Capitulo 3

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Miro desde la puerta la que era "mi habitación" en el Instituto, con tristeza y melancolía. Las cosas habían cambiado de forma radical desde que usé esta habitación.

Aún recuerdo estar ahí tumbada, dolorida y agotada por el ataque del rapiñador, del que me salvó Jonah, cuando me di cuenta que a lo mejor había algo de él que podría ser salvado. Recuerdo a Tessa a mi lado en la cama, preocupada por mi salud, a ella y a Will trayéndome una taza humeante de té...

Miro mi mano derecha, la runa de visión que la adorna ahora, como tinta negra, formando un ojo. Lanzo un suspiro y cierro la puerta de la habitación, caminando por el pasillo de vuelta al salón. Me tiro en el sofá y me recuesto, mirando el techo.

Jonah sigue en la sala de armas, entrenando, pero sigo sin entender porqué. Él es uno de los mejores cazadores de sombras que han existido, aun a pesar de que la "ventaja" de tener sangre de demonio ya no esté de su parte.

Noto como las paredes se me echan encima y decido que voy a salir a tomar el aire. En cuanto salgo por la puerta del Instituto inspiro profundamente y noto olor a lluvia. Miro al cielo y lo veo cubierto de nubes negras. Tormenta de verano.

Resoplo y me siento en las escaleras. Miro al frente y veo como desde la esquina hay un destello dorado. Pelo rubio. Entonces recuerdo a la chica que me miraba desde la otra acera hace un par de días. Salgo corriendo por la verja, sujetando bien la espada serafín que tengo en el cinturón.

Veo a la chica correr delante de mí y como se mete en un callejón. La sigo hasta allí, pero cuando llego, ya no la veo. Ha desaparecido. Pero es imposible, pues el callejón está rodeado de altos muros, no hay vallas, ni nada que se pueda saltar. Me giro en redondo, intentando ver otro destello de pelo rubio, pero no veo nada.

-¡Sal de donde estés!-grito, desenvainando mi espada serafín-. ¿Quién eres? ¿Por qué nos estás siguiendo?

Escucho con atención, pero no oigo nada. Me giro mirando hacia todos lados, pero tampoco veo nada. Entonces, en lo que me parecía una pared, veo un hueco. Una puerta. Camino hacia ella con paso decidido, hasta que noto algo contra mi garganta. Un cuchillo. Me quedo parada al instante.

-Si fuera tú no avanzaba ni un solo paso más-me dice una voz, pero no es femenina. La chica del pelo rubio no está sola.

-¿Quiénes sois?-repito-. ¿Qué queréis?

-Creo que podríamos preguntarte lo mismo-dice él, clavando el cuchillo más fuerte contra mi garganta. Tanto que casi noto como me corta la piel-. ¿Cómo has podido vernos? ¿Por qué llevas runas?

-Creo que podría preguntarte lo mismo-repito sus mismas palabras, imitando su tono de voz, arrogante.

Entonces, él suelta una maldición y me da la vuelta para encararme a él. Y cuando le veo me quedo sin aliento. Es un chico, casi de la misma altura que Jonah, puede que incluso más alto. Su pelo es negro como el azabache y sus ojos son de un azul oscuro. Will. Es lo primero que cruza por mi mente.

Entonces recuerdo que cuando conocí a Will, él también me puso un cuchillo contra la garganta. Noto como las piernas empiezan a flojearme.

Él me mira detenidamente, con el ceño fruncido, mientras que yo le miro con los ojos abiertos de par en par, sin asimilar todavía su gran parecido con Will.

-Si fueses una cazadora de sombras sabría quién eres. Pertenecerías a la Clave. Como no es así, supongo que eres una impostora. Así que voy a repetirte la pregunta: ¿Quién eres?-me dice él, mirándome con el ceño aún más fruncido.

-Soy una cazadora de sombras-digo, despacio-. Bebí de la Copa Mortal. Pensaba que era la única...

-Idiota, ¿cómo ibas a ser la única?-me dice él, casi escupiéndome las palabras-. ¿De dónde has sacado la Copa? ¿Eres tú la que la ha robado?

-¿Qué? ¡Yo no he robado nada!-digo quitando su mano y el cuchillo lejos de mi garganta. Él intenta volver a ponerlo donde estaba, pero golpeo su mano y le arrebato el cuchillo, tirándolo al suelo-. Y puedes creerme cuando digo que hubiese preferido no haber bebido de ella, no supongo un peligro, así que deja de amenazarme.

Él me mira detenidamente de nuevo y veo como los músculos de su mandíbula se aprietan y se relajan, y se aleja un paso de mí.

-Trey, basta. Tiene razón, no supone un peligro para nosotros-oigo una voz femenina a mi espalda y me doy la vuelta. Es la chica de pelo rubio-. Tan solo hace falta mirarla. Con lo delgadita que es no sería capaz ni de coger una espada sin que se le cayese al suelo.

-¿Perdona?-digo casi gritando.

-Barbara, por favor-dice el tal Trey.

-Eso digo yo. ¡Por favor!-agarro el cuchillo que tiré al suelo y se lo devuelvo al chico-. ¿Quién demonios sois y por qué nos estáis siguiendo?

Veo como ambos se miran, al poco rato vuelven su mirada hacia mí y la chica, Barbara, empieza a hablar.

-Somos cazadores de sombras del Instituto de Nueva York. Yo soy Barbara y él es Trace. Hace casi dos años robaron la Copa Mortal y nuestra misión es buscarla.

-¿Instituto de Nueva York? Pero eso es imposible, el Instituto...

-No es el edificio en el que tú y tu... Compañero, estáis-dice el chico.

-Pero... Los cazadores de sombras no existen... El libro... Todos volvieron...-digo y noto como me empieza a doler la cabeza.

-Los cazadores de sombras siempre hemos existido. No sé de qué libro hablas pero...

-Es evidente que está hablando de esos libros de Clare-dice Barbara-. No son más que una tapadera para que los mundanos no nos descubran. Si creen que somos la invención de alguien, nadie nos buscará.

-Pero entonces...

-El Instituto está en la catedral de San Juan el Divino, más arriba del Upper West Side, no en Harlem. Ese se lo inventó la escritora. Es cebo-dice Barbara.

-No entiendo nada...-digo, apoyando la espalda contra la pared y tapándome la cara con las manos.

-Me temo que tenemos que llevaros al Instituto-dice Trace-. Órdenes de la Clave.

Me siguen cuchicheando mientras caminamos al que yo creía que era el Instituto. Jonah no se lo va a creer. Les va a llamar locos. Lo sé. Le conozco. Ni yo misma soy capaz de creerles. ¿Que los cazadores de sombras llevan merodeando por el mundo desde antes de que Jonah y los demás saliesen del libro? Y si es así, ¿cómo es que no les podía ver mientras que a Will y los demás si? La cabeza cada vez me daba más vueltas y me daban ganas de llorar de frustración. Todo esto era demasiado.

Entro por la verja y veo como ellos me siguen, pero se quedan parados en la puerta. Me quedo mirándoles, y al ver que no tienen ninguna intención de entrar, entro sola y subo hasta la sala de armas, donde Jonah está sentado, con un pequeño cuchillo entre los dedos y dándole vueltas. Se gira para mirarme y camina rápidamente hacia mí, tirando el cuchillo por el camino.

-Por el Ángel, Care. ¿Dónde demonios te habías metido?-me dice él cuando llega a mi altura y me agarra por los hombros-. ¿Tienes idea de lo preocupado que estaba?

-Me temo que tenemos cosas más importantes de las que preocuparnos...-le digo. Me mira extrañado y le cuento todo lo sucedido mientras caminamos hacia el exterior.

Cuando salimos, veo a Trace y Barbara sentados en las escaleras, discutiendo en voz baja. Jonah y yo nos miramos y él carraspea, haciendo que ambos se levanten y se den la vuelta. Veo como ambos miran a Jonathan con los ojos abiertos.

-Pero... Tú... ¿No deberías haber vuelto al libro?-dice Barbara. Trace la mira extrañado. Parece que Barbara sí ha leído los libros que cubren su existencia...

-Debería, pero no lo he hecho. Y tampoco es asunto vuestro.

-Eres...-empezó a decir Barbara.

-Jonathan Christopher Morgenstern-dice Jonah, agarrando mi mano con fuerza. Le miro. Tiene el ceño fruncido y mira directamente a Trace, que le mira todavía con los ojos abiertos y a nuestras manos agarradas-. ¿Y quiénes sois vosotros?

-Me llamo Barbara. Barbara Lightwood. Y él es...

-Trace. Trace Morgenstern.

The Chosen One (All The Stories Are True pt 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora