Día. 18 Año nuevo, disculpas y nuevas-viejas relaciones

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El 2017 acaba de empezar, lo que sucedió antes del 01/01/17 ya quedó en el pasado, atrapado en un año tan fatídico que no merece ser recordado... encerrado en 365 noches de insomnio y sueños sin cumplir. 

Así que muchas cosas que me sucedieron en ese año, hoy ya no importan. Como por ejemplo lo del susodicho que a fin de cuentas fue algo que duró muy poco, pero así es la vida. 

La verdadera sorpresa se dio justamente en vísperas del año nuevo, viajé a Culiacán para pasar el último día del 2016 con mi familia paterna y eso solo significa una cosa: Vería a Jaziel de nuevo... 

Desde el instante en que me dieron la noticia del viaje, mi corazón saltó de nerviosismo. Después de 11 años de no vernos y ser precisamente la última vez que nos vimos "ese fatídico día" era normal que me comiera las uñas de ansiedad. 

Para empezar ya habíamos hablado del "accidente" y yo me había puesto a llorar un mar de lagrimas mientras él se encargaba de decir que lo sentía una y otra y otra y otra vez.  Pero todo esto fue a través de whatsapp. Así que quiera o no, ambos sabíamos que ambos sabíamos lo que había ocurrido (y si, está bien dicho) y ambos nos sentíamos culpables. 

Digamos que yo expresé todo lo que había pasado, desde que entendí lo que había sucedido aquel día, muchos aspectos de mi vida fueron determinados por ese hecho en particular. Y él lo sabía, pero nunca habíamos hablado de ello. Hasta que lo hicimos. 

Ya no podía hacer nada al respecto, ya había soltado la bomba y una lluvia de culpas y disculpas apareció en la pantalla de mi celular. Pero a fin de cuentas eso ya no importaba, todos esas palabras ya no se servían pues era el momento de vernos las caras. 

Con el nerviosismo de todo el mundo bajé temblando del carro, con un movimiento rápido vi que no estaba ahí y mi cuerpo se relajó automáticamente, pero solo por un momento. 

Alrededor de una hora después, casi todos estaban ya presentes a excepción de él y su familia. Me encontraba de espaldas a la puerta hablando con uno de mis tíos, cuando al fondo logro escuchar que alguien dice "Hola tío, como está" me tensé, sabía perfectamente quien había llegado, su padre. 

Giré mi cuerpo para mirar,  y para estrés de mi mente solo era su progenitor, no venia acompañado de su familia, por un segundo me sentí aliviado pero la ansiedad comenzó a apoderarse de mi. 

No mucho tiempo después al levantarme de mi asiento para buscar más comida, lo vi. Justo iba entrando, caí de nuevo en mi silla y fue como si nunca me hubiera levantado. Agaché la cabeza y me concentré en mirar el plato vacío. 

Hasta que sentí una manos en mis hombros muy muy cerca de mi cuello, cerré mis ojos por un segundo, respiré profundo y giré mi cabeza al mismo tiempo que me levantaba de mi asiento y lo abracé para no mirarlo a los ojos. Lo saludé como habría saludado a mi hermano. 

Rápidamente me volví a sentar, él saludo a mi madre al lado de mi y siguió su camino a saludar a los demás. Un par de minutos después tomó asiento en la mesa que estaba al lado de la mía. Solo a un par de sillas de distancia. 

Durante un largo rato sentía sus miradas, profundas y cargadas de tantas palabras gustosas por ser escuchadas, pero me negaba a girar mi cabeza. 

Pero de un momento a otro lo hice y me encontré con su mirada, duró al menos un minuto dijimos tantas cosas sin siquiera hacer un sonido. Fue muy intenso. 

Después de eso no volvimos a tener ningún encuentro, hasta casi media noche, cuando era momento de hacer el conteo final y dar el abrazo de año nuevo. 

Precisamente mientras todos se abrazaban unos a otros, llegó el momento en el que tenía que abrazarme a mi. Se acercó lentamente y yo lo rodee con mis brazos. 

Con su boca cerca de mi oído dijo: "Feliz año, y.... (pausa) perdóname. Yo se que te he hecho mucho daño y de verdad lo lamento". 

"Me has marcado de por vida" pensé pero sus palabras me quitaron el habla y lo único que pude decir fue "No pasa nada, fue hace mucho tiempo ya". Y con esto el abrazo terminó y se alejó rápidamente. 

Y definitivamente fue el mejor momento de todo ese fin de semana. Cerramos ciclos el año pasado, muchos. Y necesitaba escuchar decir a Jaziel que lo sentia, eso fue lo que alivió mi tormento, ese que había tenido desde hace 11 años. 

Sus palabras me reconfortan y me dicen que de verdad ha pensado en lo que hizo, y de alguna manera sabe que él decidió, ese día, el destino de un aspecto de mi vida, uno que es tan importante como todos. Gracias 

Un Día en mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora