Capitulo 3.

1.2K 52 0
                                    

《...》

—Estaba esperando tu respuesta nena —se para, conmigo encima, y nos hace caer en la cama, quedando el sobre mi.

—Menos mal que le avisaste a tu hermano que no ibas a la empresa... —jadeo al sentir sus manos acariciando mis piernas, y su boca en mi cuello.

—La verdad que si —susurra— tampoco pensaba ir... —se ríe.

Niego con la cabeza, riendo también, los Benson son iguales, tanto él como su hermano, pícaros a más no poder.

—Ahora no pienso irme sin ante dejarte completamente extasiada... —se aleja de mi cuello y me besa.

—Quiero ver que lo hagas —le susurro retándolo.

—Va a ser un placer hacerlo —susurra sobre mi boca y muerde mi labio inferior.

Un calor en mi entrepierna comenzaba a crecer, ya lo necesitaba.

—Se que sí... —deslizo una mano por su pecho hasta bajar a su gran erección que se puso más dura al tocarla— con esto se que sí.

Sin decir nada, me besa, con necesidad, estaba igual que yo, y hacía una hora atrás que habíamos tenido un orgasmo.

—Tu mano es muy poderosa ma chérie... —gimo, su tono francés me podía tanto.

Con unos simples movimientos, corrió mis piernas, abriéndolas y pegando su duro miembro en mi entrada, parecía una tentación que aún no había sido probada.

—Te necesito.

—Yo también nena —sus ojos me quemaban, no podía dejar de verlos— pero ahora quiero hacerlo despacio.

Volvió a hundirse en mi cuello, mordiendo cada parte de el, mientras movía tentadoramente sus caderas hacía adelante, simulando que me embestía.

—No lo hagas —gimo— a menos que sea de verdad.

—A veces es bueno un poco de tentación.

—Yo lo llamaría tortura... —murmuro.

Ríe ronco en mi oído, y baja sus besos hasta mis pechos, se lleva uno a la boca para luego mordisquearlo. Un "Justin" salió de mi boca, como reproche, pero el solo siguió con lo que hacía, volviéndome loca. 

Después descendió con sus besos por mi estómago, haciéndome cosquillas, y llegó justo a donde no quería llegar, mi cuerpo se tenso, no me sentía cómoda con la cabeza de Justin entre mis piernas.

—¿Sucede algo? —susurra besando mi muslo.

—No... digo, si... pero a la vez no —contesto nerviosa.

—¿Y qué es?

—Me siento incómoda... con, eso —señalo para donde el estaba.

Se ríe suavemente, y me ruborizo.

—No tenes porqué Lea...

—Ya sé — lo interrumpo— preferiría dejarlo para otra ocasión...

—Esta bien —vuelve a cubrirme con su cuerpo y me besa.

Su lengua recorría toda mi cavidad bucal, su forma de besarme hace que las ganas de tenerlo dentro mío crecieran. Con mi mano comienzo a desabrochar la camisa que llevaba puesta, su pecho estaba hirviendo, tocarlo era la perdición para mi, termine de desabrocharla por completo y volví a llegar a su punto caliente, estaba más duro que antes, "¿eso era posible?" me pregunté mentalmente.

—Si tu mano vuelve a tocar mi entrepierna, vamos a estar en serios problemas —susurra agitado.

—¿Y qué pasa si quiero intentarlo? —le respondo, y toco su miembro.

Murmura una maldición, y me besa con fuerza, gimo entre medio del beso, me gustaba verlo así de loco. Se separa un poco de mi para sacarse la camisa.

—Cuando me saque el pantalón, vas a arrepentirte de haberme tentado.

—Vos hace un rato hiciste lo mismo —le guiño un ojo.

Touche mon amour... (touche mi amor) —sonríe y se desabrocha el cinturón sin dejar de mirarme.

Se sacó el pantalón y lo dejo en el piso, lo mismo hizo con el bóxer, liberando a mi bestia favorita.

—¿Te gusta lo que ves? —pregunta con su voz ronca.

—¿No es obvia la respuesta? —niega divertido— pues si, me encanta.

—Entonces dame la mano —estaba por hacerlo cuando un pensamiento pervertido se apareció en mi mente, lo mire con una ceja arqueada— no es nada sucio, lo prometo.

—Esta bien... —se la doy y me empuja hacía el, y me alza entre sus brazos.

Por instinto envuelvo su cintura con mis piernas, sintiendo su dureza entre ellas.

—¿Qué pretende Sr. Benson? —lo veo que camina hacia la puerta.

—Nada que no vaya a gustarle, Srta. Crawley.

Salimos de la habitación, y encamina hacía la cocina, ¿qué pretende?

—Te estarás preguntando que hacemos acá, ¿cierto? —asiento— bueno, hace unas semanas atrás me confesaste que una de tus fantasías era hacerlo en la cocina... por eso, hoy es tu día de suerte, y voy a hacerlo realidad.

Me lleva hasta la mesada fría, me apoya en ella y me mira a los ojos.

—Necesito un favor...

—¿Qué es?

—Mantene tus piernas abiertas para mi douceur... (dulzura) —me muerdo el labio, ese tono francés me debilita.

Agarra mis piernas y me tira más a el para poder meter el miembro, una vez que lo hace, se me escapa un gemido.

—Pero si todavía no comenzamos nena —susurra sobre mis labios y me besa, mordiéndome sin compasión.

Lo sentí moverse, y la sensación de estar completa hizo que volviera a gemir.

—La cocina —se separa de mi boca, y susurra— este lugar me gusta.

—Oh Dios... —me embiste lentamente— Justin.

—¿Qué ma chérie? —su voz sonó tan ronca que creí haber perdido la cordura.

—Más fuerte.

Lo miro a los ojos, y estaba más encendido que nunca, le excita que yo ruegue para que me folle más fuerte, y a mi también.

—Siempre es un gusto complacerte —golpea fuerte en mi interior, haciéndome gritar— siempre lo es.

Sonrío por sus palabras pero no dura tanto ya que vuelvo a gemir, sus embestidas son más profundas y más rápidas, oh Dios, amo a este hombre y su pasión, lo amo tanto.

—Te amo Justin... —lo miro a los ojos y en ellos aparece una luz de felicidad.

—Te amo Lea... —me embiste de nuevo y jadeo.

—Ya estoy cerca —lo beso.

—Lo sé —se separa de mi boca— te siento tan jodidamente apretada... —se mueve con desesperación— y eso me vuelve loco.

Lo siento más profundo, y gimo, recibiendo un orgasmo que me parte a la mitad.

—Justin... —jadeo con los ojos cerrados.

—Nena, nena, nena —me besa y me embiste por última vez antes de llegar a su potente climax— me volves... loco —respira agitado y vuelve a besarme.

—Puedo decir lo mismo —me relamo.

A través del fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora