#1 "Ir y no volver más"

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“Ir y no volver más”

La sangre fluye por mi cuerpo. Mi estómago se encoje y mis ojos débiles están cerrados. El agua es un color rojizo y me roza la barbilla. Dejo caer completamente la fina lámina y afilada cuchilla. El leve sonido al caer me causa un escalofrío por todo mi grande cuerpo. No alcanzo a observar mis pies y piernas desnudos. No siento mis brazos y mi cabeza está sutilmente apoyada en el borde de la blanca bañera. Mis párpados pesan y aunque quiera poder quedar consciente más tiempo mis párpados no me lo permiten y se cierran lentamente. Mi boca está ligeramente abierta hacia arriba. Mi brazo derecho está ensangrentado y apoyado en el borde. He vuelto a caer. Aunque no lo quiera, lo hago. «Soy fuerte, lo soy» Eso pienso cada día al despertar. Pero, mírame ahora. «¿Realmente lo soy? No» Soy débil, mi autoestima está restregandose por los fríos suelos. «Me dejé vencer, nuevamente» Eso es lo que ellos quieren, que caiga, otra vez. Ellos quieren que siga maldiciendome a mi misma por haber nacido. «¿Es lo correcto?» Ni yo lo sé. Mi cuerpo cada vez pesa más, y, haga lo que haga, seguiré pesando más, y, nuevamente vuelta a empezar. Todo el mundo me hará sentirme peor de lo que estoy con esos motes que odio, ‘Anorexica’ ‘Suicida’ ‘Gorda’ ‘Fea’. Esas palabras son las que en todas las noches no me dejan dormir. Las que hacen de mí un ser repulsivo y repelente. Lo que me incita a vomitar día tras día, a cortarme cada día. Pero aún así, la gente no me complace, nadie me dice las palabras que quiero oír, ‘Guapa’ ‘Perfecta’ entre otras. Nadie me ha dicho eso. Nadie, ni si quiera mi propia madre. Sé que el día que me lo digan, será mentira, me estarán mintiendo como hacen siempre. Toda mi vida es una mentira. Nadie se preocupa de mí. Simplemente nadie me quiere como me gustaría. Nadie me respeta como me gustaría. No pienso que lo deba merecer, pero para que ésta vida me toque esto algo terrible tuve que haber hecho en mi anterior vida. 

La sangre aún contrae con el agua. Son como agua y aceite. Como yo y la sociedad. Nadie está en casa, como siempre nunca están. Ni en lo más mínimo mi madre se preocuparía de mí. Es un hecho, doloroso, que quiera o no he tenido valor de aceptar que ni mi propia madre se preocupa de mí. Que soy un desastre y no merezco vivir, pero una voz en mi cabeza me dice que tengo que seguir, me lo repite día tras día, me recuerda que no pierda la esperanza «Cosa que ya he perdido hace tiempo» pero cueste o no, esa voz convence algo dentro de mí que me hace aceptar que si aún sigo viva es por algo, que esto significa algo. Si aún no me he suicidado es por algo. Aunque no tenga ni idea de que supuestamente me tendría que ‘Salvar la vida’ por así decirlo. Al fin y al cabo moriré sola y repugnada por la sociedad. Además de que no tengo a nadie por quién vivir.

Me sumerjo entera y abro los ojos debajo del agua, esta está roja lo que me duele a los ojos. Intento aguantar lo máximo posible debajo del agua. «Es la hora, olvida todo lo que dije antes» «No lo hagas, hoy no» «Dime Shelley, ¿que pierdes?» «No lo hagas, no es el momento» «Eres una gorda suicida que nadie quiere» «Pero que vive, y por algo lo hace» Esa voz me recuerda de nuevo«Nadie la querrá, estará siempre sola por ser una gorda y fea» 

Antes de poder terminar mi discusión mental saco la cabeza con la respiración agitada por el momento. «No puedo y lo sé» «No estoy preparada, no aún» Podré cortarme, podré vomitar pero no podré suicidarme aún, sé de algún u otro modo que no es el momento indicado. 

***

Me envuelvo en la toalla blanca y rasposa mientras me la sujeto débilmente. Me observo al espejo y hago una mueca de asco. Me odio a mi misma. Todo el baño está mejor que hace unas simples horas pero un poco peor de a como entre. Me aseguré bien de que nada se notase como un intento de suicido. La sangre ha desaparecido y las toallas junto a ella. Estoy acostumbrada a esto, no a limpiar claramente, pero sí a limpiar mi propia sangre múltiples veces. Y aún no entiendo como mi madre no me ha echado en cara el por que desaparecen tantas toallas al día, supongo que no se dará cuenta ni de las toallas, no es muy normal que se preocupe de las toallas antes que su propia hija. 

Me miro por última vez al espejo y mi cara es pura tristeza. Me desenvuelvo la toalla poco a poco y puedo observar mi pálido y grueso cuerpo. Mis antebrazos son robustos además de estar repleto de finos pero hondos cortes. Mis pechos son grandes y pesados y parecen caer y arrastrarme con ellos al suelo. Mi estómago tiene varias líneas dando lugar entre ellas a gruesos michelines. Mis piernas y muslos son enormemente gigantes sin contar mis pies. Toda yo soy un bulto, un gran bulto que sobra entre la gente. Sin pensármelo dos veces corro aún sin la toalla hacia el retrete. Me pongo de cuclillas delante de él mientras las lágrimas no paran para salir. Mi maquillaje está corrido por todo mi rostro pero ahora no puedo pensar en aquello. Ignoro que hace unas 6 horas haya hecho lo mismo y coloco mis dedos bruscamente en mi boca. Aprieto hacia adentro lo más profundo que puedo llegar dejando así todas mis preocupaciones y debilitaciones en esto. Pero volveré a hacerlo, lo sé.

Aprieto la cadena así dejando toda mi mierda que se vaya, y no vuelva más. Por que eso es lo que quiero, irme y no volver más. Me inclino hasta la toalla sobre el suelo y me limpio las lágrimas dejando un recorrido negro sobre esta. Corro hasta mi habitación para colocarme lo que sea encima. Abro mi sucio armario y opto por unos simples vaqueros holgados y una sudadera vieja. Sin olvidar mis usadas converse. Iré a dar un corto paseo por cualquier parque que me sea más cercano. 

***

Cuando al final llego a un pequeño parque me coloco la capucha de mi sudadera en mi cabeza sin saber por qué, supongo será  para que nadie me reconozca. Me siento en un banco un tanto alejado de los columpios y toboganes del parque y abro mi pequeño diario. 

            “Querido Diario: 

Hoy pude descubrir nuevamente que no valgo para nada, que merezco morir por todos mi errores en mi vida. Descubrí nuevamente que no soy fuerte, soy débil. Me dejo vencer por cualquiera. Ellos me ganan. Hoy intenté suicidarme pero no pude. Tuve miedo a saber que podría haberme ocurrido. Sé que suena tonto. Sé que morir sería lo mejor que me podría pasar en la vida. Pero tuve miedo a donde me llevaría la muerte. Tengo miedo de pasar toda mi vida así. Tengo miedo a la sociedad. La gente nuevamente me insultaron en el instituto esta mañana. Me hablaron sin respeto alguno y me hicieron quedar mal frente al chico más guapo de todo el instituto, justamente uno de los que más me hacen la vida imposible. Quiero no tener miedo a la muerte, poder dejar de dañarme a mi misma y quererme tal y como soy. Pero no puedo, tengo miedo a todo. La gente me dice gorda y fea. Intento no serlo pero siguen repitiendo. Día tras día mi vida se convierte en más y más mierda. Me valoro menos y la gente cada vez hace de mí lo que quieran, me insultan más a menudo sin importarles una mierda lo que sienta. ¿Sabes lo frustrante y doloroso que se siente que todos esten contra tí? ¿Que nadie te quiera? A mí, aunque intente esconderlo, lo siento, siento el dolor al rechazo social. Al rechazo de una simple amistad que yo les brindo. Todo el mundo me odia. Me quieren fuera para siempre. Con sus pocas palabras me matan por dentro, me estan destruyendo poco a poco. Mi madre no volvió a casa al mediodía para poder comer algo conmigo. Ella me lo prometió. Me dijo ayer que vendría de trabajar para pasar un rato más conmigo. No sabes como la odio. Sus mentiras y sus falsos rostros. Los odios al igual que a ella. Nuevamente me dominan los miedos. Me domina el miedo a ser otra vez insultada pero haga lo que haga me sucede lo mismo. Quiero pedir ayuda. Pero no puedo. Me gustaría ser igual de fuerte a como soy delante de las personas que me maltratan. Pero aunque en el instituto les pueda plantar cara, al llegar a casa, toda la valentía que siento en esos momentos se desvance y aparecen los miedos. Nuevamente comienzo a vomitar y a cortarme. Esto es mi rutina de siempre. Volver del instituto después de ser maltratada psicológicamente, llorar y llorar, cortarme y vomitar. Eso es lo que hago todos los días antes de que mi madre entre por la puerta sin dedicarme un 'hola' o algún saludo cariñoso. Las mañanas pasan, las tardes y noches, el tiempo igual pasa. Pero mi dolor permanece neutro y no se esfuma. Odio a todo el mundo pero sobretodo me odio a mi misma por ser tan débil y dejarme vencer a la mínima. Me gustaría irme y no volver más. Quiero irme y no volver nunca jamás. Quiero morirme de una vez por todas. Quiero hacerlo. Pero, no puedo.

Fuckin' Perfect (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora