Capítulo 3. Sólo te amo a ti

6.2K 410 482
                                    

(Foto de arriba hecha por ImMaryDude)

(ALERTA: Puede producir demasiada diabetes)

El último timbre del día sonó indicando el final de la jornada escolar. Todas las clases se empezaron a llenar de ruidos y suspiros de libertad para luego ser abandonadas por los alumnos que salían como si fueran presos escapando de la cárcel. Ese no era el caso del pelimorado. Este se encontraba tranquilamente guardando sus cosas sin prisas, pues no iba a hacer nada interesante después de clases, tan solo irse con su novio a casa. Sí, como los padres de Bonnie trabajan mucho, demasiado diría yo, el chico no quería quedarse solo, y su pareja le dio cobijo mientras tanto, aunque ya iban 4 meses de su "mudanza", porque prácticamente vivían juntos, con la madre del peliazul. Una vez estuvo despejada su mesa y se despidió de sus amigos e integrantes de la banda, salió de la clase para dirigirse a la salida y esperar a su maestro para irse a casa.

- ¿Me esperabas?- una dulce voz resonó suavemente en el oído del pelimorado, causando un ligero sonrojo en sus pálidas mejillas.

- No pensaba ir con alguien que no fueras tú para ir a casa juntos- río el menor en estatura para luego girarse y abrazar por el cuello a aquel chico peliazul que lo volvía loco de amor.

- Eso temía...- soltó con simpleza el de piel morena para rodear a su novio por la cintura y darle un beso tierno y corto en los labios.

- Je, je, je... Vamos a casa, maestro- susurró el pelimorado mientras escondía su cara en el cuello del otro.

- Como quieras, conejito- le respondió el otro mientas le tomaba de la mano y lo llevaba a su casa.

Y así, fueron tranquilamente hacia la casa del mayor. Iban contando qué habían hecho en cada una de las clases, hasta que Bonnie recordó algo.

- Oye, Bon...- el mencionado giró su cabeza hacia su pareja-... antes, en Educación Física... ¿por qué te echaste agua por encima?

- Porque tenía calor, ¿a qué viene la pregunta?- Bon se mostraba confundido ante la actitud de su novio, pues este le miró un poco enojado a los ojos.

- Se te veía todo debajo de la camiseta- Bonnie paró la caminata y se acercó peligrosamente al peliazul-. No te habrá ligado ninguna chica... ¡¿verdad?!

- Jajajajaja- el moreno se mataba de risa, haciendo que el pelimorado lo mirara confundido-. ¿Es en serio? No pensé que fueras tan celoso, conejito.

- ¡¿Cómo no lo esperas si todas la chicas babean por ti?!- Bonnie estaba muy enfadado, y a la vez triste.

- Bonnie...- el peliazul no pudo continuar, pues finos ríos de lágrimas recorrían las mejillas de su novio.

- ¿No sabes... cómo se siente la persona que te ama... cuando te ve con otra persona... y se siente insignificante?- el de piel pálida casi no podía hablar, pues en cualquier momento sentiría que se ahogaría en sus propias lágrimas.

Unos cálidos brazos rodearon el frágil cuerpo del pelimorado, dándole un abrazo que le transmitía protección, y no tardó en corresponderlo, soltando así todas sus lágrimas guardadas. Bon trataba de calmarle, odiaba ver a Bonnie de esa manera. Lo odiaba con toda su alma. El pelimorado se tapó la cara con sus manitas, mientras se apoyaba sobre el pecho del más alto, quien le acariciaba el pelo suavemente.

- Bonnie, no tienes por qué ponerte así- le susurraba el peliazul en su oído-. Sabes que yo te amo con todo mi ser, y que nunca te dejaría por nadie... - le apartó sus lágrimas con sus dedos-. Eres lo más precioso que me ha pasado en mi corta vida. No hay nadie que se pueda comparar contigo. Eres único... Me encanta todo de ti... Tus ojos rojos y brillantes reflejan la inocencia y pureza que tienes, y a veces esa mirada pícara que me pone los pelos de punta, pero que me encantan, como la primera vez que te vi...- le acarició la mejilla izquierda, haciendo que su contrario que estremeciera, mientras se miraban profundamente a los ojos- Tu pelo tiene el mismo tacto que la más delicada seda, como si al tocarlo se fuera a romper, pero aunque sea suave y delicado, también coge fuerza, pues cuando te lo recoges una coleta... te vuelves completamente distinto... eres capaz de hacer todo lo que te propones...- le pasó una mano por su cabeza, sintiendo su tacto- tu piel, que parece como la nieve blanca, fría, recién caída... es la más suave, cálida y frágil que jamás he tocado...- le cogió las manos y le acarició los nudillos, haciendo que ambos se sonrojaran-, y lo mejor de ti es tu sonrisa, que me alegra todas mis penas y que brilla más que miles de diamantes... Te amo, Bonnie... y te lo diré cada día de mi vida si hace falta... porque quiero pasar el resto de mi existencia a tu lado... para hacerte sonreír, para hacerte feliz... Y para protegerte de todo aquel que te haga daño, pues daría mi vida por ti... Te amo más que mi propia vida... y quiero que lo recuerdes para siempre...

Dulce infancia (BonxBonnie) [2° Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora