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Emma y Derek ya estaban dentro de la casa colocando sus armas, cuando a Emma le dio por mirar por la ventana.
Vio a Leon y África corriendo por la arena de la playa, empujándose en lo que parecía una carrera.
Lo único en lo que podía pensar Emma era el feeling que tenían esos dos.
Después de eso, entraron en la casa.
-¡He ganado yo!-dijo Leon mientras entraba en la casa.
-¿Peeerdona? ¡He ganado yo!-dijo África dándole un pequeño empujón.
-¡Yo tengo más experiencia!
-¡Yo llevo nadando toda la vida!
-¡Y yo!
-Creo que lo dejamos en empate, ¿no? -dijo Emma metiéndose en la conversación.
-EH...sí...claro...-dijo África apartándose de Leon.
-Todavía tengo que practicar con la espada, así que me voy detrás de casa-dijo África.
-Yo voy contigo, no sea que aparezca algún T.
África se sonrojó y sonrió tímidamente.
-Ni que ella no pudiese defenderse. Por cierto, ¿vosotros no estábais enfadados?-dijo Emma cruzándose de brazos.
-Leon ha cambiado de opinión.
-¿Y eso por qué?-intervino Derek
-Yo no quería problemas con nadie, solo fui policía un día... Yo solo era Agente del Servicio Secreto de los Estados Unidos.
-En mi pueblo lo llamamos espía-dijo Emma sentándose en una de las sillas de la cocina.
África se quedó muy impresionada.
-Bueno, es como ser policía pero en secreto...-dijo tímidamente.
Derek miraba al suelo en silencio.
-Está haciéndose de noche, si quieres practicar deberíamos ir ya.-dijo Leon serio.
-¿Al final vas a venir conmigo?-preguntó África.
-Claro, te lo he dicho antes-dijo Leon sonriendo.
-Entonces vamos.
Leon abrió la puerta y cuando salieron, cerró.
-Bueno...yo me voy a cambiar y a echar una siesta. Por cierto, esta noche ya sabes.-dijo Emma guiñándole un ojo.
Derek se sonrojó.
-Esta...¿noche? Qué...¿qué va a pasar?-preguntó tartamudeando.
-¡Malpensado! Me refería a lo de bañarte.
Dicho esto, Emma puso los ojos en blanco y subió a su habitación.
-Menudo soy...-dijo Derek poniéndose la mano en la cabeza.

En la parte trasera de la casa, África estaba practicando con Leon.
África practicaba con la espada y Leon con la daga.
-¿Me dejas practicar contigo?
-¿Eh?-dijo África extrañada.
-Te pones delante de la pared y yo tiro las dagas alrededor de ti. Sin darte, claro.
-¿Y cómo sé que no me vas a dar?
-Porque soy un profesional.-dijo Leon preparando la daga.
-Pudiendo decir algo romántico y dices eso.-dijo África colocándose delante de la pared.

***

Emma se encontraba echando la siesta en el cuarto que compartía con África, cuando sintió una mano que le tocaba suavemente el hombro. Como acto instintivo metió la mano debajo de la almohada y sacó una navaja, cuando fue a atacar al supuesto "agresor", se dio cuenta de que era Derek y de que le había cogido de la muñeca para no llevarse una puñalada.
-¡La madre que te parió! ¿Eres tonto? ¿Por qué no has dicho mi nombre o algo? ¡Casi te mato!
Derek soltó la muñeca de Emma.
-Lo siento, tenía que haber dicho tu nombre.
Emma suspiró y sonrió.
-No pasa nada, lo importante es que no ha acabado mal.
Guardó la navaja de nuevo debajo de la almohada.
-¿Qué querías?-preguntó Emma.
-Estos tardan demasiado, deberíamos ir a ver que pasa.
Emma se sentó en la cama y miró a Derek con cierta sospecha.
-¿Tú quieres librarte de lo de la apuesta, eh, pillín?
Derek se cruzó de brazos y miró hacia otro lado.
-No es verdad.-dijo aún con los brazos cruzados, tapando su musculoso pecho.
-No tienes que fingir conmigo.-dijo Emma mirándolo despreocupadamente.
-Entonces, ¿me perdonas la apuesta?-preguntó mirándole de nuevo y abriendo mucho los ojos, de modo que se podía apreciar el verde que los componía.
-No, vas a tener que hacerlo.-dijo Emma riéndose.
-¡Emma! Perdonamelo, porfa. Venga, que te rezo algo...
-No, soy atea, rezar no me sirve. Me diste un apretón así que ahora te toca apechugar.
Derek se mantuvo un minuto en silencio.
-De acuerdo, lo haré. Pero ahora vamos a buscar a África y a Leon.
-Vamos.-dijo Emma levantándose de la cama.

***

Leon tiró la primera daga, estuvo a poco de rozar la cabeza de África. Su tiro había sido perfecto.
África exhaló una gran cantidad de aire.
-¿Qué te parece?-dijo Leon sonriendo y poniéndose las manos en las caderas.
-Dios, ¡casi me matas!-dijo África tiritando del miedo.
-Soy muy bueno en esto, si hubiese querido te hubiese matado.-dijo Leon haciéndose el chulo.
-Bueno, tampoco te pases, a lo mejor solo ha sido suerte.
África se fue aún con los nervios a flor de piel, y antes de que entrase por la puerta trasera, una daga acabó al lado de su hombro.
-¡Ahh!-gritó África.
-Ves como soy bueno-dijo Leon mientras se dirigía hacia África
-Vale, tienes razón, pero no vuelvas a lanzarme una daga sin avisarme.
África casi no podía ni respirar. Leon arrancó la daga de la pared y se la guardó.

En ese momento Derek y Emma aparecieron.
-Tengo que contaros algo-dijo Derek sonrojado.

La Invasión T.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora