Introducción

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- ¡Mamá! - la niña corró hacia ella y la abrazó, su madre la cargó y me dio un beso de "Buenos días", como todos los días cuando la pequeña se despertaba.

- ¡Hija! ¿Dormiste bien? - le dijo con una sonrisa mientras la bajaba.

- ¡Claro mamá! ¿Qué hora es?

- Las 10AM hija, hoy te has despertado temprano. - dijo mirando el reloj - ¿Por qué?

- ¡Ay! ¡Debo irme rápido! - dijo corriendo hacia la puerta.

- ¡Hija, hoy es sábado! No debes ir al colegio. Además, sólo tienes ocho años, no puedes salir sola a muchos lugares.

- ¡Es que tengo que verlo mamá! ¡Dijo que lo vea a las 10:15! ¡¿Y sabes cuánto tardaré en ir al parque si voy corriendo y salgo ahora?! ¡Tal vez no llegue y se vaya!

- Pero hija, ¿de qué hablas?

- ¡Del príncipe rojo mamá! ¡Me está esperando!

- ¿Quién?

- ¡Me tengo que ir mamá! ¡Adiós! - salió corriendo.

- ¡Hija! ¡No has desayunado todavía!

- ¡No puedo llegar tarde mamá! - le gritó mientras cruzaba la calle dirigiéndose al bosque cerca de su casa.

No debía llegar tarde al lugar donde la citó aquel chico. Su madre no encontró más remedio que esperarla ya que, si la seguía, tendría que dejar a su bebé sola, y creyó que su hija podría cuidarse sola unas horas. _____ era una niña muy independiente. A pesar de su temprana edad, la pequeña siempre quería salir sola, más si era para estar con su "príncipe rojo". Cuando llegó, él la recibió con un abrazo.

- ¡Lulu! ¡Estás aquí! - dijo con una sonrisa mostrando todos sus dientes.

- ¡Mi niña! ¿Cómo lo has pasado ayer en la casa de Amber? - dijo trenzando el largo cabello de la pequeña.

- ¡Muy bien Lulu! Jugamos con su perro y, ¿sabías que su familia tiene un poni? ¡Ella me dejó montarlo! Se llama Tiffany, ¡y su pelo es blanco! - dijo emocionada.

- ¡Qué bueno que lo hayas pasado bien _____! Entonces... ¿Te gustó?

- ¡Me gustó mucho! Cuando sea grande como tú Príncipe, voy a tener un caballo, ¡se llamará Kai, y juntos vamos a ganar todas las competencias! Luego voy a tener una casa muy, ¡muy grande! Sí, ¡y voy a tener un millón de caballos en ella! ¡Ya lo verás!

- Y me encantará de seguro - dijo sonriendo, encantado con la inocencia de la pequeña - ¿Y me invitarás a tu enorme casa algún día no?

- ¡Claro que sí Príncipe! Y... ¡y también te haré una casa a ti! ¡Una muy grande también! ¡Y será al lado de la mía, así podremos vernos siempre! ¡Además, así no tienes que compartir tu palacio! ¿Algún día me llevarás a tu palacio? - dijo con un brillo en los ojos que nadie podría resistir.

- ¡Claro pequeña, y nos divertiremos mucho! - dijo terminando de atar su cabello. - Sólo espera un momento, que las cosas en el palacio se arreglen, y vendré por ti, ¿quieres?

- ¡Siiiiiiiiiiiiiiiiii! - dijo saltando - ¡Te quedaron muy lindas mis trencitas Príncipe! ¡Eres muy bueno!

- Gracias nena, y recuerda, puedes hablar de mí todo lo que quieras pero nunca traigas a nadie aquí con nosotros, ¿si?

- ¡Nunca oppa! ¡Este es nuestro lugar secreto! - dijo haciendo la seña con su dedo. Él rió encantado. - Oppa, ¿tienes comida? No he desayunado - dijo agarrándose la pancita.

- ¿Cómo que no has desayunado? Toma - le dio una bolsa de galletas de su bolsillo - iba a comérmelas después, pero sé que amas las galletas - sonrió.

- ¡Gracias Príncipe! ¡Te quiero mucho! - dijo abrazándolo - Agáchate - dijo y él lo hizo, para que ella le diera un beso en la mejilla.

- Eres muy linda, ¿lo sabías? - dijo mientras le hacía caballito.

- ¡No tanto como tú! ¡Tú eres el chico más lindo del reino oppa! - le sonrió la nena.

- Bueno, ahora come - la bajó y ella abrió la bolsa para comer su desayuno contenta.

- ¿Y cómo está tu perrita, Príncipe? ¿Krystal ya mejoró de su gripe? ¡Los perritos de la realeza no pueden enfermarse, ellos deben cuidar del reino!

- Por suerte sí nena, ¿y sabes qué? ¡Tuvo cachorritos!

- ¡Wow! ¿Enserio? - dijo felíz - ¿Cuántos son?

- Cinco, tres nenas y dos nenes.

- ¿Me puedes dar uno? - dijo sonriendo.

- ¡Claro! ¡Alguien tendrá que cuidar a los caballos en el futuro cuando tú no estés en casa! ¿No es así?

- ¡Genial! ¿Me puedes dar un nenito? ¡Quiero ponerle Luhan, como tú!

- ¿Otro día te lo daré, quieres? - dijo mientras le daba una botella de agua para que ella bebiera.

- ¡Gracias Príncipe! Oye, ¿qué estás viendo? - dijo dirigiendo su vista hacia el cielo donde el chico estaba mirando atentamente.

- Nada nena, escucha, perdona que no pueda quedarme más tiempo contigo, pero me están llamando del palacio, y entonces me tendré que ir pronto, no te molesta si nos vemos otro día más tiempo, ¿no?

- ¡Claro que no oppa! ¡Podemos vernos otro día!

- Será mejor que vuelvas a tu casa nena, o tu madre podría preocuparse, no habrá salido a buscarte sólo porque no habrá querido dejar a Sulli sola siendo una bebé.

- ¡No me gusta Sulli! ¡Cuando crezca ella querrá quitarme todos mis juguetes! ¡Yo quiero mis peluches, son míos!

- No te preocupes ______, ella no te los quitará, confía en mí. - se paró

- Claro, porque supongo no habrá sido fácil para tí convivir con Sehun cuando eran como yo. Pero ahora se quieren, ¿no? - se paró.

- Claro que nos queremos, somos hermanos. Mira, es difícil a veces poder convivir con hermanos menores - le dijo mientras acariciaba sus trencitas - pero si conviven con amor de seguro podrán superar sus diferencias. Luego podrás enseñarle a tu hermanita muchas cosas, podrás jugar con ella, ¡y todo lo que quieras!

- Tienes razón Príncipe, ¡y también ella podrá cuidar a mis caballos cuando crezca!

- Claro nena - rió el joven de cabellos rubios y camisa roja. - y también te ayudaré yo, ¿no es así?

- ¡Claro príncipe! Porque tú y yo nos casaremos cuando yo sea más grande, ¿no?

- ¿Ya me estás proponiendo matrimonio? Todavía tienes ocho años _______, yo ya tengo dieciséis.

- Pero la diferencia de edad no importa, yo te quiero mucho Luhan, y tú me quieres a mí, ¿no es así?

- Por supuesto nena, pero aún eres muy pequeña para tomar una decisión como esta, no importa cuánto me quieras. ¿Sabes? Incluso yo soy muy pequeño para tomar esta decisión.

- Pequeña... ¡Todo el mundo me dice eso! ¿Por qué la edad siempre es tan importante? - dijo furiosa.

- Ya lo entenderás algún día _______ - la abrazó

- Tenemos que hablar de esto seriamente algún día Lulu - dijo riendo.

- Claro - sonrió el chico - Bueno nena, debo irme, sé buena, ¿si? - le dio un beso en la mejilla

- ¡Claro oppa! ¡Adiós! - se despidieron y cada uno fue por su camino.

You Are My Prince (Luhan, Baekhyun y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora