《...》
—No sabes cuánto esperaba qué dijeras eso —murmura con la voz ronca.
Me acerqué a sus labios desesperada. Odio que suceda esto, que siempre termine deseando con total demencia que éste hombre entierre su verga en mi por el resto del día, consecutivamente, y lo peor de todo es que nunca me aburro.
Recibió mi beso con total felicidad, siendo sincera, parecía que estaba comiéndome. Y eso me gusta, su ansiedad, sus ganas descontroladas de follarme en cada lugar que encuentre o vea. Nunca me sentí tan deseada en mi vida.
Soltó un gruñido ahogado. —¿De nuevo ma cherie?
—¿Qué? —estaba desorientada por el beso, y no entendía a que estaba refiriéndose.
Hasta que me doy cuenta a que se refería. Me relamo los labios al ver que mi mano, de manera inconsciente, termino sobre su dura y sensible erección. A veces me sorprendo de mi misma.
—Fue sin querer —logré susurrar, aún sin sacar la mano.
—Es difícil creerte nena —alza una ceja— antes te dije que me volvía loco con la simple imagen de tener tu mano o boca sobre mi polla...
—Lo sé —jadeó inquieta— es que estoy desesperada.
—Voy a saciarte de por vida Lea, eso dalo por hecho.
Vuelve a besarme y por fin suelto su erección para poder tirar de su camisa por los hombros, agradezco haberla desabotonado antes. Sin cortar el beso, se termina de sacar la prenda él solo. Dejándola lejos nuestro.
Cuando hizo eso, lo abracé por el cuello pegándome más cerca.
—Quisiera ir lento, y hacerte el amor como realmente mereces, pero ya no soporto un segundo más... —susurra al separarse de mi boca— pienso follarte hasta el cansancio.
—No importa eso ahora, sé que después podemos compensarlo —lo besé de nuevo—. Ahora espero que ni el cansancio nos detenga.
Sin siquiera decir algo, tomó mis labios como fiera hambrienta. En un movimiento ágil y fuerte de Justin, giro y me colocó encima suyo. Debajo podía sentir bien clavada y dura su erección. Gemí cortando el beso.
—Hoy voy a dejarte afónica, nena.
Mete su mano por el medio de nosotros dos, hasta llegar al cierre de su pantalón, y abrirlo. Después de eso, libero su erección al aire, bajando sus bóxers a la par que los jeans.
—Rápido y desprolijo. Siempre me gustó así... —empujó mi cuerpo más cerca— espero que eso no te moleste ma cherie.
—Nunca lo haría —murmuré en medio de un jadeo, sus labios viajaron desde mi estómago hacía arriba, quedando en el valle de mis pechos.
—Bien por mi entonces —no podía ver, pero estaba segura de que estaba sonriendo al decirlo.
Su mano que estaba apoyada en mi muslo, tomó lugar entre mis piernas de nuevo, pero esta vez corriendo la fina tela de las bragas para darle el paso a su polla en mi interior.
—Oh... Dios mío... —logré gemir apenas, él no había ingresado en mi, solo la punta, está jugando sucio— no me hagas eso Justin, no de nuevo.
—Sólo quería saber que ibas a decir —sus manos se colocaron en mi cintura, y al segundo me empujó hacía abajo, dejándome sentir cada centímetro de su verga dentro mío— al sentirme así.
Cerré los ojos, incapaz de soportar los cientos de sensaciones que estaba causándome. Apreté mi mano derecha sobre su hombro, y la otra fijada sobre la cabecera de la cama.
—Querías que gritara... ¿no es así? —levantó la cabeza, y pegué su frente con la mía.
—Quería que gritaras mi nombre al sentirme completamente dentro tuyo, sólo yo quiero ser el que te coloque de esta manera.
Lo detuve con un beso. —No existe nadie más, nunca podría arrancarte de mi piel y corazón aunque quisiera.
—Me hace bien saber eso... —se relame los labios—. Ya que nunca podría hacerlo yo tampoco.
Se volvió a mis labios, y a la vez me embistió con fuerza, haciéndome temblar por completo.
—Justin —apenas fui capaz de hablar, no sentía fuerzas para nada, solo necesitaba que siguiera golpeando en mi interior hasta desmayarse—. No tardes... te lo ruego.
—Tus deseos son órdenes ma cherie —un escalofrío pasó por mi espalda, su voz ronca junto a su francés no me hacen justamente bien.
Me sostuvo un poco más arriba de él, lo hice sin salirme de mis agarres.
—Oh, oh si... —gemí de manera inevitable, entró de nuevo con todas sus fuerzas, provocando que una llama placentera empezara a arder dentro de mi.
—¿Te gusta, nena? —murmuró sobre mis labios, y se acercó a mi oído luego—. Siento como si algo... caliente se quema dentro mío cada vez que te embisto. ¿Logras... sentirlo?
No logré contestar ya que un sonoro gemido se escapó de mi garganta; siento que con cada embestida, se entierra un poco más, llegando a mi punto g.
—Lo siento —murmuré acercándome a sus labios—. Lo siento por todo el cuerpo... es como si... si...
No encontraba las palabras para describirlo, de todos modos no pude terminar de hablar ya que me besó de tal manera, que si no fuera porque estoy en la cama, hubiera caído de una al suelo.
—Es como si estuvieramos... caminando a través del fuego.
Sonreí ante su tan acertada hipótesis.
—Ni yo lo hubiera dicho mejor.
Me respondió con otra embestida. Maldito seas Justin.
—Odio que hagas eso.
—¿Hacer qué? —jadeó mostrándome una pequeña sonrisa.
—Nada más que volverme loca.
—Debo decirte que, ese fue... —se acercó a mi cuello, dejando besos en todas partes de éste —. Mi plan, desde que saltaste con tu sugerencia de sexo sin penetración.
—Maldito —gemi sin poder evitarlo, enterrando mis uñas en su espalda.
—Sé que te encanto ma cherie... —susurra sobre mi oído, poniendo mi piel de gallina.
—Y lo vas a seguir haciendo por siempre.
Sello nuestra promesa con un fogoso beso. Minutos después el ardor pasional nos quemó a ambos, llevándonos, literalmente, al paraíso.
No me arrepiento de nada, ni de haberme arriesgado todos estos meses por un amor, que al final dio sus frutos.
Tal cuál dijo Justin... al estar juntos pareciera que estuviéramos caminando a través del fuego.
Y no existe mejor sensación en el mundo que esa.
~•~
F I N :)
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A través del fuego.
Novela JuvenilYa era de día, abro mis ojos y lo veo a mi lado, relajado, el hombre salvaje y apasionado de anoche se encuentra escondido. Me muerdo el labio recordando todo. Me acerco más a él y dejo un beso en su cuello, luego me recuesto en su pecho, que se ele...