Capítulo 24

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Me despierto bastante desorientada. Estoy en una sala blanca con una cama, parece una habitación de hospital. Miro a mi alrededor y veo unos ojos verdes iguales que los míos mirándome fijamente: Patrick. A su lado veo unos ojos azules y una melena rubia: Sophia. Me miran y me dicen:

- Hola, Em.

- Hola, hermanita.

No recuerdo nada, estoy muy aturdida. Les digo:

- ¿Qué hago aquí? ¿Qué ha pasado?

Patrick me mira muy serio y me dice:

- Te dio un ataque de pánico muy fuerte. Tuvieron que clavarte una aguja para dormirte y que te calmaras. 

Ahora, menos sedada, empiezo a recordar. Me incorporo, preocupada, y digo:

- ¡Mark! ¿Dónde está? ¿Está bien? Necesito verle. ¿Está...

Patrick me cubre la boca con su mano y dice:

- No te alteres, no preguntes tan seguido... Calla y déjanos hablar.

Asiento con la cabeza y le muerdo la mano. Suelta un grito de nena, Sophia y yo nos miramos y soltamos una pequeña carcajada. Mi hermano me mira con odio mientras se masajea donde le he mordido y me dice:

- ¡Ah, mi mano, gilipollas! Ahora no te voy a decir nada.

- O lo dices o te juro que en cuanto salga de esta cama te arrancaré la puta mano de un mordisco y luego te tiro a un hoyo. 

Él levanta las manos y dice:

- Vale, vale. Puta agresiva de mierda.

- Te estoy oyendo.

- Vale. Mejor que te lo diga Sophia, ella ha entrado en su habitación, yo no.

- ¿Qué? Tú eres un idiota. Te estoy preguntando y preocupándome cuando tú no sabes nada.

- Es que me gusta verte sufrir, hermanita.

Me acaricia la cabeza, me aparto y le digo:

- Quita, no me toques así. No soy un puto perro.

- Es verdad, eres una puta loba.

- Ja ja, qué gracioso. En fin, Sophi. Dime todo, por favor.

Ella se pone sería, se sienta muy cerca mio y me dice:

- A ver, lo primero. ¿Quieres que Patrick esté aquí o que se vaya fuera?

- Prefiero fuera.

Patrick me mira con odio fingido y dice:

- Se nota que me quieres.

- Claro, ¿acaso no te lo demuestro todos los días de tu vida?- digo con sarcasmo a la vez que esbozo una sonrisa inocente.

Me saca la lengua como si fuese un niño pequeño con rabieta y sale de la habitación. Sophia me dice:

- Muy bien. Ahora que estamos solas, Mark está bien. Aún no despierta pero vivirá. 

- Oh, dios. Menos mal, ahora si me disculpas me voy.

- ¿Qué, dónde?

- A ver a Mark. 

- Pero aún no te han dado el alta. 

- No puedo esperar. 

- Pues tendrás que hacerlo.

- No te dejaré salir de la habitación.

- No lo entiendes, ¿verdad? Necesito verle, necesito estar con él. 

Estoy al borde de las lágrimas, Sophia se acerca y me dice:

- Le quieres mucho, ¿verdad?

- Sí, más que a nada pero no de la forma que tú te esperas.

- Eso ya lo sé.

- ¿Qué?

- No estoy ciega, ¿sabes? Se notaba a un kilómetro de aquí, sólo hace falta tener ojos en la cara para darte cuenta. Solo había que ver cómo os miráis. O como os entendéis sin hablar, con una simple mirada os entendéis. 

- ¿Y cómo nos miramos?

- Como si no existiese nadie más, como si sólo existiésieis vosotros dos. 

Me ruborizo bajando la mirada. Es la pura verdad. Sophia se acerca para abrazarme y me dice:

- Ay, mi pelirroja. Ya no eres ninguna niña que no cree en el amor, estás enamorada. 

- ¿Y tú qué, rubia? 

- ¿Yo? ¿A qué te refieres?

- Sabes perfectamente a lo que me refiero, ¿seremos cuñadas? 

- Yo... esto... no, Patrick y yo no hemos hecho nada. 

Se rasca, nerviosa y ruborizada. De repente, entra una enfermera. Me dice:

- Señorita Emily Sterling, ¿verdad?

- Sí, soy yo. 

- Le hemos hecho pruebas y todo es correcto. Lo único que le ha pasado ha sido ese ataque. Le dió debido a la presión a la que estaba sometida. En cuanto se vista, podrá irse. 

- Muchas gracias.

Me visto y salimos de la habitación. Vamos a recepción y digo:

- Hola, ¿podría decirme dónde está Mark Adams? 

- Claro, está en la habitación 505. Justamente, ahora está en horario de visitas, así que si yo fuera usted aprovecharía para subir a verle.

- Muchas gracias, es justo lo que haré. Adiós.

Vamos hacia los ascensores y vamos a la habitación. Les digo a Sophia y a Patrick:

- ¿Os importa que entre yo sola un momento?

Patrick dice:

- ¡Claro que me importa!

Sophia le da un codazo y dice:

- ¡Au! No me importa.

Sophia me sonríe arrugando la nariz y me dice:

- A mí tampoco, vamos, entra. 

Les sonrío, suspiro y abro el pomo soltando todo el aire que contenía debido a la tensión y los nervios.

Mi lobo interior #MLBI1 #PLC2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora