En casa

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«¿Estás segura de que va a funcionar? Quiero decir, ¿nos va a llevar de verdad a Storybrooke? No es que me moleste viajar, pero me gustaría volver a casa.

A casa, las palabras sonaron extrañas para la rubia viniendo de su propia boca.

Nunca tuvo una verdadera casa en toda su vida, pasó su infancia de familia de acogida en familia de acogida y nunca permaneció el suficiente tiempo en una ciudad después de haber huido de la última. Con Neal cambiaba frecuentemente de sitio para no ser pillados por los robos. Y esa necesidad incesante de partir, de dejar todo no hizo sino empeorar después de la traición de Neal y la prisión. Nunca sintiéndose en su sitio, huyendo de los problemas y quizás de sí misma.

Boston era la ciudad donde más tiempo se había quedado antes de que Henry fuera a buscarla. Su trabajo de cazarrecompensas tenía al menos la ventaja de hacerla viajar, de no permanecer por mucho tiempo en el mismo lugar y también un buen salario.

Pero después de años recorriendo las carreteras y de soledad, era feliz de haber encontrado finalmente su lugar. De haber encontrado su familia, sus padres a los que buscó por tanto tiempo, su hijo al que pensaba no volver a ver y sobre todo, su Verdadero Amor.

Por primera vez en su vida tenía un puerto de amarre, un lugar y gente junto a la que volver.

«Normalmente sí, Em»

«¿Normalmente sí? ¡Te burlas de mí, podríamos aterrizar en cualquier sitio!» gimió la rubia.

«Y bueno, excúsame si no estoy segura al cien por cien, pero solo utilicé este espejo una vez y fue para enviar a mi madre al País de las Maravillas»

El tono frío de Regina provocó escalofríos en Emma y se dio cuenta de la dureza de sus palabras.

«Escucha Regina, lo siento, es solo que...que estoy cansada de toda esta mierda. Solo quiero que por fin regresemos a casa y que podamos vivir tranquilas con Henry lejos de todas esta pesadez de los cuentos de hadas»

«Lo sé, Emma, yo también»

La morena cogió la mano de la rubia entre las suyas apretándoselas ligeramente antes de sonreírle en un gesto que quería que fuese tranquilizador.

«Y vigile su lengua Miss Swan» le dijo provocando una sonrisa a la rubia

Después de haber enfrentado a Cora y reducir a cenizas el armario que debía ser la llave de su regreso, Regina había perdido toda esperanza.

Sin embargo, al día siguiente de su noche llena de ternura y de pasión, había decidido no bajar los brazos y durante todo el día había estado pensando en un plan para salir de ahí.

Finalmente se acordó de ese espejo y sabía que solo había un lugar posible donde pudiera estar, el castillo de Rumpelstilskin. Después de haber hablado con Emma, se habían transportado delante del castillo del Señor Oscuro. El lugar desierto e inhabitado desde hacía 28 años tenía un aspecto sombrío y algunos muros comenzaban a resquebrajarse.

Después de una hora de intensa búsqueda encontraron lo que estaban buscando.

«Deberás hacer exactamente lo que te diga si quieres que todo salga bien, ¿entendido?»

La rubia asintió dócilmente con la cabeza y escuchó las instrucciones de su compañera.

«En ninguna circunstancia debes soltar mi mano, no podemos separarnos. Vas a cerrar tus ojos y pensar muy fuerte en Storybrooke, no te desconcentres o las consecuencias podrían ser terribles»

La luz y la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora