Capitulo IV

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     7:30 a.m. tomo una ducha y ordeno el bolso para el entrenamiento, soy de aquellos que por más que tenga miles de cosas al otro día prefiere irse a dormir y al otro día hacerlas, por lo mismo voy siempre atrasado. Tomando desayuno me llama Sam.

     -Jack, te paso a recoger, 8:30 a.m. paso por ti.

     -Está bien, allá nos vemos, lleva hambre de gol.

     Saco de una caja vieja mis zapatos, ya llevaba años sin usarlos, me entró un nerviosismo, me dolía el estómago, empezó esa ansiedad, pero tenía confianza que podría hacerlo bien. Sam pasa a recogerme y vamos camino al estadio.

     -Oye Jack, ¿por qué te molestaste tanto cuando Steve llegó con esa chica anoche? -Sam me miró con mucha intriga.

     -Ella es mi amiga desde toda la vida, yo era de España, se vino a Paris hace no mucho y ella siempre me llamó la atención, pero nunca dije nada. Esta vez estaba dispuesto a hacérselo saber, pero pasó algo entre ellos dos...

     -¿Y qué mierda haces mirándolos? -me interrumpió- si te gusta y la quieres sale a luchar por ella, no ganas nada solo enfadándote y tirando todo a la basura. Ella te buscó por lo que me contabas, una mujer no deja su orgullo por cualquiera amigo.

     -Mejor hablemos esto otro día con unas cervezas amigo, concentrémonos ahora -subí el volumen de la radio y se escuchó Sugar de Maroon 5.

    Una vez en el estadio se veía bastante gente, la familia acompañando a quiénes probarían suerte. Un recuerdo entró en mi, la voz de mi hermano antes de cada partido, diciendo que me cuide y que haga un gol para él, me brillaron los ojos, lo imaginé a mi lado, tomando mi mano para entrar al estadio y acompañándome al camarín.

     -¡Thompson! -gritó el entrenador- tu turno muchacho, veamos de qué estás hecho.

     El entrenador nos separó por posiciones, los centro campistas estaban en un costado, pasaban de a uno, creando juego, mostrando la habilidad que destaca en esa posición, los delanteros -Sam junto a ellos- se ponían de a dos en el área, esperando el momento para anotar, con ese olfato de gol que pocos tienen y que es tan necesario en dicho puesto, marcándolos teníamos a los defensas, de esos que no le temen tirarse al piso para robarte la pelota, no les interesa meter pierna, codo o cara. Mi momento llega, por costumbre miro la galería y los imagino ahí, mi mamá con su clásico bolso y mi padre sosteniendo a Manuel en sus hombros, apoyándome, como siempre lo hicieron y lo siguen haciendo. Me pasan el balón y un defensa viene a toda velocidad, con el único objetivo de tumbarme, Sam se muestra en una orilla y se la paso, encara al lateral como si nada, para ser alto era muy rápido, me muestro en el borde del área y me da un pase, el central en dos segundos está en mis espaldas, giro la cadera hacia un lado y salgo por el otro, el central cae al piso, me achica el segundo defensa y un caño le quita toda la confianza del rostro, se escucha caer el ¡ole! de la tribuna, Sam se muestra un costado y se la lanzo, controla y con una sutileza pasa el balón por encima del guardametas y anota el gol, nos dimos un saludo y celebramos, apunto al cielo y doy las gracias, mis dos ángeles siguen cuidándome dentro de la cancha.

     Una vez en el camarín Sam me felicita.

     -¿Por qué nunca me dijiste que eras tan bueno? esa falsa modestia estaba de más -nunca suelo inflar mucho mis virtudes, Ashley siempre me sermoneaba por lo mismo y decía que era demasiado humilde, más de lo debido.

     -No es para tanto, tú en cambio eres muy buen delantero, de hecho nunca vi a alguien tan rápido y alto a la vez. Creo que podremos lograrlo.

     El entrenador entra en el camarín y trae una lista.

     -Bueno muchachitas, hemos terminado la lista, están ordenados según su rendimiento, daremos los nombres y posición, los que estén en dicha lista comenzarán a entrenar la siguiente semana con el equipo de la selección.

     Dejó la hoja en la mesa y todos corrieron a verla, Sam y yo nos quedamos mirando y esperamos. Hubo un silencio y un chico volteó a verme, con Sam nos miramos y fuimos a ver la lista, ambos liderábamos en cada posición.

     -Lo logramos amigo -Sam me miro y nos dimos un saludo improvisado.

     -Ahora debemos ir con todo -sonreí y salimos.
     Cuando estábamos llegando al auto de Sam llega una chica corriendo y lo abraza por la espalda.

     -¿Cómo le fue al mejor del mundo? -dijo ella besando a Sam.

     -Excelente amor, quedamos... Por cierto, él es Jack -me apuntó y saludé a la chica.

     -Hola, me llamo Adrienne y soy quien soporta todos los días a este muchachito -apuntó a Sam con cara coqueta.

     -Soy Jack, amigo de Sam, un gusto -sonreí y subimos al auto.

     -Y bueno Jack, ¿eres nuevo aquí? -dijo Adrienne girando la vista al asiento trasero.

    -No, llevo unos cuantos años acá, era de España...

     -Jack estudia arquitectura, va en el tercer año ya -agregó Sam.

     -Vaya, veo que eres colega de mi novio, nos llevaremos bien entonces -me dio un saludo y siguió conversando con Sam.

     Llego a casa y me recuesto a pensar, en mi cabeza corrían emociones de un lugar a otro, si bien estaba feliz por entrar a la selección, me sentía afligido por Ashley y demasiado curioso por el plan de Steve. Saqué un libro y lo abrí en una página al azar, necesitaba distraerme.

     A la mañana siguiente veo a Ashley en la entrada de la universidad con Steve, ella me ve y abre unos ojos enormes, Steve se gira a verme y agacha la cabeza, solo giré la vista y continué con mi camino. Camino al salón se ve el grupo de la selección en las escaleras, ellos eran algo así como super estrellas aquí, creo que por eso siempre hay tanta gente intentando entrar, el líder de aquella selección es Bratt, el capitán del equipo y el chico más respetado de toda la universidad, era central, y bien lo demostraba su físico, medía casi dos metros y era de contextura gruesa, definitivamente era un tipo que intimidaba, a su derecha se encontraba Jackson, el 10 del equipo, uno de los tipos más despreciables que conozco, era un egocéntrico, le gustaba jugarle bromas a los de primer año, era un completo bravucón. En mi descanso para almorzar veo a Sam en la cafetería, estaba junto a Adrienne y Sofia -¿Que mierda hacía Sofia ahí?- Sam me llamó para comer con ellos.

     -Que hay Jack, ¿que me cuentas? -nos dimos un apretón y saludé a las chicas-

     -Nada viejo, un poco aburrido de tantos trabajos, hace falta algo para distraerse -miré a Sam y levanté las cejas, como esperando una propuesta.

     -Recuerda que hoy tenemos entrenamiento, si quieres a la noche podemos salir y beber algo, ¿les parece chicas? -Sam miró a Adrienne y Sofia.

     -No creo que sea buena idea, quizás Adrienne y Sofia se sientan incómodas -dije, haciendo un papel de respetuoso.

     -No me digas así Jack, solo dime Adri -sonrió y levantó la mano- Yo me apunto, ¿que me dices tú Sofia?

     -Vamos, también necesito distraerme un poco -miro al suelo e hizo una mueca.

     -Mierda Sofia, deja de pensar en ese imbécil -soltó Adri enfurecida, definitivamente salir con Sofia me ayudará para descifrar el plan de Steve.

Hermoso sería arriesgarse y que todo salga bien.Where stories live. Discover now