-Capítulo 12-

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Eran las ocho y media de la mañana. En desperté con el ruido de las gotas de lluvia chocando contra mi ventana. Me senté en la cama, suspiré y me tiré de de nuevo tapándome la cara como gesto de desesperación.
Desbloqueé el móvil para ver si Había noticias de Andrew, no me había hablado.
Me sentía fatal por haberle echo eso, pero no puedo hacer algo así, estando detrás de un idiota.
Le iba a hablar, pero pensé que no querría, además, el no lleva el móvil al instituto nunca, y ya debería de estar esperando allí a entrar.
Me di una vuelta y me tapé los oídos con la almohada, para intentarme aislar del ruido de la lluvia. Mi madre me había dejado una nota en la mesilla.

Tu padre y yo nos hemos ido a trabajar, tienes un tazón de cereales abajo. Cuídate cariño.

Un beso, Mamá.

No tenía pensado bajar a desayunar, a parte de que no pensaba levantarme de la cama, no quería si quiera comer absolutamente nada. Me dolía muchísimo el estómago, me estaba retorciendo en la cama del dolor, así que no tuve más remedio que bajar a hacerme una manzanilla o algo.
Baje los escalones uno a uno lentamente.
Me dirigí hacia La Cocina, encima del mármol de la encimera, estaba ese razón de cereales que me había dejado mi madre, no iba a tomarlo ni de coña. Me puse de puntillas y en seguida cogí la manzanilla. Calenté el agua y acto seguido, puse la bolsita de manzanilla dentro del vaso.
Me fui al salón, encendí la chimenea, me acerqué una manta, y tomé la taza de manzanilla.
Resoplé.

- ¿Porqué lo hago todo tan mal?

Sentí como una lágrima recorría toda mi mejilla. Pase la manga del pijama y me sequé esa condenada lágrima.
Entre que me hice la manzanilla, y la tome, eran las nueve. ¿Desde cuando una adolescente que no va a clase madruga? Me destapé, dejé la taza en La Cocina y me dirigí a las escaleras.
Estaba en el cuarto escalón, dispuesta a seguir subiendo, hasta que sonó el timbre.
Bajé poco a poco las escaleras, abrí la puerta y estaba Alex esperando tras ella

-¿Alex?

Estaba empapado por la lluvia, estaba cogiendo aire, había venido corriendo.

-¡Estas empapado! Anda, pasa.

Cruzó la puerta, mientras estaba frotándose las brazos por el frío.
Le llevé al sofá, delante de la chimenea.

-¿Te doy algo de ropa? Vas a pillar un resfriado con esa ropa empapada.

Negó con la cabeza, simplemente se quitó solo la camiseta. Me quedé embobada cuando le vi así, al verme así, soltó una leve risa.
Le di una manta y en seguida se echo la manta por la espalda.

- Ahora explícame que haces aquí y no en clase.

- No he dormido. -Dijo cabizbajo y casi susurrando.- Estaba rayado por lo de ayer. Lo siento de veras.

Me quedé callada, estaba enfadada pero era incapaz hablarle borde en ese momento.

-Sé que soy un idiota, un putero se mierda, un bruto, un mal mejor amigo que se deja influenciar. -Levantó la cabeza, me miró, y siguió hablando-
Tal vez sea una persona llena de imperfecciones, pero créeme que cuando te digo que te quiero, es cierto.
Entiendo que ahora ya no sientas eso, has conocido a Andrew, es perfecto, en cambio yo me é comportado como un niño con el. He sido totalmente idiota, tal vez tonteara con Carla delante tuya a propósito, no se porqué. Tal vez quisiera ser yo el que estuviera riéndose contigo en clase y el que te tuviera apoyada en mi pecho como Andrew. Tal vez sea así de estúpido porque quiero vivir lo que está viviendo Andrew contigo. Quiero estar contigo Alicia, nunca é estado tan seguro de algo en toda mi vida. Ni con Sídney é sentido tanto. Te quiero Alicia, de todas las maneras posibles a las que se le puede querer a una persona. Quiero estar contigo cuando estés enferma y no con Carla. Quiero estar contigo en clase, riéndome. Quiero estar contigo en todas las fiestas a las que vayamos. Lo quiero todo contigo. Se que un chico con tantas imperfecciones sea imposible que siga teniendo posibilidades con una chica como tú. Debo aceptar la realidad supongo.

Me quedé atónita. No sabía que decir. Alex se puso la camiseta, se dirigió a la puerta y se fue.
Aún estaba procesando todo lo que había pasado. En seguida me di cuenta de todo, corrí hacia la puerta, la abrí y vi a Alex de lejos.

-¡Alex!

En seguido se giró, nos quedamos parados, mirándonos bajo la lluvia, hasta que ambos nos echamos a correr hacia el otro.
Cuando me quise dar cuenta, ambos estábamos abrazados, besándonos. Solo él y yo, bajo la lluvia.
Solamente separamos los labios.

- Te quiero Alicia. -Me susurró al oído.

Ambos sonreímos.

- Y yo. -Dije riéndome.

Esa escena, se me quedó grabada en la mente.

- Vete a clase, que aún te van a echar la bronca. -Añadí mientras soltaba una carcajada.

- Te debo una tarde cuidándote, es por la mañana pero da igual.

Nos reímos y nos dirigimos de nuevo a mi casa. Entramos por la puerta y empecé a toser.

- Cámbiate de pijama.

Fui arriba, cerré la puerta de la habitación, me apoye en esta y me senté en el suelo suspirando mientras sonreía. En seguida me quite la ropa y me puse un pijama seco. Luego, baje de nuevo las escaleras. Sí, Alex seguía ahí, sentado en el sofá. Fui hacia el, me senté a su lado, apoyada en su pecho como el quería.
Nos tapamos con una manta, al calor de la chimenea. Todo era perfecto. A pesar de ser el chico más tonto que hay en el mundo, lo quería como a nadie.

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