Capitulo 5.

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 《...》

Ahí estaba el, recostado, haciendo quien sabe qué con su teléfono.

Me senté del lado que me corresponde de la cama y retire la toalla de mi cabeza, en un mueble que había a mi lado estaba mi ropa interior y para dormir. Elegí el corpiño y bragas color blanco y una remera vieja que me llegaba a los muslos.

Deje caer la parte superior de la toalla, para ponerme el corpiño... pude hacerlo, solo que no podía abrocharlo por la espalda. Me sobresalté al sentir las manos de Justin tocar las mías.

—¿Te ayudo? —pregunta suavemente.

—Por favor... —susurré.

Retiro mis manos y siento como las de el, terminan de abrochar el corpiño.

—Listo ma chérie... —susurra y besa mi hombro.

—Gracias...

Una descarga eléctrica recorrió todo mi cuerpo... ¿tanto poder ejercía en mi?

Suspire, y me coloqué la remera, llegando hasta la cintura. Me levanté, tapando rápidamente mi trasero, antes que Justin dijera algo, y tome las bragas, poniéndolas al final de mis piernas... hice el recorrido hasta donde quedaba la remera, la levante un poco y termine de ponerme la última prenda en el cuerpo.

Cuando levanto la vista para meterme en la cama, veo que el estaba observándome.

—¿Ya estas? —sonríe.

—Si... —murmuro.

Me meto dentro de la cama, dándole la espalda a Justin. Unos segundos después siento su respiración en mi cuello y su brazo derecho que me abraza por la cintura.

—Te amo Lea... —su voz sonaba cargada de emociones, tuve que morderme el labio para no gemir de felicidad.

—Te amo Justin —susurro, con una sonrisa en el rostro.

Luego el silencio se hizo presente, cerré los ojos y al cabo de unos minutos me quedé dormida.

[Unas 3 horas después.]

Me muevo sobre la cama, aún dormida, pero podía escuchar a mi alrededor. Unos 5 minutos después escucho que la puerta del cuarto se abre, y un cuerpo se acuesta detrás de mi.

—Vamos mon amour —escucho la voz de Justin en mi oído, aún tenía los ojos cerrados, me costaba despertarme— mi estómago ruge por un buen almuerzo... — pone su mano en mi cintura y besa mi hombro.

—¿No podemos quedarnos un rato más? —murmuro con la voz adormilada.

Su dulce risa retumba en la habitación. "Que hermosa forma de despertar" pensé.

—Lo haría todo el día, pero necesito nutrir mi pobre estómago —dice melodramáticamente, y suelto una carcajada.

—Bien, ya me levanto... —susurro y sonrió, a pesar del cansancio me sentía renovada.

Abro los ojos lentamente, la luz del gran sol iluminaba todo el cuarto. Giro, y me encuentro a esos ojos mieles observándome con ternura.

—Buen día Justin...

—Buen día Lea —susurra con una sonrisa— antes de ir a almorzar necesito darte algo.

—¿Qué es? —alzo una ceja.

—El beso de los buenos días...

Sin dejarme hablar se sube sobre mi y me besa, su lengua no tardo en aparecer.

El calor se hizo presente, y sentía la necesidad de Justin, como si nunca hubiéramos hecho nada hace unas horas atrás. Se separó de mi boca y se dirigió a la zona que ya tenía marcada... repartiendo besos en todo mi cuello, jadeo al sentir sus manos ingresar por debajo de la remera, tocando mi estómago suavemente.

—Justin... —susurro.

—¿Qué? —jadea.

—Era solo un beso de los buenos días —murmuro.

—Lo se, pero me gustaría darte un gran "polvo de los buenos días"...

Me río, este hombre si que nunca se cansa.

—A mi también me gustaría —me mira a los ojos— pero ahora vamos a almorzar, después me das todos los polvos que quieras... —sonrío con picardía.

—Eso dalo por seguro ma chérie —me besa rápidamente, y sale de encima mío— te dejo para que te cambies.

Se levanta de la cama y encamina a la puerta, él ya estaba vestido. Me muerdo el labio al observar su espalda tan masculina que me vuelve loca. Me dedica un guiño de ojo y cierra la puerta. Mi corazón late con rapidéz, ese hombre transforma por completo mis hormonas, y las da vuelta.

Río por mis tontos pensamientos, y salgo de entre las sábanas, apoyo los pies en el frío piso y camino hasta la puerta del mueble donde se encontraba mi ropa... La abro, y elijo una remera celeste y una pollera de jean. Una vez puesto, busco las sandalias blancas y me las coloco.

(El link de la ropa, aparece en los comentarios.)

Aún me faltaba peinarme y lavarme la cara. Voy hasta el baño, me enjuago la cara, le doy una rápida cepillada al pelo y me hago una trenza común. Sonriendo y mirando al espejo, ya estaba lista para ir a almorzar.

Salgo del baño, y me dirijo hacía la puerta del cuarto, pero alguien la abre antes, era Justin con una gran sonrisa en sus labios, pero al verme desaparece.

—¿Sucede algo? ¿me queda mal? —lo miro con el ceño fruncido— puedo camb...

—Eso es lo de menos Lea —me interrumpe con su voz ronca, oh no...

—¿Entonces? —le contesto con media sonrisa.

—Estas tan... —se acerca a mi, y me rodea la cintura con su brazo izquierdo— sexy.

Lo miro a los ojos, y estaba esa necesidad que siempre veía después de hacer el amor.

—Gracias... —mis mejillas toman otro color.

—Es lo de menos ma chérie —sonríe, y siento derretirme en ese momento— vayamos a almorzar antes de que me arrepienta.

—Esta bien... —río.

Envuelve su mano en la mía, y salimos del cuarto.

A través del fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora