Zayn dio un salto, provocando que la botella de cerveza se cayera al suelo y provocara un estruendo.
-¿Desheredar? –casi gritó, y varias personas voltearon. Me aclaré la garganta en señal de disimulo. -¿Estás seguro de eso? –murmuró, y yo asentí.
-Lo dijo claro y fuerte –mascullé, frotándome las manos sudadas en los pantalones.
-Hombre… -titubeó, frotándose las sienes. - ¿Por qué crees que tu padre te desheredaría por eso?
Suspiré con frustración. –Cosas locas que pasan por su mente. Según él, a la hora de sentar cabeza tienes que hacerlo con alguien igual o mejor que tú, para así poder asegurar a tu familia –dije, recordando las palabras textuales que mi padre me repetía cada vez que nos encontrábamos, desde niño.
-Habrá sido un mal día para él. Ya sabes que siempre está trabajando.
-Créeme que lo decía enserio –le dije.
-No lo haría…
-No lo conoces –lo interrumpí. –Sí que lo haría.
-Podrías presentarle a Lily –propuso, mordisqueándose un padrastro. –Es una buena chica.
-Tú no lo entiendes –respondí, mirando hacia otra parte. Hablar del tema me daba náuseas. –Se imagina que algún día voy a casarme con alguien como Kate Middleton o Megan Fox. O, mejor dicho, con alguien cuya familia tenga tanta pasta que pueda hasta tirar dinero al techo.
-¿Y qué hacen los padres de Lily? –me preguntó.
-Ella no tiene padres –respondí de golpe, e inmediatamente me arrepentí. La expresión esperanzada de Zayn se convirtió en una línea incómoda.
-Bueno… -musitó. -¿Y qué tal si…?
-La solución no está en mi padre, Zayn –le dije con brusquedad, interrumpiéndolo, y suspiré. –El problema soy yo. No tengo idea de qué voy a hacer ahora.
-¿No vas a ir a por ella?
-Quiero hacerlo –enfaticé -. Pero estoy entre enemistarme con mi padre e ir a por Lily… -murmuré, y me humedecí los labios. –Se suponía que le daría una sorpresa.
Zayn guardó silencio, y por un momento creí que no tenía nada que decir. Y, de todos modos, aunque fuera mi mejor amigo, ¿qué se supone que iba a decirme? Sus padres eran muy amigos de los míos, como toda la gente que conocía, y quizá por eso éramos amigos en primer lugar: porque a nuestros padres les convenía.
Una de las cosas que sufres cuando estás en esta posición, es poder hacer lo que se te dé la gana, pero al mismo tiempo ser controlado por tus padres como una marioneta, aún cuando ya has cumplido los veintiuno. Y es eso, o perderlo todo para siempre.
-¿No te preguntas a veces por qué somos amigos, Zayn? –le pregunté de repente, rompiendo el silencio, y lo miré. Su rostro era completamente neutro, pero una sonrisita curvó sus labios.
-¿…Porque soy el que te salva el culo cada vez que metes la pata? –sonrió.
-A veces pienso que terminaremos igual que nuestros padres –le dije, y él se inclinó hacia adelante igual que yo, apoyando sus brazos en sus muslos.
-Eso es una pesadilla –respondió, borrando la sonrisa, pero mantuvo el buen humor. –Por eso es que siempre iniciamos la juerga primero. Para disfrutarlo mientras podamos –me dijo, y asentí, apretando los labios y sonriendo. Sabía que mi padre se estaba comportando como un tirano y que el único camino correcto era el que me conducía a Lily, pero, diablos, era mi padre.
