4- Blessed worldly pleasure.

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-¿Algún día lo sabré?

-Cuando vea que esté muriendo, en ese momento lo sabrá.

-No faltará mucho.

-Con su vida tan vacía, tampoco creo que le quede mucho de vida, si en una borrachera no se mata, se suicida de la soledad en la que vive.

-¿Y si dejamos de hablar con tanta frivolidad?

-No lo creo, nunca he sido tierna.

-¿Y si vamos a beber algo?

-Tal vez me suelte un poco más, para ser sincera, hace al menos tres años no salía con nadie.

-¿Y por qué tanto tiempo?

No me respondió, solo volteó la cara y siguió caminando, lo misteriosa que es esa mujer es lo que más me atrae, es reservada, pero quiero ver qué tan reservada será luego de varios tragos.

Finalmente llegamos a nuestro destino, no era muy lejos, pero tampoco la iba a llevar a un lugar en donde me la puede quitar cualquier borracho asqueroso que seguramente no se lava la verga hace 3 semanas, así que la llevé al lugar decente más cercano.

-Deme un vodka.

-Que sean dos.

Empezamos a beber, inicialmente ella no me soltó ni media palabra y llegó a ser bastante incómodo estar a su lado, parecía el patético que tiene a la única mujer ardiente a su lado y ella no está ni medianamente interesada en él, era como si fuera invisible y hasta le sonreía a cualquier otro imbécil que se le acercara, hasta que finalmente luego de beber un poco más de la cuenta, decidió hablarme.

-No he salido con nadie hace mucho porque creí que lesbiana, y me tomó mucho entender qué era, le resultará increíble saber que era lesbiana, de hecho aún no puedo ver a las mujeres de un modo completamente heterosexual, luego le contaré otra parte de la historia, pero es que sé que le romperá el corazón y hay algo en usted que me gusta.

-Eleonor usted ya está un poco ebria.

-No le mencioné que no suelo beber, pero quería hablar con usted y tampoco quería quedar mal. Ahora siento que se va a aprovechar de que estoy algo ebria y me va a follar.

-No lo haré, solo vamos a su casa, la dejaré allí antes de que empeore su estado.

-Entre a mi casa, Torres, no me deje sola, por favor, no me gusta estar sola, odio estarlo; siempre me siento mal, usted no puede llegar a imaginarse lo solitaria que soy y lo mucho que lo odio, puedo parecer fuerte, pero no lo soy.

-Eleonor, le juro que si usted no estuviera tan ebria, la besaría.

-¿Y por qué no?

Se acercó a mi para sellar nuestros labios y era momento de tomar una decisión muy rápida, y no tenía suficiente tiempo para saber que consecuencias me llevaría cada opción, por un lado, la puedo besar y ella me cacheteará por acceder y no me volverá a hablar, por otro lado, la rechazaría y ella me cacheteará por el rechazo y no me volverá a hablar. Tomé una decisión estúpida, bueno, todas serían estúpidas. La esquivé, pero le besé la mejilla, quedó mirándome fijamente, tenía que romper el hielo.

-Pasemos a su casa, no quiero parecer un aprovechado.

-Usted sabe muy bien que lo es.

-Con usted no.

Me tomó de la mano, y solo dejé que el momento fluyera, no la rechacé ni la miré, no demostré que me agradaba tal acto. Finalmente entramos en su casa, todo estaba en perfecto estado, era tan lindo todo, pero a la vez oscuro, era un poco difícil de describir, era extraño, pero me gustaba demasiado.

Eleonor fue a su pieza y se colocó una pijama, específicamente era un vestido que si quiera le tapaba el culo y la copa era triangular, noté que no tenía sostén, a partir de eso también noté que nunca lo usa. Me pasó un tabaco, no me pude negar, ella solo se sentó a mi lado y yo la rodeé con mis brazos, alzó su rostro para dedicarme una mirada, dejé el tabaco a un lado y le tomé entre el pulgar y el índice la mandíbula, sentía su respiración, estaba un poco agitada, la acerqué y la besé, más no era un beso ''apasionado'' era más bien tierno, suave, sentía cada borde de sus labios, eran tan deliciosos, ella se apartó de mis labios, dando pequeños besos desde mi labio inferior hasta el cuello y ahí lo lamió, eso me excitaba tanto.

-Torres.

-¿Eleonor?

-Usted me encanta.

Su voz sonaba excitaba, casi estaba susurrando. Se sentó sobre mí y ya tenía la verga erecta, no totalmente, pero la podía sentir, y lenta y sensualmente ella empezó a mecerse sobre ella mientras con sus delicadas manos tomaba mi cuello y me miraba fijamente a los ojos, es la primera mujer que hace esto, eso me encantaba. Le agarré el culo, no es el más grande, pero era perfecto para darle nalgadas, así que lo hice, luego le agarré los senos, eran pequeños para mi gusto, más eran firmes y sus pezones estaban hechos a la perfección. De repente se paró y se bajó el vestido quedando solo en bragas y se fue a un cuarto, obviamente la seguí con desenfreno, no podía esperar a hacerla mía, es tan ardiente, tan sexy, todo se acomodaba perfectamente a su figura.

-¿Está usted probándome?

-Aún no, pero lo probaré.

Su voz no es como la de una ebria, ni la voz tan fría que conozco, era distinta, me gustaba.

Se recostó sobre su cama y yo empecé a besarle cada borde de la piel, finalmente, besé sus labios, pero ya era un beso que tenía un frenesí muy grande en él y con mis dedos iba estimulando su clítoris, sé muy bien que le gustaba, así que le quite las bragas <<Que por cierto parecían seda dental>> y mi lengua fue la protagonista de aquel momento, ella agarraba fuertemente mi cabello y arqueaba su espalda, uno que otro gemido se le escapaba, finalmente y para mi sorpresa, se vino. Me miró, sin los lentes luce más bella y sus ojos me cautivan por completo, ella empezó a quitarme la ropa, mientras que besaba cada parte que quedaba al descubierto; Maldición, no tengo condón, ¿Y si no accede por no tenerlo?

-No se preocupe por ello, estoy preparada para todos los casos.

Es como si pudiese leer mi mente, pero no sacó ningún condón, así que entendí perfectamente y solo empecé a follarla, sabía bien qué posiciones usar para que ambos tengamos el debido placer, y si no era para que ella lo tuviera, con mi mano la masturbaba; y no fue solo un ''polvo'', fueron seis, no sé si fue resistencia mía o de ella, el punto es que es el mejor sexo que cualquiera me hubiese podido dar. Al acabar, la abracé, la acaricié y mostré demasiado afecto hacia ella, más del que acostumbro hacia cualquier otra mujer.

-Eleonor.

-Shhh, solo disfrutemos el momento.

Su voz sonaba entre dormida y despierta, se volteó y me beso, finalmente se durmió, es hermosa.

Eleonor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora