El sol se levantó sobre el bosque rodeando la pequeña ciudad de Storybrooke, acariciando con su luz las hojas de los árboles. Una dulce brisa matinal removía las ramas despertando poco a poco la vida animal que allí anidaba. Poco a poco el canto de los pájaros se unía al murmullo del viento que llenaba el aire de una melodía embriagadora.
Un nuevo día comenzaba.
Era como si la paz reinara sobre ese paisaje, a lo lejos la mar y el horizonte se ofrecía a la vista. El viento levantaba suaves olas que venían a morir a la orilla. La fina arena, humedecida por la marea, se pegaba a las suelas que se hundían en ella.
Todo olía mar, a naturaleza, a paz.
Pero, ¿por cuánto tiempo?
Pronto sería el turno de que la ciudad se despertase, las ventanas van a sonar contra el frío aire de la mañana, los periódicos aterrizarán sobre el césped húmedo debido al riego automático. Los ojos van a abrirse, los labios bailarán un movimiento conocido de saludo, el café a correr al igual que el agua de las duchas.
Pronto el sonido armonioso de la vida animal será ocultado por los feos sonidos de la vida humana. Y así el día seguirá su curso habitual. Un ciclo sin fin el de la vida.
Pero en ese día ese ciclo se verá perturbado, porque entre el remolino de las olas, el caso de un barco hendía las aguas, invisible al ojo humano tanto como al de los animales.
Sin embargo, cuando ese barco llegó al puerto de Storybrooke, aunque la vida humana continuó, la vida animal retuvo su aliento porque incluso sin verlo, presentía el peligro.
El mal en estado puro había franqueado los límites de la ciudad. Pronto ese paisaje magnifico no será sino desolación.
Hay está una bruja.
Una madre.
Una reina.
La Reina de Corazones.
Se dice que un lazo único y poderoso une a una madre con su hijo. Que gracias a ese lazo la madre sabe cuándo su hijo está en peligro o muerto. Pero, ¿acaso siente una madre ese peso en el estómago, ese quiebro en el corazón, esa angustia inexplicable cuando el daño que amenaza a su hijo es ella misma?
Y si es así y ella ignora eso dejando que su hijo sufra, ¿se puede decir que la madre tiene aún su corazón?
Una cosa era cierta, Cora ya no tenía su corazón y nada la pararía en su camino hacia el poder, incluso si el precio a pagar era carne de su carne.
Incluso si eso significara destruir a su propio hija.
Matar a Regina.
Ya era tarde cuando acabaron finalmente por acostarse, algunos rayos de sol presentes a través de las cortinas de la habitación de Emma.
Después del choque inicial, los padres de la rubia habían corrido hacia su hija para encerrarla en un gran abrazo, mientras Henry aún mantenía entre sus brazos a Regina. Una vez que Snow y Charming se habían dignado a soltarla, un silencio incómodo se había instalado.
Años de lucha no iban a ser borrados en algunos segundos, sin embargo decidieron hacer un esfuerzo.
Pasaron las siguientes horas contando todo lo que les había sucedido en el Bosque Encantado bajo pedido de Henry, dejando de lado el tema de la pareja recién formada y los intensos encuentros amorosos. De común acuerdo, decidieron hablar de eso a Henry al día siguiente, cuando todos estuvieran descansados. Sin embargo, Snow no era tonta y se dio cuenta de un acercamiento entre las dos mujeres sentadas, una al lado de la otra, en el sofá, sus muslos rozándose y a veces intercambiando una profunda mirada, pero decidió no preguntarles. Su hija se lo contaría cuando se sintiera preparada.
Finalmente, alrededor de las cinco de la mañana, bostezando de cansancio se fueron a la cama. Bajo la mirada interrogadora de Mary Margaret, Emma invitó a Regina a compartir su habitación mientras que Henry dormiría en el sofá.
Ella se despertó de un sobresalto, el cuerpo cubierto de sudor y presa de escalofríos. No se acordaba de haber tenido una pesadilla, pero el terror reinaba en su interior. No podía apartar ese sentimiento de que algo malo iba a pasar. Lo sabía, lo sentía en lo más profundo de su ser.
No podía explicarlo, pero sabía que ahí, en los brazos de Emma ya no estaba segura como lo creía. Pronto tendría que luchar por lo que quería. Iba a tener que luchar por su familia, su hijo, su Amor Verdadero. Por su final feliz.
«¡Emma!»
«Gina, es muy temprano...»
«¡Emma, despiértate!»
La rubia pudo discernir claramente el tono de Regina, lo que tuvo por efecto que se despertara completamente.
«Gina, ¿qué ocurre?
Su pulgar acarició la mejilla de la morena con un gesto tierno y reconfortante para intentar tranquilizarla lo mejor posible.
«No lo sé, Emma, pero siento que algo terrible va a pasar»
No pudo reprimir un sollozo y Emma se dio prisa para estrecharla en sus brazos.
«Chut, todo va ir bien, Gina, te lo prometo»
En ese momento una gran detonación se escuchó a lo lejos haciendo sobresaltar a las dos mujeres aún pegadas una a la otra. Precipitadamente se dirigieron al piso de abajo, a la ventana que daba a la calle principal, siendo seguidas por Henry y los padres de Emma.
Bajo sus ojos espantados, vieron cómo la torre del reloj, sobre la biblioteca, se desplomaba en mitad de la calle, aplastando casi a un coche que se vio obligado a hacer una maniobra para evitarla.
«¿Qué ocurre? ¿Quién ha podido hacer eso mamá?»
Regina estaba de pie, la espalda recta, el menor de sus músculos en tensión, la mirada aún puesta en el lugar en el que hacía pocos segundos se erigía el reloj.
«¿Gina?»
«Es ella...»
«¿Quién, Gina?»
«Ella está aquí...»
Emma forzó a Regina a apartarse de la ventana y mirarla.
«Regina, ¿de quién hablas? ¿Quién está aquí?»
«Co...Cora...mi madre está aquí...»
Lo último que vio Regina fue la mirada preocupada de Emma y de su hijo antes de verse rodeada por la oscuridad, su cuerpo entumecido por el miedo.
Una vez más debía luchar contra su madre.
Aquella a la que se lo dio todo.
Aquella que más la hizo sufrir.
Aquella a la que, a pesar de todo, Regina aún amaba.
En ese momento, quiso volver unas horas atrás, a los brazos de Emma, cuando todo era sencillo, cuando se sentía segura, feliz y amada.
El inconsciente la atrapó y en ese momento un solo pensamiento en la nada total.
Solo quiero ganar...por una vez.
Se avecina un capítulo duro, el que avisa no es traidor. Preparad los pañuelos, y odiaremos a Cora más que nunca, en este fic es aún peor que en la serie.
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La luz y la oscuridad
FanfictionSe trata de la traducción del fic francés L'ombre et la lumière de Kyriam Anam. Ellas no comprenden los que les sucede, esos sentimientos confusos que sienten en presencia de la otra. Todo lo que saben es que cuando una se sacrifica y se ve arrastr...