EPISODIO 1

543 8 0
                                    

... A lo lejos podía ver un reflejo de luz; y lo siguiente que supe es que estaba distinguiendo la inconfundible figura de un lustroso humanoide que corría hacia mí. Tras él, otros tres trataban de alcanzarme. Se veían perfectos: cubiertos por un sublime color blanco. La falta de facciones en el lugar en el que debería estar su rostro les daba una apariencia aún más portentosa. He convivido con humanoides toda mi vida, y, sin embargo, jamás dejan de asombrarme. Perfección creada por seres imperfectos.

Sonreí. Me encontraba a salvo, lo sabía.

Los cuatro humanoides saltaron frente a mí y presionaron un botón en su muñeca. De sus manos se proyectó una luz roja que se extendió hasta crear una barrera.                                                   Crearon un gigantesco escudo para protegerme a mí y a las casas que se encontraban en el área.

La bestia colisionó contra la barrera. Su cabeza empujaba rudamente, tratando de abrirse camino, pero los humanoides no parecían inmutarse en lo más mínimo.

Mi corazón palpitaba rápidamente, mientras mis ojos pasaban de la bestia hacia los humanoides y de vuelta a la bestia. Era demasiado inusual poder presenciar de manera directa algo como esto. 

El animal se hizo un poco hacia atrás antes de intentarlo de nuevo.

¡CRASH!                                                                                                                                                                                 

La cabeza de la bestia arremetió contra la barrera.                                                                                         

¡CRASH!                                                                                                                                                                                  

La bestia trató de empujar de nuevo.                                                                                                                       

¡CRASH! 

El animal simplemente no lograba abrirse camino. Comenzó a jadear mientras sus intentos por pasar se volvían  cada vez más y más débiles. Finalmente, con un alarido, el animal se retiró lentamente. Mi respiración se estabilizó. Los humanoides nuevamente habían cumplido con su trabajo a la perfección.

Mis hombros se destensaron y enseguida volteé a ver la pequeña pantalla holográfica que estaba en mi antebrazo para asegurarme de que se hubieran registrado los datos de la bestia con la que me acababa de encontrar.

Era una criatura gigantesca. Su aspecto era hasta cierto punto comparable con el de un oso, como los que antes solían existir en la Tierra. Sin embargo, su tamaño era mil veces mayor. 

Teníamos ya registrado en la base de datos un espécimen similar al que me acababa de encontrar; no obstante, al parecer había ocurrido una mutación recientemente y se había creado una raza nueva. Y, por supuesto, me enviaron a mí a arriesgar mi vida y a tomar los datos del nuevo animal. Siempre me daban las misiones más complejas, pero yo hasta cierto punto las disfrutaba. Aunque esta vez no.

Debía realizar un proyecto, en el cual tendría que viajar. Hoy tendría que haber pasado el día con los preparativos para irme por la noche, de no ser por este otro trabajo que me asignaron sin previo aviso.

—Gracias, buen trabajo —asentí, hablándoles a los humanoides.

Ellos simplemente se quedaron quietos en su lugar, sin poder comprender lo que les estaba diciendo. No podían entenderme, y yo lo sabía. Los humanoides, que eran diseñados para ser guardianes, tenían un cerebro artificial muy limitado y carente de razonamiento propio. Pero realmente no me importaba, me gustaba pensar que sí me entendían. No estaba muy seguro de por qué.

Giré y seguí caminando  con ellos tras de mí. Todo el camino se oyó el ruido de mis botas sobre el pasto y el de las articulaciones de los humanoides, que se movían con pasos perfectamente  sincronizados.

Continuamos así por varios minutos, hasta encontrar mi casa, justo arriba de uno de los árboles más altos en esta zona, más alto que los árboles donde se encontraban las otras casas de por aquí.

A partir de este punto, ellos ya no estaban autorizados para seguirme.

Me acerqué al cilindro de color blanco donde se encontraba un escáner circular.

—Identifíquese  —dijo una voz robótica cuando me encontraba justo frente al escáner.

—Ciudadano Y017713937 —respondí.

Una luz salió para escanear mi rostro y asegurarse de que esa fuera en verdad mi identidad.

—Derecho de acceso confirmado. Bienvenido, Siete —dijo la voz, y el cilindro se abrió, permitiéndome entrar al ascensor. Me paré sobre la plataforma que brillaba con un intenso color azul, y el cilindro se cerró, al tiempo que la plataforma comenzaba a subir. Su luz era la única fuente de iluminación del ascensor.

Finalmente llegué a mi hogar. La plataforma se elevó, dejándome justo en la sala.   


    


ZELIC LA NUEVA TIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora