muerte muchas veces antes— que marcaba la hora exacta.

Quince para las cinco.

—Tan temprano como siempre…

Bostezo tapándose la boca para posteriormente estirar los brazos, sintiendo como el sueño se negaba a abandonarlo, pero totalmente decidido a levantarse de una vez para comenzar el nuevo dia —como todos los días— preparando la comida tanto para los pokémon como para su hermano y el.

—Paul.

Susurró mientras pasaba sus dedos por la frente de su hermano menor, apartando unos cuantos cabellos que caían cubriéndole el rostro, ocasionando que hiciese un gesto con la nariz al sentir el cabello caer una vez más sobre su rostro, ocasionándole cosquillas.

Ríe silenciosamente mientras viene a su memoria aquellos días cuando Paul se aferraba a uno de sus brazos cuando sentía que se despertaba, con toda la intención de evitar que se levantara de la cama y lo dejara ahí. Solo.

Un sentimiento de ligera culpa le invadió al recordar aquellos días en que era un entrenador reconocido e iba de un lado a otro, teniendo que dejar a su pequeño hermanito al cuidado de personas de confianza —mandados de parte de la Asociación Pokemon— para poder asistir a eventos donde su presencia era requerida, los incontables lloriqueos, las pataletas y los ruegos porque se quedará o lo llevara con él aun seguian ahi, frescos en su memoria, carcomiendo todo sus logros poco a poco tras darse cuenta de todo lo que perdió por la fama y el reconocimiento.

¿En verdad había dejado a su hermanito infinidad de veces por ir a recibir trofeos o medallas? ¿Es que acaso no había aprendido nada de sus padres?

No pudo evitar sentirse peor al darse cuenta que tenia mas presente el rostro de su pequeño hermano bañado en lágrimas en lugar de una gran sonrisa. De aquellas pocas que alcanzó a ver, cuando aun eran realmente cercanos…

Soltó un suspiro antes de volver a recostarse en la cama para continuar haciéndole compañía, acomodándose más cerca de Paul quien continuaba durmiendo sin inmutarse en lo más mínimo, con cuidado lo abrazó y lo acurruco en su pecho, acto que fue bien recibido pues el menor se acomodó aún más cerca del mayor.

Sonrió con cariño mientras veía a su —usualmente— arisco y malhumorado hermano menor disfrutar de su cercanía, de esas raras y escasas veces —en la actualidad— que le permitía estar tan cerca, algo que había ido perdiendo con el tiempo. Incluso cuando dejó de ser entrenador y pasó a ser criador.... Y ni de esa forma había tenido tiempo para pasar con el.

Cerró los ojos una vez más, intentando dormir para dejar de pensar en el pasado, en aquellas momentos que perdió y nunca iba a poder recuperar.

Dormir con Paul a su lado significaba… Darse cuenta de que ya no era un niño

Dormir a su lado significaba...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora