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Me encontraba fuera de la puerta de vidrio observando como Fran estaba siendo atendida por sus padres y algunos familiares. Había despertado hace un par de horas y yo lo único que quería era hablarle. Tenía la sensación de que le debía una explicación.
—Deberías entrar.
Clara y Rodrigo me animaban con la mirada. Era increíble como dos personas tan distintas podían entenderse tan bien.
—¿Y así interrumpir ese momento familiar para que me odien más aún?
—Dudo mucho que conozcan tu existencia y si es así estoy seguro que Fran te protegerá.
No le había contado a Rodrigo que las notas no estaban dirigidas precisamente a mi, sabía que lo encontraría una locura, en cambio Clara se mostró dispuesta a entenderme.
—Además mira a Fran, está claro que tanta atención la agobia.
Era cierto, Fran tenía un sonrisa forzada en su cara.
Era extraño, nunca había visto a esa chica en la escuela. No era raro, ya que no me dedicaba a prestarle atención a las personas que no fueran Clara, Rodrigo y algunos profesores.
Fran tenía una piel morena, un cabello castaño claro que en estos momentos se encontraba desordenado y unos ojos cafés que parecían desesperadamente tratando de dar a entender que quería estar sola.
—Esta bien, voy a entrar pero si me golpean es su culpa.
Antes de escuchar sus respuestas entré a la habitación. Todos me miraron confundidos y un silencio incomodo se hizo presente. Fran estaba roja de vergüenza y parecía querer esconderse entre las sabanas.

—Permiso, me preguntaba si podía hablar con Fran en privado

Me esperaba una fuerte oposición por parte de toda la familia pero en su lugar la mujer rubia que había visto hace un par de días durmiendo junto a Fran comenzó a dirigir a la gente hacia la puerta.

—Ya escucharon, este chico quiere hablar a solas con mi hija. Todos fuera.
Escuché como más de una señora mayor decía "Pero que chico más guapo" provocando que tanto yo como Fran nos sonrojáramos.

Cuándo finalmente todos salieron de la habitación me acerqué cuidadosamente hacia Fran.

— ¿Te sientes mejor?

— Si, ahora al menos puedo ver lo que sucede a mi alrededor.

Su voz era suave y parecía nerviosa.

— Me dijeron que me venías ver cuando te paso tu accidente.

— Eh, si. Te debía entregar unas cosas. Pero se me perdieron en el accidente.

¿Debía decirle que ya sabía que eran las notas y que ya las había analizado más de una vez?

— No se perdieron

Me miró confundida.

— Yo las tomé y leí. Lo siento es que leí mi nombre y pensé que eran para mi. Me equivoqué.

La cara de Fran mostraba una mezcla de emociones que no podía descifrar.

— No sé que decirte.

La miré y me preparé para revelarme ante alguien que no era Clara o Rodrigo.

— No quiero que digas nada, solo quiero que me escuches. Por favor.

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SE ACERCA EL FINAAAAAL

Sebastian TurnerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora